El Plan Fénix vuelve a ceniza - N PROYECTO DEL RECTORADO DE LA UBA DISUELVE SU COMPOSICION ACTUAL
El próximo miércoles, el Consejo Superior de la UBA analizará un proyecto que cambia de raíz el funcionamiento actual del Plan Fénix, el espacio de pensamiento heterodoxo que se conformó en 2001. Su actual director, Abraham Gak, sería desplazado.
El Plan Fénix y su actual composición pueden dejar de existir. El próximo miércoles, el Consejo Superior de la UBA, el órgano encargado de tomar las decisiones en esa universidad, votará una iniciativa para modificar la composición del grupo, desplazar a Abraham Leonardo Gak del cargo de director y establecer nuevos requisitos para coordinar el programa. Los actuales miembros del Plan Fénix, economistas, contadores, historiadores, politólogos y sociólogos que se reúnen desde 2001 en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, consideran que la decisión apunta a limitar la independencia del espacio de debate y forzar su desintegración. Desde el Rectorado de la universidad, que encabeza Ruben Hallu, aseguran que la iniciativa busca “darle una visión más amplia e interdisciplinaria”, pero reconocen que, si se aprueba la resolución, el Plan Fénix no funcionará más con su actual modalidad.
El Plan Fénix nació en 2001 como un lugar de resistencia al neoliberalismo en el ocaso de la convertibilidad y a lo largo de los últimos años continuó participando activamente del debate económico, político y social. Desde la creación formal del proyecto estratégico “Hacia el Plan Fénix, diagnóstico y propuestas. Una estrategia de reconstrucción de la economía argentina para el desarrollo con equidad”, Gak fue su director. Aunque la resolución original reconoce como miembros a 22 investigadores, en la actualidad participan más de 45 reconocidos profesionales de distintas áreas. Ingenieros agrónomos y químicos se consideran parte del proyecto. Los participantes se reúnen todos los jueves por la mañana y sus declaraciones grupales se deciden por consenso. Entre las últimas figuran temas como las estadísticas públicas o las retenciones móviles. En el grupo figuran nombres como Aldo Ferrer, Mario Rapoport, Saúl Keifman, Alejandro Vanoli, Jorge Gaggero, Alejandro Rofman, Eduardo Basualdo, Marta Bekerman, Oscar Oszlak, Alberto Müller y Ricardo Aronskind, entre otros.
El proyecto de resolución que tratará el Consejo Superior de la UBA el próximo miércoles busca “adecuar” el Plan Fénix a las modalidades de los programas interdisciplinarios de la UBA. Hoy existen cuatro de esos programas que dependen de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Si se aprueba ese proyecto cada facultad designará a sus representantes en el renovado Plan Fénix, se darán por concluidas las funciones de Gak y el decano de Ciencias Económicas, Alberto Barbieri, deberá proponer un coordinador. Ese cargo será ocupado por un profesor regular, emérito o consulto, situación que excluye al actual director del programa por ser profesor honorario.
La iniciativa fue impulsada por el Rectorado a través de la Comisión de Investigación Científica y Tecnológica. Ese órgano está compuesto por 14 miembros y en la última reunión sólo participaron cinco personas, el mínimo necesario para conformar quórum. Según precisaron desde el Rectorado, los votos para que la “adecuación” del Plan Fénix llegue al Consejo Superior fueron del decano de Ciencias Exactas, Jorge Luis Aliaga; la titular de Odontología, María Beatriz Guglielmo-tti, y el decano de Ingeniería, Carlos Rosito. Los otros dos corresponden a Osvaldo Leonardo Delgado, del claustro de profesores de Psicología y Matías Cordo, representante de los graduados de Filosofía.
Para los miembros del Fénix, el objetivo de la resolución es licuar y disolver la estructura actual del plan. Al mismo tiempo, sostienen que la iniciativa pretende restringir la independencia ideológica y política del proyecto cuyos lineamientos surgirán de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Los integrantes del Fénix advierten sobre la continuidad de los proyectos que actualmente se encuentran en curso. Los miembros del plan se reunirán este lunes para consensuar los pasos a seguir.
Por su parte, desde el Rectorado de la UBA sostienen que el funcionamiento del Fénix “no puede ser distinto al resto de los proyectos”. Los voceros de Hallú señalaron que el Plan Fénix pasará a tener una “visión más amplia e interdisciplinaria” como resultado de los cambios en su composición. A su vez, señalan que su gestión impulsa como “criterio” que las autoridades de los distintos organismos de la universidad no permanezcan más de dos períodos en sus cargos, en referencia a los casi 11 años que lleva Gak como director del proyecto. No obstante, desde el Fénix señalan que no existe un estatuto que disponga cuánto duran los cargos ni cómo se los selecciona. La disputa continuará la semana próxima.
nota original
El Plan Fénix y su actual composición pueden dejar de existir. El próximo miércoles, el Consejo Superior de la UBA, el órgano encargado de tomar las decisiones en esa universidad, votará una iniciativa para modificar la composición del grupo, desplazar a Abraham Leonardo Gak del cargo de director y establecer nuevos requisitos para coordinar el programa. Los actuales miembros del Plan Fénix, economistas, contadores, historiadores, politólogos y sociólogos que se reúnen desde 2001 en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, consideran que la decisión apunta a limitar la independencia del espacio de debate y forzar su desintegración. Desde el Rectorado de la universidad, que encabeza Ruben Hallu, aseguran que la iniciativa busca “darle una visión más amplia e interdisciplinaria”, pero reconocen que, si se aprueba la resolución, el Plan Fénix no funcionará más con su actual modalidad.
El Plan Fénix nació en 2001 como un lugar de resistencia al neoliberalismo en el ocaso de la convertibilidad y a lo largo de los últimos años continuó participando activamente del debate económico, político y social. Desde la creación formal del proyecto estratégico “Hacia el Plan Fénix, diagnóstico y propuestas. Una estrategia de reconstrucción de la economía argentina para el desarrollo con equidad”, Gak fue su director. Aunque la resolución original reconoce como miembros a 22 investigadores, en la actualidad participan más de 45 reconocidos profesionales de distintas áreas. Ingenieros agrónomos y químicos se consideran parte del proyecto. Los participantes se reúnen todos los jueves por la mañana y sus declaraciones grupales se deciden por consenso. Entre las últimas figuran temas como las estadísticas públicas o las retenciones móviles. En el grupo figuran nombres como Aldo Ferrer, Mario Rapoport, Saúl Keifman, Alejandro Vanoli, Jorge Gaggero, Alejandro Rofman, Eduardo Basualdo, Marta Bekerman, Oscar Oszlak, Alberto Müller y Ricardo Aronskind, entre otros.
El proyecto de resolución que tratará el Consejo Superior de la UBA el próximo miércoles busca “adecuar” el Plan Fénix a las modalidades de los programas interdisciplinarios de la UBA. Hoy existen cuatro de esos programas que dependen de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Si se aprueba ese proyecto cada facultad designará a sus representantes en el renovado Plan Fénix, se darán por concluidas las funciones de Gak y el decano de Ciencias Económicas, Alberto Barbieri, deberá proponer un coordinador. Ese cargo será ocupado por un profesor regular, emérito o consulto, situación que excluye al actual director del programa por ser profesor honorario.
La iniciativa fue impulsada por el Rectorado a través de la Comisión de Investigación Científica y Tecnológica. Ese órgano está compuesto por 14 miembros y en la última reunión sólo participaron cinco personas, el mínimo necesario para conformar quórum. Según precisaron desde el Rectorado, los votos para que la “adecuación” del Plan Fénix llegue al Consejo Superior fueron del decano de Ciencias Exactas, Jorge Luis Aliaga; la titular de Odontología, María Beatriz Guglielmo-tti, y el decano de Ingeniería, Carlos Rosito. Los otros dos corresponden a Osvaldo Leonardo Delgado, del claustro de profesores de Psicología y Matías Cordo, representante de los graduados de Filosofía.
Para los miembros del Fénix, el objetivo de la resolución es licuar y disolver la estructura actual del plan. Al mismo tiempo, sostienen que la iniciativa pretende restringir la independencia ideológica y política del proyecto cuyos lineamientos surgirán de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Los integrantes del Fénix advierten sobre la continuidad de los proyectos que actualmente se encuentran en curso. Los miembros del plan se reunirán este lunes para consensuar los pasos a seguir.
Por su parte, desde el Rectorado de la UBA sostienen que el funcionamiento del Fénix “no puede ser distinto al resto de los proyectos”. Los voceros de Hallú señalaron que el Plan Fénix pasará a tener una “visión más amplia e interdisciplinaria” como resultado de los cambios en su composición. A su vez, señalan que su gestión impulsa como “criterio” que las autoridades de los distintos organismos de la universidad no permanezcan más de dos períodos en sus cargos, en referencia a los casi 11 años que lleva Gak como director del proyecto. No obstante, desde el Fénix señalan que no existe un estatuto que disponga cuánto duran los cargos ni cómo se los selecciona. La disputa continuará la semana próxima.
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