Hojas de palmeras - El caso Raj Rajaratnam
Eran las seis de la mañana del 16 de octubre de 2009. Como casi todos los días, el fundador del fondo especulativo Galleon, Raj Rajaratnam, había empezado a ejercitarse en la bicicleta fija de su departamento ubicado en una de las zonas más exclusivas de Manhattan, cuando sonó el timbre de su casa. Al abrir la puerta se sorprendió al ver a un
grupo de policías y funcionarios del FBI, quienes le informaron que se encontraba bajo arresto, acusado de haberse enriquecido indebidamente utilizando información privilegiada en operaciones financieras. Luego de un extenso juicio fue sentenciado el mes pasado a una pena de 11 años de prisión, debiendo pagar una multa de 10 millones de dólares. El juez que pronunció la sentencia, Richard Holwell, señaló que “sus crímenes y el propósito de ellos son el reflejo de un virus en nuestra cultura de hacer negocios que necesita ser erradicado”. Luego de sostener un largo silencio, el financista condenado optó finalmente por otorgar un reportaje al semanario Newsweek para contar su historia.
Rajaratnam nació hace 54 años en Sri Lanka, llegando ser el ciudadano más rico de ese lejano país ubicado en el Sur asiático. En la entrevista relata que su vida estuvo siempre signada por el miedo. Cuando era pequeño temía que la mayoría sinhalesa prevaleciente en Sri Lanka atacara a la minoría étnica tamil, a la que él pertenecía. Luego, y mientras cursaba sus estudios en Inglaterra, sufrió ataques de skinheads y de otros grupos de extrema derecha que se entretenían golpeando a distintas minorías. Por último, ya mayorcito, tuvo que lidiar con las no menos temibles elites financieras de Wall Street donde, siempre de acuerdo con su relato, debió abrirse paso en un medio donde las distintas “mafias” étnicas (la judía, la irlandesa o la denominada WASP –protestante blanca y anglosajona–) sólo contrataban personal de su propio origen para cubrir cargos de responsabilidad.
El financista fundó en 1997 su fondo especulativo llamado Galleon, que empezó administrando una cartera de 300 millones de dólares hasta llegar a los 7 mil millones de dólares en 2009.
En el reportaje, Rajaratnam se arrepiente fundamentalmente de haber confiado en gente de su propia etnia. Los principales testimonios obtenidos por la fiscalía para condenarlo provinieron de dos ex compañeros de clase de origen asiático. Un hecho que sorprendió a los investigadores fue que, a diferencia del resto de los acusados, Rajaratnam fue el único que rehusó terminantemente cerrar un acuerdo con la fiscalía que le hubiera permitido afrontar una pena sustancialmente menor a la que finalmente se le impuso. Según sus propias palabras, su negativa a cooperar se basó en la historia de su pueblo, en su largo recorrido como inmigrante de piel oscura que llega a un país rico y en una tradición de 3000 años de astrología. Este último punto parece haber sido clave en su decisión de no negociar ningún tipo de acuerdo. El artículo de Newsweek cuenta que, una semana antes de ser formalmente acusado, una astróloga –perteneciente al grupo astrológico conocido como “Lectores de las hojas de las palmeras”– predijo, sin mucha puntería, que el financista sería absuelto. Esta influyente y tradicional escuela de astrólogos asiáticos sostiene que, hace 3000 años, siete sabios hindúes decidieron dejar escrito en las hojas de los árboles el destino de todas las personas por nacer. Parece ser que Rajaratnam, acostumbrado a manejar información secreta del mundo financiero, creyó encontrar en el veredicto de esas hojas milenarias un nuevo dato confidencial que le sería útil para tomar la decisión más trascendental de su vida.
Luego de ser condenado, y pese a que sospecha que la sociedad norteamericana lo ha castigado en parte por pertenecer a una minoría, Rajaratnam califica el sistema judicial norteamericano como justo, señalando que “en Sri Lanka le hubiera dado 50 mil rupias al juez y lo tendría cenando en mi casa”
nota original
grupo de policías y funcionarios del FBI, quienes le informaron que se encontraba bajo arresto, acusado de haberse enriquecido indebidamente utilizando información privilegiada en operaciones financieras. Luego de un extenso juicio fue sentenciado el mes pasado a una pena de 11 años de prisión, debiendo pagar una multa de 10 millones de dólares. El juez que pronunció la sentencia, Richard Holwell, señaló que “sus crímenes y el propósito de ellos son el reflejo de un virus en nuestra cultura de hacer negocios que necesita ser erradicado”. Luego de sostener un largo silencio, el financista condenado optó finalmente por otorgar un reportaje al semanario Newsweek para contar su historia.
Rajaratnam nació hace 54 años en Sri Lanka, llegando ser el ciudadano más rico de ese lejano país ubicado en el Sur asiático. En la entrevista relata que su vida estuvo siempre signada por el miedo. Cuando era pequeño temía que la mayoría sinhalesa prevaleciente en Sri Lanka atacara a la minoría étnica tamil, a la que él pertenecía. Luego, y mientras cursaba sus estudios en Inglaterra, sufrió ataques de skinheads y de otros grupos de extrema derecha que se entretenían golpeando a distintas minorías. Por último, ya mayorcito, tuvo que lidiar con las no menos temibles elites financieras de Wall Street donde, siempre de acuerdo con su relato, debió abrirse paso en un medio donde las distintas “mafias” étnicas (la judía, la irlandesa o la denominada WASP –protestante blanca y anglosajona–) sólo contrataban personal de su propio origen para cubrir cargos de responsabilidad.
El financista fundó en 1997 su fondo especulativo llamado Galleon, que empezó administrando una cartera de 300 millones de dólares hasta llegar a los 7 mil millones de dólares en 2009.
En el reportaje, Rajaratnam se arrepiente fundamentalmente de haber confiado en gente de su propia etnia. Los principales testimonios obtenidos por la fiscalía para condenarlo provinieron de dos ex compañeros de clase de origen asiático. Un hecho que sorprendió a los investigadores fue que, a diferencia del resto de los acusados, Rajaratnam fue el único que rehusó terminantemente cerrar un acuerdo con la fiscalía que le hubiera permitido afrontar una pena sustancialmente menor a la que finalmente se le impuso. Según sus propias palabras, su negativa a cooperar se basó en la historia de su pueblo, en su largo recorrido como inmigrante de piel oscura que llega a un país rico y en una tradición de 3000 años de astrología. Este último punto parece haber sido clave en su decisión de no negociar ningún tipo de acuerdo. El artículo de Newsweek cuenta que, una semana antes de ser formalmente acusado, una astróloga –perteneciente al grupo astrológico conocido como “Lectores de las hojas de las palmeras”– predijo, sin mucha puntería, que el financista sería absuelto. Esta influyente y tradicional escuela de astrólogos asiáticos sostiene que, hace 3000 años, siete sabios hindúes decidieron dejar escrito en las hojas de los árboles el destino de todas las personas por nacer. Parece ser que Rajaratnam, acostumbrado a manejar información secreta del mundo financiero, creyó encontrar en el veredicto de esas hojas milenarias un nuevo dato confidencial que le sería útil para tomar la decisión más trascendental de su vida.
Luego de ser condenado, y pese a que sospecha que la sociedad norteamericana lo ha castigado en parte por pertenecer a una minoría, Rajaratnam califica el sistema judicial norteamericano como justo, señalando que “en Sri Lanka le hubiera dado 50 mil rupias al juez y lo tendría cenando en mi casa”
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