El lobby argentino

Por Alfredo Zaiat
La Doctrina Sanz, plagio de uno de los más conocidos postulados de los intérpretes de León, se despliega con entusiasmo en el juicio iniciado por fondos de inversión especulativos especializados en obtener ganancias extraordinarias en los tribunales. El deseo se expresa en que los fondos buitre ganen el juicio contra Argentina. Así, cuanto peor, mejor. Esperanza muy bien amplificada por grandes medios de comunicación con sus correspondientes voceros. Cualquier acontecimiento vinculado con ese juicio tiene el tono amenazador sobre lo que puede pasar en la economía argentina. Lobbistas de la city, que en décadas anteriores fueron funcionarios del área de finanzas de equipos económicos expertos en endeudamiento, son propaladores del miedo. El esfuerzo es tan apasionado que propusieron una colecta para pagar el embargo de la Fragata Libertad en Ghana. El entusiasmo los obliga a adulterar la postura de Estados Unidos y el FMI. Argentina está peleando en diferentes tribunales de países potencias contra los fondos buitre, en casi todos con éxito, salvo en el de Nueva York, que por ahora mantiene una notoria comunión con los intereses de los buitres. Pero Estados Unidos y el FMI están más inquietos que Argentina por ese fallo. Puede parecer exagerado, pero lo es solamente por la abrumadora cruzada de confusión acerca de los protagonistas de un caso que excede la posición argentina.


El tribunal federal de apelaciones del segundo circuito de Manhattan ya sentenció que los fondos buitre deben cobrar. Lo que ahora se dirime es cómo. Hubo un fallo de primera instancia del juez Thomas Griesa, quien ordenó que sea en efectivo y por el ciento por ciento de las acreencias más intereses, exactamente lo que solicitaron esos fondos. Los tres jueces integrantes del tribunal de apelaciones pueden convalidar esa injusticia con el resto de los acreedores o considerar la propuesta argentina de abonar en las mismas condiciones del canje aceptado por el 92,4 por ciento de los dueños de bonos en default: quita de capital, reducción de la tasa de interés, extensión de los plazos de vencimiento y el cupón del PBI.

Un fallo en contra sumará un nuevo castigo a la Argentina en términos de reputación financiera internacional y mantendrá las actuales condiciones desfavorables en el mercado de capitales para grandes empresas. El país no puede ser escarmentado mucho más teniendo en cuenta que el menú aplicado ha sido amplio: no tiene acceso al crédito voluntario externo, ya fue censurado por el FMI, es al único que se le cuestiona las estadísticas públicas, reúne votos en contra en los directorios del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo al momento de aprobarse préstamos, recibe fallos en contra del parcial tribunal del Ciadi dependiente del BM. Argentina ya fue colocada en la categoría de paria del mercado financiero internacional por haber dispuesto el default y la reestructuración de deuda más abultado de la historia financiera moderna hasta el caso griego, y por explorar el sendero de medidas económicas heterodoxas cuando el mundo de las finanzas está dominado por la ortodoxia. ¿Qué más puede padecer?

Todos esos costos ya están incorporados en las elevadísimas tasas de interés implícitas de los títulos de deuda, que ubican a la Argentina entre las opciones financieras más riesgosas pese a que exhibe resultados de variables económicas más sólidas que otros países preferidos por financistas y que, además, ha estado cancelando deuda en términos netos hasta reducir la carga sobre el PBI a niveles muy bajos (44 por ciento). Para el conservador mundo de las finanzas, Argentina es la representación de una persona judía, negra, gay y comunista.

Estados Unidos y el FMI coinciden en ese retrato, pero en el caso de los buitres tienen motivos propios más fuertes que los obligan a confluir con los intereses de Argentina. En abril de este año tres departamentos del FMI (el Jurídico, el de Mercados Monetarios y de Capital, y de Estrategia, Políticas y Evaluación) elaboraron en conjunto el documento Sovereign Debt Restructuring: Recent Developments and Implications for the Fund’s Legal and Policy Framework, que advierte sobre un fallo a favor de los buitres. En un extenso análisis de casi cincuenta páginas concluye que estarían en riesgo futuras reestructuraciones de deuda (no las menciona, pero se refiere a las de Grecia, Portugal, España, Chipre y otros países europeos) porque los acreedores privados estarían menos dispuestos a participar de ese tipo de operaciones prefiriendo permanecer fuera del canje, puesto que la opción del litigio brindaría la posibilidad de cobrar el ciento por ciento. Además, el informe del FMI menciona que también desalentaría las reestructuraciones porque en la evaluación de los acreedores aparecería el temor a que el flujo de pagos correspondientes a los nuevos bonos puede ser interrumpido por los buitres. Otro aspecto considerado es que quedaría dañada la denominada “Doctrina de EE.UU. sobre deudas soberanas”. Esta sostuvo que no era necesario un marco legal internacional para el tratamiento de esas deudas (la propuesta debatida en 2002 de un mecanismo de “quiebra de países” de la entonces número dos del FMI Anne Krueger fue rechazada), ya que evaluaba como suficientes las soluciones de reestructuración de la deuda según lo estipulado en las condiciones de emisión de la deuda, como las Cláusulas de Acción Colectiva. Esto significa que si una mayoría de acreedores (por ejemplo, dos tercios) acepta la propuesta de canje, la operación se extiende de hecho a la totalidad. Los fondos buitre están desafiando la doctrina postulada por Estados Unidos.

Esta última cuestión mencionada por el FMI inquieta al gobierno de Estados Unidos, como también el daño a la reputación de la plaza de Nueva York como centro financiero global. Un fallo a favor de los buitre desplazaría a ese mercado como la principal jurisdicción para la emisión de deuda soberana. A la vez, afectaría la emisión de bonos en dólares porque los deudores evitarían esa moneda en la colocación de bonos para no tener que pasar por el sistema bancario estadounidense. Otro aspecto que involucra a Estados Unidos fue indicado por el argentino Aldo Caliari, director de Rethinking Bretton Woods Project y del Center of Concern, al señalar que una sentencia en contra de Argentina significaría que los buitres se estarían aprovechando de los contribuyentes estadounidenses. Con una maestría en Políticas y Prácticas Internacionales de la Universidad George Washington, Caliari explica que los países con problemas de deudas empiezan a recibir ayuda del FMI y BM, instituciones financiadas en gran medida por recursos de las potencias, entre ellas Estados Unidos, y, por lo tanto, por dinero de sus contribuyentes. El auxilio financiero del FMI-BM a los países con problemas va mudando el carácter del acreedor, pasando del privado al multilateral (por ejemplo, en Grecia, esos organismos pasaron de casi nada a representar el 80 por ciento del total de los pasivos). En la presentación que hizo Caliari en una sesión informativa en el Congreso de Estados Unidos, el 22 de julio pasado, donde también participaron Jeremiah S. Pam, de la Columbia Law School, Sergio Chodos, representante argentino en el FMI, y la embajadora argentina en ese país, Cecilia Nahon, señaló que “en un momento en que muchas personas están sufriendo los efectos de los recortes presupuestarios (en Estados Unidos), ¿podemos aceptar que está bien un juicio que dará la señal a los fondos como NML (del financista Paul Singer) de que puede aprovecharse de la ayuda pública, cortesía del contribuyente de Estados Unidos?”

Argentina obtuvo fallos favorables contra embargos de fondos buitre en casi treinta juicios. Francia se presentó ante la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos para respaldar la posición argentina. El FMI y Estados Unidos rechazan a los buitres. También lo manifestaron en ese mismo sentido otros grandes fondos de inversión que participaron del canje, bancos internacionales y nacionales e instituciones de clearing europeos y estadounidenses. En esta disputa, los fondos buitre poseen el poder de su fortuna financiera, el apoyo de congresistas republicanos y demócratas que reciben aportes de ese origen para sus campañas electorales y sentencias de amigables jueces de Nueva York. Además, tienen otra peculiar asistencia: el lobby argentino en contra de Argentina.

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