Contra el neoliberalismo, convergencia de movimientos - Entrevista a Gustave Massiah, ingeniero, economista y uno de los fundadores del movimiento altermundialista
Por décadas ha estado en la primera línea de combate por un mundo diferente. Hace pocos días estuvo de visita en Chile para empaparse del movimiento estudiantil y presentar su nuevo libro ’Una estrategia altermundialista’ (Lom Ediciones). “Como todo sistema, el capitalismo no es eterno. Tuvo un principio y tendrá un fin (…) Es necesario que esbocemos y preparemos ya mismo otro mundo posible”. Y, claro, aprovechamos para entrevistarlo.
Ingeniero, urbanista y economista, Gustave Massiah, es uno de los fundadores del movimiento altermundialista que se expresa en los Foros Sociales Mundiales y que proponen la superación del neoliberalismo para salir de la actual crisis, la que a su juicio es más que económica, sino que asistimos a una “crisis de civilización” expresada en el desastre ambiental, la pésima distribución de la riqueza en el mundo y la falta de expectativas.
Massiah es uno de los fundadores de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) y se le reconoce su coherencia que mantiene de su época de activista en los ’50 en las luchas independentistas de África. Por eso creyó que había caminos posibles a explorar cuando, a comienzos de los ’90, el derrumbe de los muros se llevó consigo los sueños de cambio social de muchos. Si muchos antiguos revolucionarios dejaron las consignas por puestos en las grandes corporaciones, el urbanista participó en la fundación de ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras), una de las primeras instancias de cuestionamiento en Europa de los flujos de capital.
“ATTAC corresponde a una etapa del movimiento altermundialista. Este movimiento surge como respuesta al neoliberalismo y emulando las experiencias de los países del sur, África y América Latina, donde ocurren las primeras respuestas contra las medidas estructurales”- nos cuenta.
La sublevación de Chiapas en enero de 1994, donde emerge la figura del subcomandante Marcos, fue la primera gran respuesta al avance del neoliberalismo. “El movimiento de Chiapas fue muy importante –cuenta Massiah– El subcomandante Marcos invitó a movimientos internacionalistas para hacer frente al neoliberalismo y se trató de una de las primeras explicitaciones de la batalla contra dicho modelo económico”.
Mientras en las selvas chiapanecas se ensayaban los municipios autónomos, en Europa “la lucha de las clases obreras es contra la cesantía y la precarización; y en defensa de la protección social, entonces la respuestas son los grandes movimientos de huelga de 1993 en Italia, Alemania, Francia, Corea y Estados Unidos”.
EL PUNTO DE FUGA DE SEATTLE
- ¿Qué significó para este movimiento que se estaba armando las manifestaciones contra la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle en 1999?
Inaugura la segunda fase del movimiento altermundialista, junto con las protestas contra el G7. Por primera vez nos reunimos desde distintas sensibilidades y logramos hacer caer la conferencia de la OMC en Seattle. Ese es el punto de partida del movimiento.
Desde ese evento en adelanta el movimiento sólo creció y se fue desparramando por el mundo. La prensa los rotuló como los ‘antiglobalización’.
“En ese tiempo empezaron a aparecer nuevos movimientos y hubo una evolución importante del mundo sindical, con la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) o el Partido de los Trabajadores en Brasil. También la marcha mundial de la mujer, la CONAI y los indígenas. Este movimiento de Latinoamérica permitió la evolución de regímenes como el de Hugo Chávez en Venezuela o el Frente Amplio en Uruguay”- recuerda Massiah.
Después vino el primer Foro Social Mundial en Porto Alegre el 2001, donde se calcula que llegaron un millón 200 mil personas a conversar para explorar las alternativas para hacer frente al neoliberalismo. Massiah cuenta que estaban la “Confederación Sindical Internacional, Vía Campesina, grandes movimientos ecologistas, federaciones de derechos humanos. Son estos movimiento que deciden juntarse en Porto Alegre diciendo que hay que pasar a otra etapa, más allá de contestar las reuniones del FMI o de la banca mundial”.
La tercera vía
En muchos países se experimentaba la Tercera Vía, que fue el intento de los partidos socialdemócratas por conciliar sus doctrinas con el neoliberalismo. En Chile, Ricardo Lagos; en Brasil, Fernando Henrique Cardoso o en Gran Bretaña, Tony Blair, fueron algunos de sus exponentes.
- ¿A ya más de diez años de las experiencias de la llamada Tercera Vía qué experiencia nos deja?
Obedecen al repliegue del movimiento social. Así, la socialdemocracia adopta en todas partes políticas neoliberales y al final nos queda que no podemos hablar de una ‘Tercera Vía’, sino es la misma vía conservadora. Si por una parte acepta la subordinación al mercado financiero, por otra acepta la estrategia norteamericana en la guerra del Golfo.
- ¿Y ustedes cómo reaccionaron?
En esa contradicción el movimiento altermundialista comienza sus primeras batallas ideológicas, diferentes a las primeras que fueron luchas de resistencia. Ahora se trató de discutir con argumentos contra la ideología dominante que se instaló después de 1989, la que reposa sobre 3 proposiciones: el final de la historia de Fukuyama, o sea, no se puede trascender el capitalismo; la guerra de las civilizaciones de Samuel Huntington, que relega la importancia de lo social y pondera más la religión y la civilización; y la tercera propuesta expresada por Margaret Thatcher cuando dice “no hay alternativa”.
- ¿Cuándo se empieza a construir esta alternativa?
Desde 1993 comienzan las proposiciones que dicen que sí hay alternativa, que otro mundo es posible. Ahí empezamos la batalla ideológica contra el neoliberalismo que comienza a marcar puntos desde 1996 con las grandes manifestaciones contra el G8 en Génova y contra la banca mundial. Una lucha importante fue dada en Argentina el 2001. En ese momento nos convertimos en movimiento altermundialista, antes éramos antiglobalización. Ahora podemos decir que ‘otro mundo es posible’.
Crisis del neoliberalismo
- ¿En qué cambia la correlación de fuerzas con la crisis económica del 2008?
Pasamos a una tercera etapa, que es la del agotamiento del neoliberalismo. La crisis está abierta, sobre todo con el endeudamiento, dado porque si en el periodo social liberal hasta 1990, los ciclos económicos se ajustaban aumentando los salarios para generar más producción, con el neoliberalismo se ajustan los salarios y se introduce la cesantía como forma de control social y el endeudamiento para mantener y aumentar el consumo. La situación se expresó con la crisis sub prime en Estados Unidos, en Europa con la deuda pública y en Chile también con el endeudamiento de los estudiantes. Sin duda que es un nuevo periodo.
- ¿Qué medidas concretas proponen para superar la crisis?
Desde el Primer Foro Social Mundial propusimos la supresión de los paraísos fiscales, la Tasa Tobin o el impuesto a las transacciones financieras de un 5 por ciento, el control de las finanzas y la soberanía fiscal. Esas fueron nuestras propuestas del 2001 y que hoy son tomadas por el G-20 en palabras, aún no en políticas.
- Hace poco el Parlamento Europeo recomendó aplicar la Tasa Tobin ¿Es síntoma de que aceptan la agenda del movimiento social o están tratando de salvar el barco que se les hunde?
Aceptaron las proposiciones del mundo social, pero no tienen las intenciones de aplicarlas, porque las fuerzas que controlan el sistema mundial son aún neoliberales. Adoptan estas propuestas porque su caída ideológica no les permite tener otras propuestas. Decir a partir del 2008 que el mercado funciona solo es impensable.
- La crisis del 2008 la salvaron transfiriendo millones de recursos desde los Estados a la banca, o sea, aún es un axioma que el sector bancario es el motor de la economía.
El endeudamiento de las familia tuvo como consecuencia el endeudamiento de la banca; los estados salvaron a la banca pero guardaron el modelo neoliberal y, a la larga, generaron una deuda pública que hoy se convierte en un nuevo problema, sobre todo en Europa.
Europa y el pacto de austeridad
- En Europa la salida a la crisis del euro son medidas de austeridad fiscal promovidas por la canciller alemana Ángela Merkel ¿cómo se da la resistencia a esas medidas?
La resistencia es muy fuerte en Europa. En Francia tuvimos 3 millones de huelguistas y en toda Europa ha habido movimientos muy fuertes frente a la imposición de la austeridad. Si nos subieron los impuestos producto del golpe de estado financieros. En Grecia, Italia y España las últimas elecciones y referéndums mostraban el rechazo del pueblo a los planes de austeridad. Entonces se reemplazaron a los jefes de gobierno de derecha elegidos, pero que no fueron capaces de resistir al pueblo, por antiguos empleados de la banca, como pasó con Mario Monti en Italia.
- Las críticas a la salida neoliberal a la crisis provienen incluso de economistas antes cazados con el modelo.
La resistencia a los planes de austeridad hoy aumenta. Y comienza a inquietarse una parte del establishment, como economistas como Joseph Stiglitz y Paul Krugman, quienes dicen que hay que parar los planes de austeridad, ya que son una locura. Pero las fuerzas dominantes del neoliberalismo están locas.
- ¿Cómo ves la situación de Grecia?
Lo que pasa en Grecia no es sólo un asunto de los griegos, Merkel y Sarkozi impusieron la idea que no hay otra salida que los planes de austeridad. Hubo reacción en muchos países y las elecciones en Francia fue la derrota de dichos planes y en Grecia muestran que el pueblo griego está listo para enfrentárseles. El riesgo ahora es que haya un golpe de estado financiero, de los mercados financieros contra el euro. Se está jugando la dirección del sistema financiero a cambio del financiamiento.
Avance de la extrema derecha
- ¿Los movimientos sociales en Europa están preparados para resistir ese golpe?
En mi opinión creo que sí, pero va a demorar. Por lo menos hasta ahora los socialistas franceses prefieren una salida keynesiana. La salida para Europa es invertir, aunque no es seguro que el crecimiento detenga la recesión
- Este panorama también provocó que en Francia más del 20 por ciento de los votantes optaran por la extrema derecha y en Grecia también dicho sector político creció. ¿No es un peligro para el movimiento social un avance tan grande de la extrema derecha en Europa?
Estamos como en los años ’20. Es posible que crezcan, pero no es probable, porque la extrema derecha en Europa concibe un proyecto eurofascista. Hay un ascenso en Italia, Austria y Hungría. En esos 3 países hubo una mayoría con la extrema derecha, pero no eran autónomos. Hubo un acercamiento ideológico de la derecha con la extrema derecha. En Italia no fue estable la alianza entre Berlusconi con la Liga del Norte. Lo que se ve en distintos países que hay una parte de la opinión que representa un 20 por ciento más o menos. Es muy elevado, pero es una fuerza importante frente a fuerzas importantes de izquierda que son más grandes y resisten.
- ¿Cómo trascender de las luchas por separado de los ecologistas, los trabajadores, la diversidad sexual, los indígenas a una agenda para una propuesta común?
Si el modelo es un movimiento internacionalista, que no es una internacional, es hacia un movimiento común pienso que es una convergencia, no una suma de movimientos. El movimiento altermundialista no es la suma de diversos actores, sino su convergencia. Pensamos que el triunfo tiene que darse país por país, ahí donde hay Estado. Tenemos una orientación estratégica común, que es el acceso a los derechos para todos, el buen vivir, la gratuidad de los servicios públicos y la reinvención de la democracia. Ese es nuestro programa y que comienza a hacer evolucionar los movimientos.
nota original
Ingeniero, urbanista y economista, Gustave Massiah, es uno de los fundadores del movimiento altermundialista que se expresa en los Foros Sociales Mundiales y que proponen la superación del neoliberalismo para salir de la actual crisis, la que a su juicio es más que económica, sino que asistimos a una “crisis de civilización” expresada en el desastre ambiental, la pésima distribución de la riqueza en el mundo y la falta de expectativas.
Massiah es uno de los fundadores de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) y se le reconoce su coherencia que mantiene de su época de activista en los ’50 en las luchas independentistas de África. Por eso creyó que había caminos posibles a explorar cuando, a comienzos de los ’90, el derrumbe de los muros se llevó consigo los sueños de cambio social de muchos. Si muchos antiguos revolucionarios dejaron las consignas por puestos en las grandes corporaciones, el urbanista participó en la fundación de ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras), una de las primeras instancias de cuestionamiento en Europa de los flujos de capital.
“ATTAC corresponde a una etapa del movimiento altermundialista. Este movimiento surge como respuesta al neoliberalismo y emulando las experiencias de los países del sur, África y América Latina, donde ocurren las primeras respuestas contra las medidas estructurales”- nos cuenta.
La sublevación de Chiapas en enero de 1994, donde emerge la figura del subcomandante Marcos, fue la primera gran respuesta al avance del neoliberalismo. “El movimiento de Chiapas fue muy importante –cuenta Massiah– El subcomandante Marcos invitó a movimientos internacionalistas para hacer frente al neoliberalismo y se trató de una de las primeras explicitaciones de la batalla contra dicho modelo económico”.
Mientras en las selvas chiapanecas se ensayaban los municipios autónomos, en Europa “la lucha de las clases obreras es contra la cesantía y la precarización; y en defensa de la protección social, entonces la respuestas son los grandes movimientos de huelga de 1993 en Italia, Alemania, Francia, Corea y Estados Unidos”.
EL PUNTO DE FUGA DE SEATTLE
- ¿Qué significó para este movimiento que se estaba armando las manifestaciones contra la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle en 1999?
Inaugura la segunda fase del movimiento altermundialista, junto con las protestas contra el G7. Por primera vez nos reunimos desde distintas sensibilidades y logramos hacer caer la conferencia de la OMC en Seattle. Ese es el punto de partida del movimiento.
Desde ese evento en adelanta el movimiento sólo creció y se fue desparramando por el mundo. La prensa los rotuló como los ‘antiglobalización’.
“En ese tiempo empezaron a aparecer nuevos movimientos y hubo una evolución importante del mundo sindical, con la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) o el Partido de los Trabajadores en Brasil. También la marcha mundial de la mujer, la CONAI y los indígenas. Este movimiento de Latinoamérica permitió la evolución de regímenes como el de Hugo Chávez en Venezuela o el Frente Amplio en Uruguay”- recuerda Massiah.
Después vino el primer Foro Social Mundial en Porto Alegre el 2001, donde se calcula que llegaron un millón 200 mil personas a conversar para explorar las alternativas para hacer frente al neoliberalismo. Massiah cuenta que estaban la “Confederación Sindical Internacional, Vía Campesina, grandes movimientos ecologistas, federaciones de derechos humanos. Son estos movimiento que deciden juntarse en Porto Alegre diciendo que hay que pasar a otra etapa, más allá de contestar las reuniones del FMI o de la banca mundial”.
La tercera vía
En muchos países se experimentaba la Tercera Vía, que fue el intento de los partidos socialdemócratas por conciliar sus doctrinas con el neoliberalismo. En Chile, Ricardo Lagos; en Brasil, Fernando Henrique Cardoso o en Gran Bretaña, Tony Blair, fueron algunos de sus exponentes.
- ¿A ya más de diez años de las experiencias de la llamada Tercera Vía qué experiencia nos deja?
Obedecen al repliegue del movimiento social. Así, la socialdemocracia adopta en todas partes políticas neoliberales y al final nos queda que no podemos hablar de una ‘Tercera Vía’, sino es la misma vía conservadora. Si por una parte acepta la subordinación al mercado financiero, por otra acepta la estrategia norteamericana en la guerra del Golfo.
- ¿Y ustedes cómo reaccionaron?
En esa contradicción el movimiento altermundialista comienza sus primeras batallas ideológicas, diferentes a las primeras que fueron luchas de resistencia. Ahora se trató de discutir con argumentos contra la ideología dominante que se instaló después de 1989, la que reposa sobre 3 proposiciones: el final de la historia de Fukuyama, o sea, no se puede trascender el capitalismo; la guerra de las civilizaciones de Samuel Huntington, que relega la importancia de lo social y pondera más la religión y la civilización; y la tercera propuesta expresada por Margaret Thatcher cuando dice “no hay alternativa”.
- ¿Cuándo se empieza a construir esta alternativa?
Desde 1993 comienzan las proposiciones que dicen que sí hay alternativa, que otro mundo es posible. Ahí empezamos la batalla ideológica contra el neoliberalismo que comienza a marcar puntos desde 1996 con las grandes manifestaciones contra el G8 en Génova y contra la banca mundial. Una lucha importante fue dada en Argentina el 2001. En ese momento nos convertimos en movimiento altermundialista, antes éramos antiglobalización. Ahora podemos decir que ‘otro mundo es posible’.
Crisis del neoliberalismo
- ¿En qué cambia la correlación de fuerzas con la crisis económica del 2008?
Pasamos a una tercera etapa, que es la del agotamiento del neoliberalismo. La crisis está abierta, sobre todo con el endeudamiento, dado porque si en el periodo social liberal hasta 1990, los ciclos económicos se ajustaban aumentando los salarios para generar más producción, con el neoliberalismo se ajustan los salarios y se introduce la cesantía como forma de control social y el endeudamiento para mantener y aumentar el consumo. La situación se expresó con la crisis sub prime en Estados Unidos, en Europa con la deuda pública y en Chile también con el endeudamiento de los estudiantes. Sin duda que es un nuevo periodo.
- ¿Qué medidas concretas proponen para superar la crisis?
Desde el Primer Foro Social Mundial propusimos la supresión de los paraísos fiscales, la Tasa Tobin o el impuesto a las transacciones financieras de un 5 por ciento, el control de las finanzas y la soberanía fiscal. Esas fueron nuestras propuestas del 2001 y que hoy son tomadas por el G-20 en palabras, aún no en políticas.
- Hace poco el Parlamento Europeo recomendó aplicar la Tasa Tobin ¿Es síntoma de que aceptan la agenda del movimiento social o están tratando de salvar el barco que se les hunde?
Aceptaron las proposiciones del mundo social, pero no tienen las intenciones de aplicarlas, porque las fuerzas que controlan el sistema mundial son aún neoliberales. Adoptan estas propuestas porque su caída ideológica no les permite tener otras propuestas. Decir a partir del 2008 que el mercado funciona solo es impensable.
- La crisis del 2008 la salvaron transfiriendo millones de recursos desde los Estados a la banca, o sea, aún es un axioma que el sector bancario es el motor de la economía.
El endeudamiento de las familia tuvo como consecuencia el endeudamiento de la banca; los estados salvaron a la banca pero guardaron el modelo neoliberal y, a la larga, generaron una deuda pública que hoy se convierte en un nuevo problema, sobre todo en Europa.
Europa y el pacto de austeridad
- En Europa la salida a la crisis del euro son medidas de austeridad fiscal promovidas por la canciller alemana Ángela Merkel ¿cómo se da la resistencia a esas medidas?
La resistencia es muy fuerte en Europa. En Francia tuvimos 3 millones de huelguistas y en toda Europa ha habido movimientos muy fuertes frente a la imposición de la austeridad. Si nos subieron los impuestos producto del golpe de estado financieros. En Grecia, Italia y España las últimas elecciones y referéndums mostraban el rechazo del pueblo a los planes de austeridad. Entonces se reemplazaron a los jefes de gobierno de derecha elegidos, pero que no fueron capaces de resistir al pueblo, por antiguos empleados de la banca, como pasó con Mario Monti en Italia.
- Las críticas a la salida neoliberal a la crisis provienen incluso de economistas antes cazados con el modelo.
La resistencia a los planes de austeridad hoy aumenta. Y comienza a inquietarse una parte del establishment, como economistas como Joseph Stiglitz y Paul Krugman, quienes dicen que hay que parar los planes de austeridad, ya que son una locura. Pero las fuerzas dominantes del neoliberalismo están locas.
- ¿Cómo ves la situación de Grecia?
Lo que pasa en Grecia no es sólo un asunto de los griegos, Merkel y Sarkozi impusieron la idea que no hay otra salida que los planes de austeridad. Hubo reacción en muchos países y las elecciones en Francia fue la derrota de dichos planes y en Grecia muestran que el pueblo griego está listo para enfrentárseles. El riesgo ahora es que haya un golpe de estado financiero, de los mercados financieros contra el euro. Se está jugando la dirección del sistema financiero a cambio del financiamiento.
Avance de la extrema derecha
- ¿Los movimientos sociales en Europa están preparados para resistir ese golpe?
En mi opinión creo que sí, pero va a demorar. Por lo menos hasta ahora los socialistas franceses prefieren una salida keynesiana. La salida para Europa es invertir, aunque no es seguro que el crecimiento detenga la recesión
- Este panorama también provocó que en Francia más del 20 por ciento de los votantes optaran por la extrema derecha y en Grecia también dicho sector político creció. ¿No es un peligro para el movimiento social un avance tan grande de la extrema derecha en Europa?
Estamos como en los años ’20. Es posible que crezcan, pero no es probable, porque la extrema derecha en Europa concibe un proyecto eurofascista. Hay un ascenso en Italia, Austria y Hungría. En esos 3 países hubo una mayoría con la extrema derecha, pero no eran autónomos. Hubo un acercamiento ideológico de la derecha con la extrema derecha. En Italia no fue estable la alianza entre Berlusconi con la Liga del Norte. Lo que se ve en distintos países que hay una parte de la opinión que representa un 20 por ciento más o menos. Es muy elevado, pero es una fuerza importante frente a fuerzas importantes de izquierda que son más grandes y resisten.
- ¿Cómo trascender de las luchas por separado de los ecologistas, los trabajadores, la diversidad sexual, los indígenas a una agenda para una propuesta común?
Si el modelo es un movimiento internacionalista, que no es una internacional, es hacia un movimiento común pienso que es una convergencia, no una suma de movimientos. El movimiento altermundialista no es la suma de diversos actores, sino su convergencia. Pensamos que el triunfo tiene que darse país por país, ahí donde hay Estado. Tenemos una orientación estratégica común, que es el acceso a los derechos para todos, el buen vivir, la gratuidad de los servicios públicos y la reinvención de la democracia. Ese es nuestro programa y que comienza a hacer evolucionar los movimientos.
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