La balanza comercial podría retomar el dominio de las divisas #forex
Los mercados cambiarios podrían estar a punto de cerrar el círculo.
En los años 70 y 80, cuando el mundo empresarial era mucho más controlado y ordenado que hoy en día, las cifras de la balanza nacional de pagos eran lo más importante. El mercado esperaba ansiosamente por señales.
Sin embargo, las cifras de oferta de dinero pasaron al centro de la atención en la década de los 80. Y las cosas cambiaron nuevamente cuando los principales bancos centrales introdujeron metas explícitas de inflación en los años 90. Y esa tendencia pasó a dominar en el mundo. Cuando se daban a conocer, los datos eran examinados por su posible impacto sobre las tasas de interés. Los números de la balanza comercial se volvieron casi irrelevantes; notas al pie de una serie mensual dominada naturalmente por los mismos índices de precios al consumidor a los que apuntaban los encargados de política.
Estos eran los años dorados del arbitraje cambiario, con monedas de bajo rendimiento, como el yen, que se vendían a favor de tasas más altas en otras partes. La crisis financiera llegó, y las cosas cambiaron nuevamente. Los bancos centrales redujeron sus tasas de interés de manera implacable, hasta que se quedaron sin espacio. Con las economías occidentales en las cuerdas - y ellas son las que tienen las monedas de libre flotación- 'el riesgo' tomó el control. Desde 2009, en mayor o menor medida cada lectura importante ha sido vista en términos de su contribución al apetito por el riesgo en el corto plazo. Las monedas relacionadas con el crecimiento mundial, como el dólar australiano, se fortalecerán cuando ese apetito sea voraz. A los antiguos refugios como el yen y el franco suizo les va mejor cuando el apetito es saciado. Terminamos con dos grupos de monedas altamente correlacionadas.
Por el momento, el principal catalizador parece ser la predisposición de los bancos centrales para darse el gusto de la flexibilización cuantitativa, o algo parecido, pero podríamos estar llegando al final del dominio de ese catalizador dentro de poco. Los titulares de los bancos centrales no han perdido oportunidad en los últimos meses de decir que han hecho todo lo que pueden, y traspasar la responsabilidad de tomar las medidas al sector fiscal; de vuelta a los políticos. Los mejores días de la flexibilización cuantitativa han quedado atrás, hayan terminado o no.
Ahora analistas de Lloyds Bank creen que podríamos estar volviendo a los años 80.
Es claro que, en un mundo donde los bancos centrales se están quedando sin ideas para estimular las economías, y las tasas de corto plazo se sitúan en niveles cercanos a cero, hay un creciente enfoque en que la tasa de cambio tenga un impacto independiente sobre las condiciones financieras, señalaron.
"En ausencia de cambios significativos en la política monetaria, un mayor enfoque sobre el valor y la estabilidad es probable, y las cuentas externas son un componente clave para evaluar ambas", según Lloyds.
Tienen algo de razón, también. El abatido yen ya está comenzando a sufrir por el deterioro en la balanza comercial de Japón, mientras el dólar canadiense está comenzando a verse muy sobrevaluado en momentos en que la balanza de cuenta corriente de Canadá se ve perjudicada por los altos niveles de endeudamiento de los hogares.
Si las economías desarrolladas necesitan más estímulo, entonces una indecorosa precipitación hacia el piso podría estar a punto de comenzar en los mercados de divisas. Y los datos de comercio exterior podrían convertirse en munición en las guerras de monedas ahora que las balas de las tasas de interés se han acabado.
nota original
En los años 70 y 80, cuando el mundo empresarial era mucho más controlado y ordenado que hoy en día, las cifras de la balanza nacional de pagos eran lo más importante. El mercado esperaba ansiosamente por señales.
Sin embargo, las cifras de oferta de dinero pasaron al centro de la atención en la década de los 80. Y las cosas cambiaron nuevamente cuando los principales bancos centrales introdujeron metas explícitas de inflación en los años 90. Y esa tendencia pasó a dominar en el mundo. Cuando se daban a conocer, los datos eran examinados por su posible impacto sobre las tasas de interés. Los números de la balanza comercial se volvieron casi irrelevantes; notas al pie de una serie mensual dominada naturalmente por los mismos índices de precios al consumidor a los que apuntaban los encargados de política.
Estos eran los años dorados del arbitraje cambiario, con monedas de bajo rendimiento, como el yen, que se vendían a favor de tasas más altas en otras partes. La crisis financiera llegó, y las cosas cambiaron nuevamente. Los bancos centrales redujeron sus tasas de interés de manera implacable, hasta que se quedaron sin espacio. Con las economías occidentales en las cuerdas - y ellas son las que tienen las monedas de libre flotación- 'el riesgo' tomó el control. Desde 2009, en mayor o menor medida cada lectura importante ha sido vista en términos de su contribución al apetito por el riesgo en el corto plazo. Las monedas relacionadas con el crecimiento mundial, como el dólar australiano, se fortalecerán cuando ese apetito sea voraz. A los antiguos refugios como el yen y el franco suizo les va mejor cuando el apetito es saciado. Terminamos con dos grupos de monedas altamente correlacionadas.
Por el momento, el principal catalizador parece ser la predisposición de los bancos centrales para darse el gusto de la flexibilización cuantitativa, o algo parecido, pero podríamos estar llegando al final del dominio de ese catalizador dentro de poco. Los titulares de los bancos centrales no han perdido oportunidad en los últimos meses de decir que han hecho todo lo que pueden, y traspasar la responsabilidad de tomar las medidas al sector fiscal; de vuelta a los políticos. Los mejores días de la flexibilización cuantitativa han quedado atrás, hayan terminado o no.
Ahora analistas de Lloyds Bank creen que podríamos estar volviendo a los años 80.
Es claro que, en un mundo donde los bancos centrales se están quedando sin ideas para estimular las economías, y las tasas de corto plazo se sitúan en niveles cercanos a cero, hay un creciente enfoque en que la tasa de cambio tenga un impacto independiente sobre las condiciones financieras, señalaron.
"En ausencia de cambios significativos en la política monetaria, un mayor enfoque sobre el valor y la estabilidad es probable, y las cuentas externas son un componente clave para evaluar ambas", según Lloyds.
Tienen algo de razón, también. El abatido yen ya está comenzando a sufrir por el deterioro en la balanza comercial de Japón, mientras el dólar canadiense está comenzando a verse muy sobrevaluado en momentos en que la balanza de cuenta corriente de Canadá se ve perjudicada por los altos niveles de endeudamiento de los hogares.
Si las economías desarrolladas necesitan más estímulo, entonces una indecorosa precipitación hacia el piso podría estar a punto de comenzar en los mercados de divisas. Y los datos de comercio exterior podrían convertirse en munición en las guerras de monedas ahora que las balas de las tasas de interés se han acabado.
nota original
Comentarios
Publicar un comentario