La relación Macri-empresarios, en baja: le critican el sistema de decisiones y la falta de señales para la reactivación

La calurosa recepción que el Presidente tuvo en España contrasta con la actitud de cautela y hasta de abierta crítica que se percibe en el empresariado argentino. Fuera de micrófonos, se habla de falta de manejo político por parte de los funcionarios y de medidas con el impacto opuesto al buscado



La relación Macri-empresarios, en baja: le critican el sistema de decisiones y la falta de señales para la reactivación


No te pido que pares los tiros que vayan dentro, pero por lo menos, no te metas los que vayan fuera". Esta frase es una de las tantas que pronunció el gran Alfredo Di Stéfano y que trascendieron el mundo del fútbol.

En aquella oportunidad, a inicios de los años ‘70, se la comentó al arquero Abelardo. Di Stéfano acababa de asumir como DT del Valencia, equipo en el que también hizo historia. Lo mismo que Abelardo.

Por raro que parezca, aquellas palabras de Di Stéfano recobraron vigencia en la Argentina de estos días.

En un contexto de economía estancada y en plena crisis política del Gobierno macrista, la histórica frase fue pronunciada por un influyente empresario frente a un par de funcionarios del Palacio de Hacienda, que lo escuchaban en el lobby del hotel Four Seasons, donde casualmente se habían cruzado.

El empresario, director de uno de los conglomerados industriales más fuertes del país, fue muy gráfico al exponerle sus quejas a dos de los hombres que acompañan al ministro Nicolás Dujovne.

Sus críticas no hicieron más que reflejar el malhumor y el desconcierto que, por estos días, recorren algunas de las oficinas de los ejecutivos que más apoyan al gobierno de Cambiemos.

Hay un factor en común entre lo que pretendía Di Stéfano hace casi medio siglo, y lo que piden los empresarios en la actualidad: reclaman más actitud que otra cosa. Van por lo básico. A poco de cumplirse el primer aniversario de la administración Macri, y ya en pleno año electoral, los ejecutivos quieren que los funcionarios se muestren menos erráticos en sus decisiones.

Los casos del Correo y de las jubilaciones no fueron unos "pifies" más. No lo tomaron así ni los ejecutivos de compañías ni el propio electorado, a juzgar por algunas encuestas que circularon durante los últimos días.

Empresarios consultados por iProfesional se mostraron contrarios respecto de la forma en que se gestiónó la negociación de la deuda y la comunicación posterior.

Irónicamente, el estilo "gerencial" que se le atribuye al macrismo para la toma de decisiones es objeto de críticas justamente por parte de ejecutivos, que no consideran sana la tendencia por la cual la agenda nacional queda en manos de una "mesa chica".

También hubo voces críticas respecto de cómo se manejó el sistema de "Precios Transparentes", pensado inicialmente como un beneficio para el consumidor pero que trajo como consecuencia una retracción en las compras financiadas.

Buena parte de los industriales están, además, preocupados por las medidas de apertura comercial, como la recientemente anunciada para las computadoras. Se habla de "falta de gradualismo" y también de cierta ingenuidad a la hora de planificar la reconversión del aparato industrial.

Para los ejecutivos se trata de un diagnóstico que está captando cada vez más adeptos.

"El Gobierno adolece de falta de cintura política. Subestima los impactos de sus propias decisiones y le deja el terreno libre a la oposición más acérrima. El desgaste es inevitable", afirma a iProfesional el mismo directivo que se cruzó con los funcionarios en la puerta del hotel porteño.

Lo sugestivo es que estas críticas salen del mismo grupo de empresarios al que Macri, en cada foro industrial, le reclama una mayor decisión a la hora de invertir.

En contraste con las señales de entusiasmo que el Presidente acaba de recoger en su gira por España, los hombres de negocios todavía tienen dudas sobre si los tiempos de la economía serán como pronostican en Hacienda.


Conflictividad en la agenda

El creciente malestar de los empresarios con la Casa Rosada no se manifiesta tanto por un tema de antipatía política.

Generan ruidos cuestiones muy concretas. Por ejemplo, en las filas de la Unión Industrial Argentina creen que los traspiés del Gobierno podrían decantar en negociaciones paritarias más duras, a pesar del frío de la economía.

"Una administración más débil se ve incapacitada de imponer su visión, de tener algo de control sobre las paritarias. Y si los gremios se fortalecen y presionan con éxito, entonces las empresas estaremos en graves problemas. Sin una actividad que crezca, los presupuestos no dan. O das salario o achicás la nómina", analiza con frialdad un alto ejecutivo con muy buena llegada a la actual administración.

Desde la Casa Rosada ya dejaron trascender que la pauta salarial deseable para este año no debería superar el 20%, en línea con la inflación esperada.

Ese "techo", no obstante, quedó en crisis apenas comenzadas las negociaciones: los bancarios arreglaron por un 24,5% de incremento para este año. Justamente, luego de que el Gobierno cediera a las presiones de La Bancaria.

Ese es el temor de los dueños de empresas: que en la puja salarial se cierren acuerdos por encima de lo planificado. Sin entrar en la discusión sobre lo razonable o no de esos ajustes, hay un punto irrefutable: si se percibe la falta de control por parte del Ejecutivo, el daño sobre su credibilidad sería innegable.

Lilita Carrio, al inicio de la semana, fue contundente: "No hay más margen para errores", le dijo públicamente a Macri.

Una visión que está en sintonía con lo que piensan en las grandes compañías: "La gente necesita creer que el Presidente sabe hacia dónde va. Entiende que puede equivocarse, claro, pero cuando las fallas se dan tan a menudo y son controversiales, como el conflicto de intereses en el Correo, las dudas le ganan a la credibilidad. Y ninguna economía puede despegar si el Gobierno adolece de la confianza popular", analiza el director de una elaboradora de lácteos.

Desde otro rubro, el dueño de un mayorista de alimentos sugiere, en diálogo con iProfesional, que "la idea de la herencia recibida ya quedó lejos, y los errores propios quedan a la vista. A diferencia del año pasado, cuando el Gobierno podía mostrar aciertos -como la salida del cepo o el arreglo con los holdouts-, hoy no hay nada. Al menos por ahora".


El "club optimista"

Pero no todas son críticas. En la vereda de enfrente existe una especie del "club de los optimistas".

Se trata de los integrantes del negocio financiero. En contraposición a lo que ocurre con la denominada "economía real", el mundo de las finanzas en estos momentos marcha viento en popa.

Las sucesivas colocaciones de papeles de la deuda -tanto pública como del sector privado- a tasas de interés más que aceptables para lo que es la historia económica reciente de la Argentina tiñeron de euforia al mercado.

Esta dicotomía entre el mundo "real" y el mundo "financiero" se comprende: este último, a diferencia del primero, hoy por hoy otorga oportunidades y negocios redituables.

Una de las operaciones más exitosas es el "carry trade": fondos de inversión del exterior toman créditos en los Estados Unidos a tasas cercanas al 0% anual, traen esos dólares a la Argentina, los cambian por pesos, invierten en Lebac y así obtienen una rentabilidad impensada a nivel interancional.

El economista Fernando Marengo hizo la siguiente cuenta sobre este negocio financiero: quien haya puesto en práctica esta estrategia en febrero de 2016 y haya ido renovando la operación cada 35 días, obtuvo hasta ahora un rendimiento del 12% en dólares a lo largo del año.

Marengo asegura que hay jornadas en donde por el "carry trade" ingresan nada menos que u$s500 millones al país.

Como el Banco Central está corrido del mercado, esta operatoria determina un cada vez mayor apreciación del tipo de cambio, con el consecuente riesgo para la economía real.

"En la Argentina existe una inconsistencia cambiaria, dado que el bache fiscal no se arreglará en el corto plazo. El BCRA debería comprar los dólares que ingresan y sostener la cotización", define Marengo, economista jefe del estudio Arriazu & Asociados.

Por el contrario a la euforia financiera, los empresarios del sector "real" de la economía aseguran que los márgenes de rentabilidad se han achicado al máximo por culpa de la recesión, las menores ventas y el aumento de las importaciones.

Desde las compañías multinacionales observan que, en ese contexto, el macrismo viene perdiendo espacio para imponer su agenda.

Y que eso lleva a un inevitable retraso en la toma de decisiones por parte de los ejecutivos.

"Es lógico que cuando el Gobierno patina se genere inseguridad entre los empresarios que planean inversiones. Las dudas sobre el futuro político y los fantasmas reaparecen", se sincera el director financiero de una alimenticia.

Para los ejecutivos del "club optimista" y también para muchos que están en la vereda de enfrente, el escenario más alarmante a futuro sería un regreso del kirchnerismo al poder.

No ocultan su pensamiento. Por ese mismo motivo siguen respaldando a la actual gestión, a pesar de las idas y vueltas. Aunque advierten sobre los riesgos de continuar por un camino que, al menos por ahora, no presenta claridad.

En ese sentido, lo que ocurre en la Argentina no se diferencia de Brasil. Allí también el denominado "establishment" se pegó a Michel Temer, le brinda un apoyo sin fisuras, a pesar de los malos resultados de la gestión. El temor a lo ya conocido, y que disgusta (allá el PT, acá el kirchnerismo) por ahora le da sustento a la paciencia.

La paradoja es que, al menos por ahora, el temor sobre lo que pueda retornar no se traduce en un despegue de las inversiones.

"Son dos cosas distintas. Una cosa es el apoyo político que los empresarios podamos brindar. Pero otra diferente es soltar dinero. Para eso, la economía y la política tienen que dar respuestas. Es difícil jugarse cuando un directivo de una compañía percibe que el líder falla", grafica el lobbista industrial.

Como en la anécdota de Di Stéfano, los ejecutivos de compañías le están reclamando eficiencia a quien toma las decisiones. Es decir, al Gobierno. En la historia futbolera de hace 47 años, Abelardo entendió el mensaje y se convirtió en uno de los arqueros más reconocidos de la historia del Valencia.

La pregunta que se formulan los empresarios, en este aquí y ahora, es si Mauricio Macri se hará cargo de su presente y responderá a las demandas que le hace la "hinchada".


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