Los Ricos y el Despojo de los Pobres

Uno de cada 4 billonarios del mundo explota recursos naturales y 13 de los 100 hombres más ricos se dedican a actividades de minería y metalurgia. En el lado opuesto del mismo mundo 2 de los 10 países más pobres llegaron a esa condición gracias al despojo de sus minerales (Surinam del aluminio, Liberia del hierro). La riqueza de pocos, muy pocos entre 7000 millones de habitantes, resulta equivalente a la miseria de miles de millones que es resultado del modo de capitalista de destrucción y desigualdad basado en relaciones de explotación que destruyen lo colectivo en un lado para acumular lo privado en otro. En este balance se calcula que el hombre mas rico del mundo es Carlos Slim de México, cuya fortuna individual es superior a 74 billones de dólares (cifra difícil de entender: 74 mil millones de millones de dólares) equivalentes al PIB de países como Ecuador o Azerbaiyán. Le sigue Bill Gates, con una fortuna superior a 60 billones, algo más que el PIB de Croacia o Luxemburgo.



Los potentados, como se les denomina técnicamente, tienen un capital suficiente para comprar un continente o para eliminar del planeta el hambre y las carencias materiales de cientos de millones, empezando por evitar la muerte por hambre y sed de al menos un millón de niños prevista para los próximos tres años. Combatir el hambre podría costar un poco menos de medio billón al año. El capital de las cien personas mas ricas del mundo (medido en dólares) supera los 1670 billones, comparables con la suma de los PIB de Japón, Francia, Alemania, India y Rusia juntos. Solamente las 10 personas más ricas suman un capital de 374 billones, equiparable al PIB de Hong Kong, Suiza o Grecia. La cuarta parte de los 100 más ricos están asociados a empresas de energía, petróleo y gas (5 rusos, 4 americanos, 1 Brasilero, un Indio) y 13 a minería y metalurgia. Sin duda las trasnacionales de las que estos 24 ricos son sus propietarios, están comprometidas con los megaproyectos mineros y de hidrocarburos del mundo pobre. Sus empresas de explotación y extracción cumplen el doble efecto de multiplicar la velocidad del despojo que produce enriquecimiento privado por un lado y de alterar las condiciones de vida que provocan empobrecimiento a sus gentes y deterioro del planeta.

Vistos individualmente cada potentado tiene historia, pertenece a un lugar. 33 son estadounidenses, 15 rusos, 7 indios, 3 son de Hong Kong destacados en el negocio inmobiliario, 6 son mujeres, 2 son de la familia alemana Quandt que se benefició del nazismo fabricando uniformes y armamento y son dueños de BMW, 2 se dedican a telecomunicaciones, 15 se dedican a la moda. Por mencionar algunos: Amancio Ortega es propietario de Zara, Berska, Stradivarius y Massimo Dutti, con 1372 tiendas en 73 países y 400 ciudades, el 90% de la materia prima proviene de fuera de España; las familias Ferrero y Mars basan su fortuna en el chocolate producido por campesinos pobres de países del África y América Latina. En tecnología, hay 11 billonarios, 9 de ellos Estadounidenses que controlan Microsoft, Oracle, Google, Facebook, Dell. En los puestos 79 y 97 aparecen respectivamente los Colombianos Luis Carlos Sarmiento que en los años 70 era un modesto empresario que ofrecía ahorrar el dinero de los pobres y darles a cambio créditos de vivienda y Alejandro Santo Domingo, heredero de Julio Mario, conocido por la cervecera Bavaria y Caracol Radio y Televisión, sus fortunas son superiores a los PIB de Nicaragua y Ruanda.

Para los potentados y los que tienden a emularlos o imitarlos solo opera una ley: La riqueza individual prima sobre todo lo demás, y su sueño es acumular al costo que sea. Para Sheldon Aldelson (el rey de las vegas) dueño del hotel-casino más grande del mundo, con más de 4,027 habitaciones, su sueño es crear el mayor casino y centro de ocio y convenciones del Sur de Europa. El hombre mas rico de malasia, Robert Kuok, cumplió su sueño de tener un yate hecho en oro macizo que está adornado con una botella de diamantes y huesos de tiranosaurio, su nuevo sueño es tener un avión de oro macizo. Al otro lado de los sueños individuales, millones de personas sueñan en colectivo simplemente con ser reconocidos como seres humanos y tratados como tales, mas de mil millones sueñan con agua y comida, trescientos millones de personas en África que viven con menos de un dólar al día solo sueñan con vivir siquiera un día más.

Vista la riqueza por países según los ingresos con relación al Producto Interno Bruto en millones de dólares por año, aparecen: U.S.A, con 14.256, que sigue la idea de que lo que sea bueno para los americanos no importa como se consiga; Japón con 5.068; China con 4.909; Alemania con 3.352; Francia con 2.675; Inglaterra con 2.18; El país de América Latina mejor posicionado es Brasil con 1.574. Entre los 20 primeros no hay ningún país africano, aunque son la mayor potencia en biodiversidad, diamantes y minería. Según el Ingreso Por Persona año, aparecen en miles de dólares: Qatar con 179.000; Liechtenstein con 141.100; Luxemburgo con 82.600; Bermudas con 69.900; Singapur con 62.100; Isla de Jersey con 57.000; Noruega con 54,600; Brunei con 51,600; Emiratos Árabes Unidos con 49,600; Kuwait con 48,900; Estados Unidos con 47,200; Andorra con 46,700; Hong Kong con 45,900. Y países como Congo, reciben 490 dólares al año.

Entre los diez países más pobres del planeta, medidos por el número de pobladores que viven sin acceso a lo mínimo necesario para estar vivos se destacan los africanos que son ricos en todo aquello que hace ricos a los ricos. En estado de máximo empobrecimiento están Zambia con el 86% de su población en estado de pobreza, Franja de Gaza con el 81%, Zimbawe con el 80%, Chad con el 80%, Moldova con el 80%, Haití con el 80%, Liberia con el 80%, Guatemala con el 75%, Surinam con el 70% y Angola con el 70%. Todos ellos tienen en común que no eran pobres, que fueron saqueados, sometidos a las exigencias de las exitosas empresas globales y en particular de sus concretos propietarios que desplazaron de manera “legal” las riquezas colectivas a sus cuentas personales y familiares. Tienen en común que para empobrecerlos sus gobernantes agenciaron la guerra favorable a la expropiación y al paso de la riqueza a manos privadas. Y es común que todos sufrieron cuantiosas pérdidas ante precios fijados por los empresarios. Los 10 países más empobrecidos están en esta condición por causas como: Un cuarto de siglo de guerra en Angola; La quiebra de una economía basada en el aluminio en Surinam como efecto de los precios internacionales; la dictadura en Haití; dos décadas de guerra y barbarie en Guatemala; destrucción de la economía del hierro y del caucho por la guerra en Liberia; Zimbawe comprometió su capital en la guerra del Congo; Franja de Gaza sitiada por Israel; Chad saqueada por los mayores niveles de corrupción, no tiene comida pero tiene corruptos en disputa.

En los años de total dictadura de los mercados, las 100 personas más ricas aumentaron sus fortunas, mientras los trabajadores perdieron sus empleos y la salud, la educación, la comida y el agua, pasaron a ser fuente de fortuna personal. La fortuna de los ricos no padece las crisis, las usa para acumular más rápido. Solo el 1% de población (potentados) vive muy bien y no reconoce la carencia ajena, controla ya no la necesidad si no también los deseos de la gente. A ese 1% el neoliberalismo le resulta perfecto y la guerra acomoda sus fortunas. Abominan los derechos porque les interfiere su libre desarrollo del capitalismo, razón que utilizan para sembrar miedo y desterrar toda oposición al capital -su capital-. El grito de los ocupas en las calles de U.S.A, de los indignados en Europa y de los estudiantes en América Latina fue y sigue siendo contra la alianza de: empresarios, políticos y militares, que han dado por calificar como acto terrorista en su contra toda reivindicación por derechos humanos, por democracia real o por simple justicia.

Los medios, las instituciones y algunas cátedras se encargan de completar la idea de que el capital individual se debe al esfuerzo particular y en cambio la pobreza y la desigualdad se deben a los designios de dios o de la naturaleza y convocan desde el pulpito, la pantalla o el atril a perseverar hasta obtener fortuna individual, invitan a ser imitadores, a alcanzar los sueños de los ricos cuya única expresión es la fortuna. La pobreza los desmiente: no faltan alimentos para saciar el hambre de la humanidad, hay comida suficiente pero tiene propietarios que acumulan a través de ella; tampoco sobra gente en el planeta, la gente padece hambre o sed porque no puede comprarle el agua, ni los alimentos a los ricos que sin haberlos producido se hicieron dueños. La propiedad privada se ampara en un “derecho ilegal e ilegitimo”, que está bien empezar a destituir como derecho humano, porque basados en él legalizan e impiden a los empobrecidos tomarse lo que necesitan, mientras los mismos ricos se permiten todo, inclusive tomarse hasta lo que no necesitan.

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