Desorientados - y este es gobierno CEO o solo son unos tranfugas que saben como robar...
La tasa de inflación mortifica al Gobierno, El Banco Central subió la tasa de interés concretando así el quinto cambio de rumbo de esa variable clave en apenas 16 meses, alimentando una muy costosa bicicleta financiera. Y la inflación no baja.
Desorientados
El Ministerio sin Producción conducido por Francisco Cabrera eliminó el Plan Ahora 12 para reemplazarlo por el fiasco del Plan Precios Transparentes cuyo resultado fue una caída del consumo. El secretario de Hacienda con cargo de ministro, Nicolás Dujovne, anunció que la inflación estaba descendiendo y que existía un programa de reducción del déficit fiscal. Los primeros datos que se conocieron posteriores a esa declaración fueron la suba de la tasa de inflación y el aumento del desequilibrio de las cuentas públicas. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se presentó con el objetivo de dejar atrás la supuesta crisis energética y en lo que va de su gestión se derrumbó la producción de petróleo y la de gas se mantuvo por inversiones realizadas en el anterior gobierno. El de Finanzas a cargo de Luis Caputo, en su momento en la categoría de Secretaría, capituló a los pies de los fondos buitre con la promesa de una baja sustancial de la tasa de interés a pagar en la nueva deuda, objetivo que no consiguió como lo muestra la última emisión en dólares con una leva reducción de la tasa a 5,75 por ciento anual a un plazo de 8 años y a 7,62 por ciento con un bono que vencerá en 2037. Tasas que siguen estando por encima de las que obtienen la mayoría de los países latinoamericanos. El Banco Central bajo el mando de Federico Sturzenegger planteó como su principal meta reducir la tasa de inflación utilizando la tasa de interés, estrategia que no ha entregado ninguna satisfacción al gobierno y sí al mundo de las finanzas que está ganando mucho dinero en forma muy fácil. El recorrido por cada uno de los espacios de decisión de la política económica ofrece un cuadro inquietante. La administración de la economía está a la deriva, sin coordinación y sin el mínimo orden para el manejo de un área muy sensible.
Subir la tasa de interés una semana después de que el gobierno pusiera a funcionar todos los canales de su red de propaganda para fomentar los créditos hipotecarios a 30 años es una muestra más de ese descontrol. La ausencia de una conducción económica centralizada tiene otro factor desestabilizador: el incremento de las peleas entre funcionarios. La troika de coordinación del gobierno (Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui) dice que busca armonizar el funcionamiento del gabinete pero evidentemente no lo logra. Quintana y Lopetegui se deshicieron de Alfonso Prat Gay, Isela Costantini y Carlos Melconian pero las internas siguen siendo furiosas, y no sólo en el área económica. Una de varias quedó expuesta en el Ministerio de Energía, con la renuncia de José Luis Sureda, número dos del CEO-ministro Aranguren, acusando a su ex jefe de “autoritario” y cuestionado su estrategia energética. Otra pelea de la última semana fue el fuerte cuestionamiento de varios funcionarios a la decisión del Banco Central de elevar la tasa de interés.
La principal apuesta económica del gobierno es generar expectativas positivas, a veces forzando la interpretación de los datos y otras directamente alterando las cifras. Por ahora sólo recibe discursos de apoyos del establishment local e internacional en sus viajes al exterior y en encuentros empresarios al estilo Davosito. Esas palabras que entusiasman al presidente no se traducen en inversiones privadas importantes para que esa variable se convierta en el motor del crecimiento económico, como aspira la Alianza contra el choripán. Los empresarios saben diferenciar entre ser liberal y pro mercado, características que comparten con el actual gobierno, y pecar de ingenuos con el capital propio. Las señales contradictorias en la política económica y, en especial, la existencia de una gestión fragmentada que acumula improvisaciones y frustraciones no los incentivan a pasar del respaldo verbal al desembolso de millones de dólares en proyectos productivos, excepto en el campo y en energía.
Bicicleta
El Banco Central es uno de los casos más emblemáticos de la desorientación de la administración económica del gobierno. El mundo de la ortodoxia observaba críticamente la administración heterodoxa del BC durante el segundo gobierno de CFK apuntando a la carencia de profesionalismo y de capacidad de sus máximas autoridades para ejercer ese cargo. No era así. Era una presión política para recuperar espacios de poder perdidos por la ortodoxia y hoy queda demostrado en el silencio -con escasas excepciones- ante el descalabro monetario y financiero que está generando la gestión Sturzenegger. El aspecto perturbador en la actual coyuntura económica es que el presidente Macri privilegia a Sturzenegger entre los integrantes de la fragmentada área de gestión de la economía.
El endeudamiento del Banco Central es explosivo, el balance de la entidad es delicado, la desregulación total del mercado cambiario deja la economía a merced del capital especulativo y el manejo de la tasa de interés es un espanto. Sturzenegger subió y bajó la tasa varias veces en apenas 16 meses de gestión. Esa política errática sólo refleja una conducción de improvisados y muy lejos de lo que el mercado denomina “profesionales”. Hace un mes redujo los encajes bancarios (el dinero que las entidades deben mantener inmovilizado), que implicó una expansión monetaria (aumento de la liquidez), y ahora elevó la tasa de interés, que es una medida de contracción monetaria (disminución de la liquidez). Estas medidas son opuestas. Para algunos observadores de la política del BCRA esto es incompetencia de Sturzenegger y equipo, aunque para otros son ofrendas de rentables negocios a la banca.
Un Banco Central administrado con mínimos criterios de prudencia no altera el rumbo de la tasa de interés en cinco oportunidades en tan breve período. La secuencia de los movimientos de la tasa de interés fijada por el BC en la colocación de deuda con las Lebac es impactante:
El 15 de diciembre de 2015 la subió de 29 a 38 por ciento anual.
El 22 de diciembre de 2015 empezó una reducción gradual. Ese día la fijó en 36 por ciento y después siguió bajándola hasta el 31,1 por ciento el 23 de febrero de 2016.
El 1° de marzo de 2016 volvió a subirla a 37 por ciento y el 8 de marzo la colocó en 38 por ciento, nivel que mantuvo hasta el 26 de abril.
El 3 de mayo comenzó a bajarla de nuevo. Ese día la marcó en 37,5 por ciento y siguió reduciéndola hasta 24,75 por ciento el 29 de noviembre, rendimiento que se mantuvo hasta el 10 de abril pasado.
El 11 de abril anunció una nueva suba de la tasa al definirla en 26,25 por ciento anual.
Fracaso
El objetivo principal manifestado por el titular del BC, Federico Sturzenegger, es la reducción de la tasa de inflación utilizando exclusivamente la tasa de interés. No lo ha conseguido. En 2016, el aumento de precios promedio fue de 41 por ciento, duplicando el del último año del anterior gobierno y siendo el más elevado desde 2002. En el primer trimestre, el Indec de Macri anotó una inflación acumulada de 6,3 por ciento y el IPC de la Ciudad, 7,1 (a propósito, otros índices privados o vinculados a sindicatos deberían evaluar la metodología de elaboración de sus indicadores de precios porque se ubican por debajo de los oficiales, y en el caso de los trabajadores debilita su posición en la negociación paritaria). Pese al evidente fracaso en disminuir la tasa de inflación, Sturzenegger defendió la última suba de la tasa desafiando a sus críticos con un tuit desde su cuenta personal: “Es sorprendente la cantidad de defensores que tiene la inflación en nuestro país…”, escribió. El presidente del Banco Central muestra así signos de no entender que quienes lo cuestionan no festejan la inflación, sino que advierten que su política no ha servido para disminuirla.
Es evidente que la política monetaria no ha tenido efecto para alterar el actual ciclo inflacionario. Pese a ello, el Banco Central insiste con su estrategia. La tasa de interés no baja la inflación; sólo provoca más recesión y ganancias especulativas fabulosas con la bicicleta dólar-pesos-dólar. El BC está tirando municiones a un objetivo que reconoce otras fuentes principales de tensión. No es indiferente en cambio para la producción ni para la especulación. Castiga fuerte a lo primero porque es conveniente desplazar la actividad de producir hacia la especulación financiera, que pasa a desarrollarse en el mejor lugar del mundo.
Como explica el último informe de coyuntura de Miguel Bein, con la suba de la tasa de interés el Banco Central no distingue inflación de demanda (salarios) de inflación de costos (tarifas) y convierte a la Argentina en el campeón mundial del carry trade “en un contexto donde el ingreso de capitales de corto plazo (blanqueo, deuda en dólares para financiar brecha fiscal en pesos nacional y provincial y, ahora, los dólares de la cosecha) y un BCRA que sólo compra una parte del excedente de dólares por sobre la enorme formación de activos externos y demanda por turismo, brindan una especie de seguro de cambio implícito por los próximos dos meses”.
Los bancos han acumulado una ganancia especulativa extraordinaria con la bicicleta que ofrece el BC. Sumaron de 80 a 85 mil millones de pesos entre febrero 2016 y el mismo mes de este año por los intereses cobrados con las Lebac. Fue uno de los negocios más rentables de la banca ofrecido en bandeja por Sturzenegger. La rentabilidad en dólares fue la más elevada del mundo en ese período teniendo en cuenta que en los últimos doce meses el tipo de cambio se mantuvo estable entre 15,50 y 16,00 pesos.
La política monetaria con tasas de interés elevadas no consigue los resultados que postula el Banco Central pero sí va acumulando deudas con las Lebac en forma vertiginosa, debilitando el patrimonio de la entidad. Al 31 de marzo las Lebac sumaban 709 mil millones de pesos, de las cuales 279 mil millones estaban en manos de bancos, y los pases con las entidades eran de 200 mil millones de pesos. En total, pasivos por un total de 909 mil millones de pesos. La base monetaria era de 755 mil millones de pesos. El monto global de esa deuda supera al total del dinero en circulación. Tic tac tic tac…
Autor: Alfredo Zaiat
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