Saqueo basado en la mentira y la injusticia - Bankia

El saqueo continúa. Y supera todas las previsiones. Hace 15 días el Gobierno dijo que iba a entregar 4.465 millones de euros a Bankia a través del FROB, y que estimaba que iban a ser necesarios unos 7.000 millones de euros más.



El viernes pasado se hizo público que el gobierno va a aportar mucho más. En concreto, otros 19.000 millones de euros, lo que hace un total de 23.465 millones de euros. Para esto sí hay dinero, y mucho. Es un anticipo de lo que se aportará a otras entidades financieras. La cantidad que se va a entregar a Bankia supera las exigencias de la última reforma bancaria aprobada por el gobierno, lo que indica que ésta era insuficiente, y que las autoridades lo sabían.

La inyección de dinero en Bankia se va a realizar mediante la emisión de deuda pública. El Gobierno suscribirá las nuevas acciones de Bankia, y entregará títulos de deuda a cambio. De esta forma se da dinero a la banca. El gobierno y los medios de comunicación dominantes hablan de “rentabilidad futura”, cuando Bankia se vuelva a privatizar. Todo indica que no habrá tal rentabilidad (de hecho no hay capital privado dispuesto a hacer lo mismo que el gobierno), sino que lo que habrá es un saneamiento de Bankia y una futura privatización a precio de saldo, con una importante pérdida de dinero público y beneficio privado.

La mentira preside la acción de las entidades financieras y el poder político. No se puede calificar de otro modo las declaraciones de Goirigolzarri, nuevo presidente de Bankia, que a la vez que negociaba con el gobierno y el Banco de España la entrega de ese dinero para salvar su banco, dijo que Bankia era una entidad solvente. Y qué decir de las declaraciones reiteradas de Rajoy o Luis de Guindos en las que indicaban que no iba a haber ni un euro de dinero público para salvar a la Banca.

Es inmoral e inaceptable. El gobierno no entrega su dinero. Es dinero del conjunto de contribuyentes. Es nuestro dinero, ya que solo las rentas de trabajo pagan impuestos en función de su capacidad real. El gobierno solo administra ese dinero. Y resulta que el gobierno recorta salarios (en el sector público y aprueba una reforma laboral para empobrecer también al conjunto de la clase trabajadora), reduce el poder adquisitivo de las pensiones (un 1% de subida en dos años, a lo que hay que añadir la reforma de las pensiones), impone fuertes recortes en sanidad, educación y servicios sociales. Y lo hace alegando que no tiene dinero. Y sin embargo, no tiene ningún empacho en destinar cantidades enormes de dinero a la banca. Es como si dejásemos que nuestros hijos e hijas sufrieran hambre o vayan a una mala escuela y que nos endeudásemos para dar dinero al banco o al bar de al lado de casa.

El rechazo social está asegurado. La parte mala, que se atreven a hacer este tipo de operaciones con total impunidad.

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