Snowden sigue destapando chanchullos

The Guardian volvió a poner el dedo en la llaga sumando nuevas revelaciones sobre las agencias de espionaje electrónico de EE.UU. y el Reino Unido, que habrían descifrado una gran parte de los códigos de encriptación en Internet.


Por Marcelo Justo
Desde Londres
Con la visita oficial a Estados Unidos de la presidenta Dilma Rousseff pendiendo de un hilo, con las quejas de Brasil y México a Barack Obama en la cumbre del G-20, con el trasfondo de una investigación del Parlamento Europeo, el diario The Guardian volvió a poner el dedo en la llaga sumando nuevas revelaciones sobre las agencias de espionaje electrónico de Estados Unidos y el Reino Unido. Según el matutino británico, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y su contraparte británica, el GCHQ, han descifrado una gran parte de los códigos de encriptación en Internet que protegen la privacidad de mails, registros bancarios y médicos de centenares de millones de personas. Las mismas agencias lo celebran en tono triunfalista señalando en sus mensajes que han “derrotado la seguridad y privacidad de la red”.

Los documentos filtrados a The Guardian por el ex analista de inteligencia de la CIA, Edward Snowden, revelan que un programa montado hace 10 años por la NSA logró en 2010 la decodificación de material encriptado que volvió accesibles y “explotables vastas cantidades” de datos. La contraseña del programa es Bullrun, en honor a una famosa batalla de la guerra civil estadounidense mientras que el programa británico del GCHQ es Edgehill, por la primera batalla de la guerra civil inglesa del siglo 17. Si caben el simbolismo y la interpretación, se podría decir que para ambas agencias el espionaje electrónico es una cuestión bélica y la guerra contra la encriptación es una suerte de “madre de todas las batallas”.

El NSA está gastando unos 250 millones de dólares anuales en otro programa, que le permite trabajar con las grandes compañías tecnológicas para obtener “una influencia oculta” sobre el diseño de sus productos con la construcción de “puertas traseras” en el software, para obtener acceso a la información antes de que se encripte y envíe por Internet. Este programa es 10 veces más caro que el Prism, revelado también por Snowden y el The Guardian en junio de este año, que permite a la agencia estadounidense acceder a millones de mails y chats en vivo.

Desde 2011 Estados Unidos se ha gastado la friolera de 800 millones de dólares en esta colaboración con las empresas tecnológicas. El nombre de las compañías que trabajan en conjunción con la NSA es considerado en los documentos estadounidenses “top secret”, pero en los británicos se revela que desde 2010 el GCHQ ha estado desarrollando métodos de ingreso en Hotmail, Google, Yahoo y Facebook.

Este goteo semanal de revelaciones de The Guardian ha causado una interminable tormenta política. En una entrevista concedida en San Petersburgo, Rusia, en el marco de la cumbre del G-20, Dilma Rousseff comentó que el presidente Barack Obama “asumió la responsabilidad directa y personal de la investigación de las denuncias de espionaje” y “se comprometió a responder al gobierno brasileño este miércoles”. El domingo pasado, Glenn Greenwald, el periodista de The Guardian que ha revelado la información de Edward Snowden, indicó que hubo espionaje electrónico de la NSA a Rousseff y al presidente mexicano Enrique Peña Nieto, que también espera explicaciones de Obama.

Mientras tanto, el Parlamento Europeo inició el jueves su investigación sobre el espionaje de la NSA a ciudadanos europeos y a los gobiernos e instituciones de la Unión Europea. El jueves, los parlamentarios recibieron un pedido por videoconferencia del editor en jefe de The Guardian, Alan Rusbridger, para que se proteja la libertad de prensa. “El periodismo está profundamente amenazado por la vigilancia masiva”, señaló Rusbridger.

nota original

Comentarios