La marca de Caín y la mandíbula mediática
“Ahora pues, maldito seas tú, lejos de la tierra que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Serás errante y fugitivo”. Así partió Caín y habitó en la tierra de Nod, al este del Edén”. (Génesis)
Con gran despliegue propagandístico (5.280 notas en internet), Fabricio Correa tuvo en los últimos días cientos de titulares de prensa, no solo en Ecuador, donde es usual levantarlo del piso, sino en el exterior, a partir de una entrevista realizada por “El País” de Uruguay, la que -con ágil y simultánea prontitud- fue reproducida por un rosario de medios privados de información, entre ellos el “Nuevo Herald” de Miami, “El Universal” de Venezuela, “ABC” de Paraguay, “La Prensa” de Nicaragua, “El Comercio” del Perú, la agencia EFE de España, la agencia Europa Press, “Diario de Las Américas” (con circulación digital en todo el continente), Univisión en Miami, “Libertad Digital” de España, “Barranquilla Abierta” de Colombia, “Iberoamérica.Net”, “Noticias 24 horas”, “Fuerza empresarial News” y “Noticiero Digital” de Venezuela, y hasta “Noticias de MSN Hotmail”.
En el Ecuador, el calco fue repetido en el internet por los diarios Hoy, El Universo, Extra, Expreso, La Hora, El Mercurio, radios, canales de televisión y otros espacios privados de comunicación; así como la página digital de extrema-derecha ‘Ecuador en vivo’, por ‘Ecuador Diario Crítico’, ‘Entérate Ecuador’, ‘Ecuador Times’, la inefable revista ‘Vanguardia’ y un variopinto etcétera que, al parecer, actuó en inocente sincronía, involuntaria siempre, a la hora de propagar las villanías del entrevistado, imponiéndolas como noticia hegemónica en el ancho espacio de la “información independiente”. En total, los buscadores electrónicos registran 5.280 noticias que aparecen reproducidas por distintos medios de comunicación, multiplicando el titular de la ‘comedida’ entrevista: “Fabricio Correa: en Ecuador se vive con temor”.
No vale la pena caer en la inútil trampa de responder la ordinariez de los argumentos mediáticos del entrevistado, ni precisar hechos y referencias que el mínimo rigor periodístico exigiría, porque toda razón resulta en vano: ni Caín cambiará de actitud, ni la mandíbula rectificará su conducta, que no lleva otro propósito que ejecutar un fratricidio mediático.
Es vano referirse al chabacano discurso anti-revolucionario que, en vez de respuestas, ofrece don Fabricio a Carlos Tapia, periodista del conservador periódico uruguayo que parece solazarse con las ‘perlas’ del furibundo Caín en contra de su hermano, el Presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado. Ni siquiera vale la pena rebatir los enredos que cansinamente repite, con los que intenta borrar la marca indeleble que lleva en su frente desde hace varios años, queriendo convertirse en acusador y víctima cuando fue, como su cofrade bíblico, condenado a vagar por el mundo sin que nadie pueda tomarlo en serio.
Porque no es cierta la muletilla repetitiva de que “le quitaron los contratos porque se negó a entregar una coima de un millón y medio de dólares”, o que varias de sus empresas “siguen trabajando en obra pública”. Será con las alcaldías de la oposición de derecha, como la de Nebot, con quien mantuvo contratos para edificar viviendas y canales de riego con Interagua a través de Helpetc, una de sus empresas.
Lo único evidente es que Rafael Correa, en su condición de Presidente de la República y en decisión que honra su honradez, ordenó la inmediata terminación unilateral y sin derecho a indemnización alguna, de todos los ilícitos contratos con el Estado que hayan sido concedidos a las empresas privadas vinculadas a su hermano, quien creó entidades fantasmas, utilizó testaferros y recurrió a la simulación societaria. Además, el Presidente instruyó que todos los ministerios se inhiban de recibirlo, peor si se presentaba, como lo había hecho hasta entonces, engañando a funcionarios a los que visitaba aludiendo su condición de “hermano mayor” del jefe de Estado. En gesto que le enaltece, porque es distinto a la práctica de mieles y flores que hasta entonces llevaron varios presidentes y autoridades de Estado, Rafael Correa prefirió perder un familiar, y que jamás se contrate servicios de sus empresas, para evitar conflictos de intereses, faltas a la ley y a la ética pública.
Porque al posmoderno Caín, que ni siquiera ha sido expulsado al este del edén como lo fue su colega del Antiguo Testamento, no le duele ni la suerte de su país ni el honor de su familia: siempre le interesó el billete, y ahora, el poder. Siempre antepuso sus negocios particulares por sobre los intereses del Estado, su empresarial cálculo de la rentabilidad al buen nombre de su hermano, y la fiebre por ganar dinero rápido a los escrúpulos.
El mal hermano, emulando la culpa de su espejo bíblico (“¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?”), ni siquiera es original. Dijo a “El País” del Uruguay, en declaración reproducida 5.280 veces en medios privados y buscadores electrónicos, que su deseo es “sacar al Ecuador de la serie B, donde juega con Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán y Colombia; y llevarlo a la serie A, a jugar otra vez con Inglaterra, Alemania, Canadá, EEUU”.
Repite así la aduladora cantinela que un día expuso Patricio Zuquilanda, el entreguista canciller de Lucio Gutiérrez, que en la era del servilismo diplomático (por fortuna ya superado) llegó a decir que "el país ahora juega en las grandes ligas, porque antes el Ecuador tenía objetivos de política exterior tradicionales, de respeto a la soberanía y la determinación de los pueblos. Tenemos que ser amigos de países que están imponiendo sus tesis. El objetivo es estrechar las relaciones con EEUU, Alemania y España. Luego, ocuparnos de economías vecinas como Colombia, Perú o Brasil".
En su peregrinaje mediático, emula la caminata cainezca hacia las bíblicas tierras del Nod, portando en su frente una nueva marca: “Equidad, Progreso y Orden (Equipo)”, tríada verbal con la cual ha bautizado a su “partido” para presentarse a elecciones en el 2013 como candidato de la oposición. Tamaño nombrecito recuerda los slogans de la extrema derecha latinoamericana y las consignas de las tropicales dictaduras de los años 60. Como el personaje del Antiguo Testamento, cree que el diablo paga bien a sus devotos, y entonces sostiene una tesis con la que intenta congraciarse, a la manera de los antiguos pajes y criados de librea, con los grupos de poder económico, político y mediático, pero que es más digna de diagnóstico clínico: “Me he convertido en un líder y en la voz de los que no callan, porque no tengo rabo de paja”.
Los revolucionarios, al igual que Abel, no eligen los hermanos
Es normal que un proceso de cambios sociales, políticos, económicos y conductuales, despierte diferencias en una misma familia. Llevar el mismo apellido y tener la misma sangre, en una revolución, no significa que todos le apuesten al cambio. Ha sido evidente, por lo menos en América Latina, que a muchos líderes les tocó hermanos, hermanas u otros familiares, que reniegan de las causas de los primeros, que reinventan el mito de Caín y que se prestan, por oscuras razones que la razón no entiende, para atacar a sus hermanos, denigrar sus liderazgos y difamar los procesos de cambio que ellos llevan adelante. Como el personaje bíblico, esos individuos hallan otra quijada con la cual ejecutar fratricidios, fuerte como “arma de destrucción masiva”: la mandíbula mediática. Juana Castro, la CIA y los medios
Fidel, el conductor de la Revolución Cubana, tuvo su Fabricio. Fue su hermana, Juana Castro, que después de 45 años de haberlo negado, por fin admitió, desde Miami, ante la cadena televisiva privada Univisión y la periodista María Antonieta Collins (que no tienen un ápice de izquierda), haber trabajado con la CIA durante cuatro décadas para enlodar a su hermano a través de operaciones mediáticas largamente sostenidas en periódicos, canales de televisión y radios del mundo.
Cuando rompió con su hermano Fidel, con Raúl y la Revolución Cubana, Juana Castro escribió una carta que fue profusamente difundida en los medios de comunicación de la época (en ese tiempo no había internet, redes sociales, blogs, web y facebook, que multiplicaran la difusión masiva del ataque mediático). La anticomunista Juana Castro tuvo desde sus inicios el apoyo de los medios. Así empezó esa carta escrita el 19 de junio de 1964: "Señores de la prensa: la que a ustedes se dirige es Juanita Castro Ruz, hermana del primer ministro de Cuba Comunista, Fidel Castro".
45 años después, reveló su mayor secreto: "La CIA quería hablar conmigo, porque tenían cosas interesantes que decirme y cosas interesantes que pedirme, y que si yo estaba dispuesta a oírlos a ellos. Me quedé medio shockeada, pero de todas maneras les dije que sí". De esa forma, cuenta la periodista Collins, “Juanita comenzó lo que fue una larga relación con la archi-enemiga de su hermano Fidel: la Agencia Central de Inteligencia de EEUU, CIA”.
La telenovela de “la ex”
El jefe de Estado de Venezuela Hugo Chávez, ha sido atacado continuamente por su ex–esposa, Marisabel Rodríguez, que se declaró adversaria acérrima del proceso de cambios en su país. Desde entonces, tuvo fuertes respaldos en los grandes medios de Caracas y el continente. El 29 de noviembre del 2007, previo a las elecciones, le dijo a Radio Caracol de Colombia, entonces gobernada por Álvaro Uribe, enemigo declarado de Chávez y los procesos de cambio en la región: “ Venezuela es una bomba de tiempo, la pólvora está regada, solo falta el detonante ”.
Sin ningún tipo de prueba se dedicó a la tarea de peregrinar por los mass media o fue buscada por los grandes monopolios informativos del mundo para declarar sus profecías contra “el desastre comunista de Venezuela”. Ella a dvirtió sin asidero ético sobre la posibilidad de manipulación y fraude de los resultados en el referendo de diciembre de ese año, agregando que a Hugo Chávez “le sería muy difícil reconocer una derrota en las elecciones de diciembre: su reacción es impredecible”. Por supuesto, Chávez ganó. Y no hubo enmienda de la profecía mediáticamente difundida.
De esa manera, Marisabel Rodríguez, tuvo eco en las cadenas noticiosas del mundo para repetir mil veces mentiras convertidas en verdades.
Los medios peruanos y la familia de Ollanta Humala
Los medios del Perú, desde que el fujimorismo inventó la “prensa chicha”, se hicieron expertos en fabricar ambientes hostiles a Ollanta Humala y difundir peleas constantes con sus familiares. Este 15 de marzo el diario “La Tercera” de Chile, publicó un manipulador primer planazo, recogido de la prensa peruana, con el título “ Antauro complica a Humala y abre disputa familiar ”, añadiendo que Isaac Humala, padre del jefe de estado peruano, dijo que éste tenía una "obligación fraternal" con su hermano Antauro, quien cumple sentencia de 25 años de prisión por el asalto a la comisaría de Andahuaylas el 1 de enero del 2005.
En grandes titulares, reproducidos en numerosos medios del Perú y del continente, publicaron los jalones de oreja del padre al hijo: "Ollanta es hermano de él. Si no puede hacer justicia con todos los peruanos, que por lo menos lo haga con su hermano". No es la primera vez que el patriarca de los Humala complica al presidente. En junio de 2011, en el canal Frecuencia Latina dijo que Chile era un "paisito pequeño y su sitio es formar parte del Perú”. “La Tercera” de Chile también informó que “Ulises, el mayor de los siete hermanos Humala, hoy es un crítico del mandatario, pues cuestionó el pase a retiro de 30 altos oficiales policiales. Se está desmoralizando a la Policía", habría dicho el Odiseo.
Empero, Ollanta, como Fidel, Chávez y Rafael Correa, ha sido frontal. A las polémicas de sus hermanos y su padre, cuando es cuestionado masivamente por ‘la prensa chicha’ sobre tan recurrente tema mediático, ha respondido: "el Presidente soy yo".
Las conexiones de la quijada mediática
El diario “El País” de Uruguay, que promovió la entrevista a la Juana Castro del Ecuador, hace parte del GDA (Grupo de Diarios de las Américas), del que también es miembro Diario “El Comercio” de Ecuador. El GDA, en red, ha publicado reportajes ‘especiales’ que circulan al unísono en el continente para posicionar temas de su interés. Uno de ellos fue “la exportación del modelo bolivariano en Ecuador y los Andes”, satanizando a quienes asumieron en nuestros países la defensa de Rafael Correa, Hugo Chávez y otros mandatarios de izquierda. Hace poco el GDA publicó, simultáneamente, el editorial difamatorio de Emilio Palacio. Es decir, este Grupo cumple su objetivo de hacerle “carga montón” mediático al Presidente de Ecuador y a todos los procesos de cambio que no son del agrado de los poderes fácticos en la región.
Por si fuera poco, “El País” de Uruguay también integra, como no podía ser de otra manera, la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), el viejo emporio que aglutina a los dueños y propietarios de los periódicos más conservadores del continente.
Pero además, “El País” de Uruguay es ‘partner’ de “El País” de España, y hace parte del Grupo Prisa, esa suerte de oligopolio mediático español que, igualmente, ha enfilado sus ataques hacia Rafael Correa y otros gobernantes latinoamericanos que lideran los cambios en la región. Como bien lo anuncia su propia publicidad, el “Grupo Prisa está p resente en 22 países y llega a más de 50 millones de usuarios a través de sus marcas globales EL PAÍS y las editoriales Santillana y Alfaguara. Es uno de los grupos mediáticos más grandes del mundo y su presencia en Brasil y en el creciente mercado hispano de EEUU, le ha abierto un mercado global de más de 700 millones de personas.”
En marzo de 2009 el afamado periódico francés “Le Monde Diplomatique” analizó en detalle al grupo mediático español y entre sus conclusiones, elaboradas por el periodista Pascual Serrano, cita que “uno de los errores de Prisa podría haber sido buscar a toda costa un fuerte crecimiento que le garantice ser un agente de poder político en España y América Latina, a costa de perder solidez empresarial. Con su actual línea editorial en América Latina, de agresividad permanente contra los gobiernos progresistas, que ha superado a los medios tradicionales de derecha, el futuro del grupo se encuentra más en peligro que nunca”.
“El País” de Uruguay tiene entre sus columnistas al ex–presidente Luis Alberto “Cuqui” Lacalle, artífice del peor plan de ajuste neoliberal en su país, y a los ya célebres Carlos Alberto Montaner y Andrés Oppenheimer, a quienes -por mera coincidencia- se les publica religiosamente sus furiosos artículos contra Rafael Correa y los gobiernos progresistas de Latinoamérica, en otros periódicos del GDA y la SIP, entre ellos “El Comercio” y “Hoy” de Ecuador.
En extraña identidad de agenda, difunden y promueven editoriales, titulares y noticias similares, con el fin de influir desde esos medios en la opinión pública de la región. Rafael, en la mira de “la Netocracia”
En centros académicos del mundo se investiga y analiza el poder alcanzado por los medios a escala planetaria. Para referirse al tema varios analistas acuñaron el término “Netocracia” que significa “la nueva clase dominante en la era de la información”. Son los dueños de las redes y las grandes empresas de comunicación. La netocracia es quien condiciona el discurso de la gente pública, hasta anularla, otorgándole o quitándole espacio conforme a sus deseos.
La poderosa netocracia empresarial y sus tentáculos corporativos: el Grupo de Diarios de las Américas, la Sociedad Interamericana de Prensa, el grupo Prisa, “Reporteros Sin Fronteras”, el conservador “Washington Post”, la CNN y otros grandes medios del mundo, hace más de una década empezaron una Guerra Asimétrica de ataques mediáticos en serie, para denigrar, distorsionar y satanizar los procesos gubernamentales progresistas abiertos en la región. Ahora, con mayor virulencia, enfilan su bombardeo desinformativo a escala mundial contra Rafael Correa. Y es que el centro de gravedad estratégico de la nueva ola de ataques mediáticos simultáneos, se desplazó: ya no es, por ahora, Hugo Chávez, ni Evo Morales, o Cristina Fernández, ni Fernando Lugo, Ollanta, Dilma o Daniel Ortega. Volverán a serlo, en los tiempos propicios (sobre todo electorales) que juzguen necesario, para denigrarlos en campañas mediáticas agresivas que ya no son de carácter local-nacional, sino de carácter internacional, porque globalizaron tanto la matriz homogénea de desgaste y castigo informativo, cuanto las mallas del rumor y la desinformación.
Por eso hoy atacan “en pandilla”, y ya no solo localmente, sino desde todas partes donde se encuentran: el espíritu de cuerpo y los intereses amenazados, es lo que les une. A la vez, homogenizan el posicionamiento público de figuras de la oposición y candidatos potenciales, por supuesto, que sean adversos a esos gobiernos progresistas. La malla mediática a favor de Capriles vs. Chávez, no deja ninguna duda de qué enfrentamos.
Pero decíamos que en la actualidad el centro de gravedad estratégico de la ola de bombardeos mediáticos se desplazó. Hoy lo tienen en la mira, al Presidente ecuatoriano Rafael Correa. Contra él están usando y usarán todas las estrategias posibles de desgaste y difamación (palpamos, a propósito del caso “El Universo”, cómo orquestaron, al unísono, esa matriz mediática de ataque). Y usan y usarán toda operación de ablandamiento y denigración (la descarada manipulación mediática del caso de la valija diplomática, es apenas otra muestra). Incluso usan y usarán, a las Juanas Castro locales. Caín, entonces, apenas es un eslabón que la Netocracia usa y luego desecha. Para volverlo a revivir, usarlo y otra vez desecharlo en un peregrinaje sin término, aunque con propósito:
Asistimos a este cambio del centro de gravedad en el ataque mediático internacional contra Rafael Correa, por haber osado cuestionar con frontalidad y llevado al banquillo de los acusados, al mayor poder en la historia de la modernidad (los grandes medios privados de comunicación).
Cuando hace poco el Presidente ecuatoriano, durante el ejemplar acto de remisión en el caso “El Universo”, advirtió a su pueblo y a los pueblos del continente: “A perderle el miedo a los negocios de la comunicación”, dio en el blanco. Porque esa oligarquía global, que no tiene ni respeta fronteras, está dispuesta a guerrear con uñas y dientes, usando mandíbulas y quijadas mediáticas, con tal de seguir mandando.
Entonces, Caín, el pobre, no es más que una de las tantas fichas en el dominó de la desinformación.
nota original
Con gran despliegue propagandístico (5.280 notas en internet), Fabricio Correa tuvo en los últimos días cientos de titulares de prensa, no solo en Ecuador, donde es usual levantarlo del piso, sino en el exterior, a partir de una entrevista realizada por “El País” de Uruguay, la que -con ágil y simultánea prontitud- fue reproducida por un rosario de medios privados de información, entre ellos el “Nuevo Herald” de Miami, “El Universal” de Venezuela, “ABC” de Paraguay, “La Prensa” de Nicaragua, “El Comercio” del Perú, la agencia EFE de España, la agencia Europa Press, “Diario de Las Américas” (con circulación digital en todo el continente), Univisión en Miami, “Libertad Digital” de España, “Barranquilla Abierta” de Colombia, “Iberoamérica.Net”, “Noticias 24 horas”, “Fuerza empresarial News” y “Noticiero Digital” de Venezuela, y hasta “Noticias de MSN Hotmail”.
En el Ecuador, el calco fue repetido en el internet por los diarios Hoy, El Universo, Extra, Expreso, La Hora, El Mercurio, radios, canales de televisión y otros espacios privados de comunicación; así como la página digital de extrema-derecha ‘Ecuador en vivo’, por ‘Ecuador Diario Crítico’, ‘Entérate Ecuador’, ‘Ecuador Times’, la inefable revista ‘Vanguardia’ y un variopinto etcétera que, al parecer, actuó en inocente sincronía, involuntaria siempre, a la hora de propagar las villanías del entrevistado, imponiéndolas como noticia hegemónica en el ancho espacio de la “información independiente”. En total, los buscadores electrónicos registran 5.280 noticias que aparecen reproducidas por distintos medios de comunicación, multiplicando el titular de la ‘comedida’ entrevista: “Fabricio Correa: en Ecuador se vive con temor”.
No vale la pena caer en la inútil trampa de responder la ordinariez de los argumentos mediáticos del entrevistado, ni precisar hechos y referencias que el mínimo rigor periodístico exigiría, porque toda razón resulta en vano: ni Caín cambiará de actitud, ni la mandíbula rectificará su conducta, que no lleva otro propósito que ejecutar un fratricidio mediático.
Es vano referirse al chabacano discurso anti-revolucionario que, en vez de respuestas, ofrece don Fabricio a Carlos Tapia, periodista del conservador periódico uruguayo que parece solazarse con las ‘perlas’ del furibundo Caín en contra de su hermano, el Presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado. Ni siquiera vale la pena rebatir los enredos que cansinamente repite, con los que intenta borrar la marca indeleble que lleva en su frente desde hace varios años, queriendo convertirse en acusador y víctima cuando fue, como su cofrade bíblico, condenado a vagar por el mundo sin que nadie pueda tomarlo en serio.
Porque no es cierta la muletilla repetitiva de que “le quitaron los contratos porque se negó a entregar una coima de un millón y medio de dólares”, o que varias de sus empresas “siguen trabajando en obra pública”. Será con las alcaldías de la oposición de derecha, como la de Nebot, con quien mantuvo contratos para edificar viviendas y canales de riego con Interagua a través de Helpetc, una de sus empresas.
Lo único evidente es que Rafael Correa, en su condición de Presidente de la República y en decisión que honra su honradez, ordenó la inmediata terminación unilateral y sin derecho a indemnización alguna, de todos los ilícitos contratos con el Estado que hayan sido concedidos a las empresas privadas vinculadas a su hermano, quien creó entidades fantasmas, utilizó testaferros y recurrió a la simulación societaria. Además, el Presidente instruyó que todos los ministerios se inhiban de recibirlo, peor si se presentaba, como lo había hecho hasta entonces, engañando a funcionarios a los que visitaba aludiendo su condición de “hermano mayor” del jefe de Estado. En gesto que le enaltece, porque es distinto a la práctica de mieles y flores que hasta entonces llevaron varios presidentes y autoridades de Estado, Rafael Correa prefirió perder un familiar, y que jamás se contrate servicios de sus empresas, para evitar conflictos de intereses, faltas a la ley y a la ética pública.
Porque al posmoderno Caín, que ni siquiera ha sido expulsado al este del edén como lo fue su colega del Antiguo Testamento, no le duele ni la suerte de su país ni el honor de su familia: siempre le interesó el billete, y ahora, el poder. Siempre antepuso sus negocios particulares por sobre los intereses del Estado, su empresarial cálculo de la rentabilidad al buen nombre de su hermano, y la fiebre por ganar dinero rápido a los escrúpulos.
El mal hermano, emulando la culpa de su espejo bíblico (“¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?”), ni siquiera es original. Dijo a “El País” del Uruguay, en declaración reproducida 5.280 veces en medios privados y buscadores electrónicos, que su deseo es “sacar al Ecuador de la serie B, donde juega con Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán y Colombia; y llevarlo a la serie A, a jugar otra vez con Inglaterra, Alemania, Canadá, EEUU”.
Repite así la aduladora cantinela que un día expuso Patricio Zuquilanda, el entreguista canciller de Lucio Gutiérrez, que en la era del servilismo diplomático (por fortuna ya superado) llegó a decir que "el país ahora juega en las grandes ligas, porque antes el Ecuador tenía objetivos de política exterior tradicionales, de respeto a la soberanía y la determinación de los pueblos. Tenemos que ser amigos de países que están imponiendo sus tesis. El objetivo es estrechar las relaciones con EEUU, Alemania y España. Luego, ocuparnos de economías vecinas como Colombia, Perú o Brasil".
En su peregrinaje mediático, emula la caminata cainezca hacia las bíblicas tierras del Nod, portando en su frente una nueva marca: “Equidad, Progreso y Orden (Equipo)”, tríada verbal con la cual ha bautizado a su “partido” para presentarse a elecciones en el 2013 como candidato de la oposición. Tamaño nombrecito recuerda los slogans de la extrema derecha latinoamericana y las consignas de las tropicales dictaduras de los años 60. Como el personaje del Antiguo Testamento, cree que el diablo paga bien a sus devotos, y entonces sostiene una tesis con la que intenta congraciarse, a la manera de los antiguos pajes y criados de librea, con los grupos de poder económico, político y mediático, pero que es más digna de diagnóstico clínico: “Me he convertido en un líder y en la voz de los que no callan, porque no tengo rabo de paja”.
Los revolucionarios, al igual que Abel, no eligen los hermanos
Es normal que un proceso de cambios sociales, políticos, económicos y conductuales, despierte diferencias en una misma familia. Llevar el mismo apellido y tener la misma sangre, en una revolución, no significa que todos le apuesten al cambio. Ha sido evidente, por lo menos en América Latina, que a muchos líderes les tocó hermanos, hermanas u otros familiares, que reniegan de las causas de los primeros, que reinventan el mito de Caín y que se prestan, por oscuras razones que la razón no entiende, para atacar a sus hermanos, denigrar sus liderazgos y difamar los procesos de cambio que ellos llevan adelante. Como el personaje bíblico, esos individuos hallan otra quijada con la cual ejecutar fratricidios, fuerte como “arma de destrucción masiva”: la mandíbula mediática. Juana Castro, la CIA y los medios
Fidel, el conductor de la Revolución Cubana, tuvo su Fabricio. Fue su hermana, Juana Castro, que después de 45 años de haberlo negado, por fin admitió, desde Miami, ante la cadena televisiva privada Univisión y la periodista María Antonieta Collins (que no tienen un ápice de izquierda), haber trabajado con la CIA durante cuatro décadas para enlodar a su hermano a través de operaciones mediáticas largamente sostenidas en periódicos, canales de televisión y radios del mundo.
Cuando rompió con su hermano Fidel, con Raúl y la Revolución Cubana, Juana Castro escribió una carta que fue profusamente difundida en los medios de comunicación de la época (en ese tiempo no había internet, redes sociales, blogs, web y facebook, que multiplicaran la difusión masiva del ataque mediático). La anticomunista Juana Castro tuvo desde sus inicios el apoyo de los medios. Así empezó esa carta escrita el 19 de junio de 1964: "Señores de la prensa: la que a ustedes se dirige es Juanita Castro Ruz, hermana del primer ministro de Cuba Comunista, Fidel Castro".
45 años después, reveló su mayor secreto: "La CIA quería hablar conmigo, porque tenían cosas interesantes que decirme y cosas interesantes que pedirme, y que si yo estaba dispuesta a oírlos a ellos. Me quedé medio shockeada, pero de todas maneras les dije que sí". De esa forma, cuenta la periodista Collins, “Juanita comenzó lo que fue una larga relación con la archi-enemiga de su hermano Fidel: la Agencia Central de Inteligencia de EEUU, CIA”.
La telenovela de “la ex”
El jefe de Estado de Venezuela Hugo Chávez, ha sido atacado continuamente por su ex–esposa, Marisabel Rodríguez, que se declaró adversaria acérrima del proceso de cambios en su país. Desde entonces, tuvo fuertes respaldos en los grandes medios de Caracas y el continente. El 29 de noviembre del 2007, previo a las elecciones, le dijo a Radio Caracol de Colombia, entonces gobernada por Álvaro Uribe, enemigo declarado de Chávez y los procesos de cambio en la región: “ Venezuela es una bomba de tiempo, la pólvora está regada, solo falta el detonante ”.
Sin ningún tipo de prueba se dedicó a la tarea de peregrinar por los mass media o fue buscada por los grandes monopolios informativos del mundo para declarar sus profecías contra “el desastre comunista de Venezuela”. Ella a dvirtió sin asidero ético sobre la posibilidad de manipulación y fraude de los resultados en el referendo de diciembre de ese año, agregando que a Hugo Chávez “le sería muy difícil reconocer una derrota en las elecciones de diciembre: su reacción es impredecible”. Por supuesto, Chávez ganó. Y no hubo enmienda de la profecía mediáticamente difundida.
De esa manera, Marisabel Rodríguez, tuvo eco en las cadenas noticiosas del mundo para repetir mil veces mentiras convertidas en verdades.
Los medios peruanos y la familia de Ollanta Humala
Los medios del Perú, desde que el fujimorismo inventó la “prensa chicha”, se hicieron expertos en fabricar ambientes hostiles a Ollanta Humala y difundir peleas constantes con sus familiares. Este 15 de marzo el diario “La Tercera” de Chile, publicó un manipulador primer planazo, recogido de la prensa peruana, con el título “ Antauro complica a Humala y abre disputa familiar ”, añadiendo que Isaac Humala, padre del jefe de estado peruano, dijo que éste tenía una "obligación fraternal" con su hermano Antauro, quien cumple sentencia de 25 años de prisión por el asalto a la comisaría de Andahuaylas el 1 de enero del 2005.
En grandes titulares, reproducidos en numerosos medios del Perú y del continente, publicaron los jalones de oreja del padre al hijo: "Ollanta es hermano de él. Si no puede hacer justicia con todos los peruanos, que por lo menos lo haga con su hermano". No es la primera vez que el patriarca de los Humala complica al presidente. En junio de 2011, en el canal Frecuencia Latina dijo que Chile era un "paisito pequeño y su sitio es formar parte del Perú”. “La Tercera” de Chile también informó que “Ulises, el mayor de los siete hermanos Humala, hoy es un crítico del mandatario, pues cuestionó el pase a retiro de 30 altos oficiales policiales. Se está desmoralizando a la Policía", habría dicho el Odiseo.
Empero, Ollanta, como Fidel, Chávez y Rafael Correa, ha sido frontal. A las polémicas de sus hermanos y su padre, cuando es cuestionado masivamente por ‘la prensa chicha’ sobre tan recurrente tema mediático, ha respondido: "el Presidente soy yo".
Las conexiones de la quijada mediática
El diario “El País” de Uruguay, que promovió la entrevista a la Juana Castro del Ecuador, hace parte del GDA (Grupo de Diarios de las Américas), del que también es miembro Diario “El Comercio” de Ecuador. El GDA, en red, ha publicado reportajes ‘especiales’ que circulan al unísono en el continente para posicionar temas de su interés. Uno de ellos fue “la exportación del modelo bolivariano en Ecuador y los Andes”, satanizando a quienes asumieron en nuestros países la defensa de Rafael Correa, Hugo Chávez y otros mandatarios de izquierda. Hace poco el GDA publicó, simultáneamente, el editorial difamatorio de Emilio Palacio. Es decir, este Grupo cumple su objetivo de hacerle “carga montón” mediático al Presidente de Ecuador y a todos los procesos de cambio que no son del agrado de los poderes fácticos en la región.
Por si fuera poco, “El País” de Uruguay también integra, como no podía ser de otra manera, la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), el viejo emporio que aglutina a los dueños y propietarios de los periódicos más conservadores del continente.
Pero además, “El País” de Uruguay es ‘partner’ de “El País” de España, y hace parte del Grupo Prisa, esa suerte de oligopolio mediático español que, igualmente, ha enfilado sus ataques hacia Rafael Correa y otros gobernantes latinoamericanos que lideran los cambios en la región. Como bien lo anuncia su propia publicidad, el “Grupo Prisa está p resente en 22 países y llega a más de 50 millones de usuarios a través de sus marcas globales EL PAÍS y las editoriales Santillana y Alfaguara. Es uno de los grupos mediáticos más grandes del mundo y su presencia en Brasil y en el creciente mercado hispano de EEUU, le ha abierto un mercado global de más de 700 millones de personas.”
En marzo de 2009 el afamado periódico francés “Le Monde Diplomatique” analizó en detalle al grupo mediático español y entre sus conclusiones, elaboradas por el periodista Pascual Serrano, cita que “uno de los errores de Prisa podría haber sido buscar a toda costa un fuerte crecimiento que le garantice ser un agente de poder político en España y América Latina, a costa de perder solidez empresarial. Con su actual línea editorial en América Latina, de agresividad permanente contra los gobiernos progresistas, que ha superado a los medios tradicionales de derecha, el futuro del grupo se encuentra más en peligro que nunca”.
“El País” de Uruguay tiene entre sus columnistas al ex–presidente Luis Alberto “Cuqui” Lacalle, artífice del peor plan de ajuste neoliberal en su país, y a los ya célebres Carlos Alberto Montaner y Andrés Oppenheimer, a quienes -por mera coincidencia- se les publica religiosamente sus furiosos artículos contra Rafael Correa y los gobiernos progresistas de Latinoamérica, en otros periódicos del GDA y la SIP, entre ellos “El Comercio” y “Hoy” de Ecuador.
En extraña identidad de agenda, difunden y promueven editoriales, titulares y noticias similares, con el fin de influir desde esos medios en la opinión pública de la región. Rafael, en la mira de “la Netocracia”
En centros académicos del mundo se investiga y analiza el poder alcanzado por los medios a escala planetaria. Para referirse al tema varios analistas acuñaron el término “Netocracia” que significa “la nueva clase dominante en la era de la información”. Son los dueños de las redes y las grandes empresas de comunicación. La netocracia es quien condiciona el discurso de la gente pública, hasta anularla, otorgándole o quitándole espacio conforme a sus deseos.
La poderosa netocracia empresarial y sus tentáculos corporativos: el Grupo de Diarios de las Américas, la Sociedad Interamericana de Prensa, el grupo Prisa, “Reporteros Sin Fronteras”, el conservador “Washington Post”, la CNN y otros grandes medios del mundo, hace más de una década empezaron una Guerra Asimétrica de ataques mediáticos en serie, para denigrar, distorsionar y satanizar los procesos gubernamentales progresistas abiertos en la región. Ahora, con mayor virulencia, enfilan su bombardeo desinformativo a escala mundial contra Rafael Correa. Y es que el centro de gravedad estratégico de la nueva ola de ataques mediáticos simultáneos, se desplazó: ya no es, por ahora, Hugo Chávez, ni Evo Morales, o Cristina Fernández, ni Fernando Lugo, Ollanta, Dilma o Daniel Ortega. Volverán a serlo, en los tiempos propicios (sobre todo electorales) que juzguen necesario, para denigrarlos en campañas mediáticas agresivas que ya no son de carácter local-nacional, sino de carácter internacional, porque globalizaron tanto la matriz homogénea de desgaste y castigo informativo, cuanto las mallas del rumor y la desinformación.
Por eso hoy atacan “en pandilla”, y ya no solo localmente, sino desde todas partes donde se encuentran: el espíritu de cuerpo y los intereses amenazados, es lo que les une. A la vez, homogenizan el posicionamiento público de figuras de la oposición y candidatos potenciales, por supuesto, que sean adversos a esos gobiernos progresistas. La malla mediática a favor de Capriles vs. Chávez, no deja ninguna duda de qué enfrentamos.
Pero decíamos que en la actualidad el centro de gravedad estratégico de la ola de bombardeos mediáticos se desplazó. Hoy lo tienen en la mira, al Presidente ecuatoriano Rafael Correa. Contra él están usando y usarán todas las estrategias posibles de desgaste y difamación (palpamos, a propósito del caso “El Universo”, cómo orquestaron, al unísono, esa matriz mediática de ataque). Y usan y usarán toda operación de ablandamiento y denigración (la descarada manipulación mediática del caso de la valija diplomática, es apenas otra muestra). Incluso usan y usarán, a las Juanas Castro locales. Caín, entonces, apenas es un eslabón que la Netocracia usa y luego desecha. Para volverlo a revivir, usarlo y otra vez desecharlo en un peregrinaje sin término, aunque con propósito:
Asistimos a este cambio del centro de gravedad en el ataque mediático internacional contra Rafael Correa, por haber osado cuestionar con frontalidad y llevado al banquillo de los acusados, al mayor poder en la historia de la modernidad (los grandes medios privados de comunicación).
Cuando hace poco el Presidente ecuatoriano, durante el ejemplar acto de remisión en el caso “El Universo”, advirtió a su pueblo y a los pueblos del continente: “A perderle el miedo a los negocios de la comunicación”, dio en el blanco. Porque esa oligarquía global, que no tiene ni respeta fronteras, está dispuesta a guerrear con uñas y dientes, usando mandíbulas y quijadas mediáticas, con tal de seguir mandando.
Entonces, Caín, el pobre, no es más que una de las tantas fichas en el dominó de la desinformación.
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