El precio que China puede cobrar por rescatar a Europa
Las miradas de la Unión Europea y China han vuelto a cruzarse. Los europeos ven en el gigante asiático un salvavidas. Pekín podría encontrar en el clic plan de rescate de la economía del viejo continente una oportunidad doble: de negocios y diplomática.
"Si los chinos, que tienen el 60% de las reservas mundiales, deciden invertir en el euro en vez de en el dólar, ¿por qué vamos a rechazarlo?", dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Los europeos tienen la esperanza de que Pekín invierta hasta US$100.000 millones. El principal responsable del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), Klaus Regling, viajó a China para tratar de persuadir a las autoridades comunistas de que inviertan en el esquema con que la Eurozona pretende dejar atrás desatada por los problemas de clic Grecia.
Regling dijo que los chinos se habían mostrado "interesados en encontrar oportunidades de inversión atractivas, sólidas y seguras". Sin embargo, aclaró que no se han iniciado negociaciones.
Los chinos recibieron al alto funcionario europeo con cautela, recordando que ya han invertido en el FEEF y hablando de la necesidad de estudiar detenidamente si ponen más dinero.
Sin embargo, las razones que tendrían los chinos para aumentar su posición en el fondo no son pocas. En lo puramente económico, están las más obvias: ayudar al principal mercado de sus exportaciones, evitar que la crisis se haga global y ralentice su alto ritmo de crecimiento.
Pero también están las políticas: una forma de intensificar su influencia política en una región a la que no ha tenido demasiado acceso.
Prudencia
El viceministro de Finanzas chino, Zhu Guangyao, adelantó que su país pedirá más detalles técnicos antes de comprometer inversiones en el fondo. "Necesitamos esperar a que se aclaren ciertas cuestiones técnicas y llevar adelante estudios serios antes de tomar una decisión", dijo Zhu y agregó que cualquier contribución futura deberá venir acompañada de fuertes garantías en cuanto a la seguridad de la inversión.
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo en entrevista con la BBC que se espera que no sea sólo China la que invierta en el FEEF. "A través del FMI, otras partes del mundo participarán en cualquier acción, no sólo China, también Japón, otros países asiáticos y también de América, tanto del norte como del sur, ese será el dispositivo primario".
"Siempre hay posibilidades de que los asiáticos puedan encontrar oportunidades de inversión, por ejemplo la necesidad de los bancos de recapitalizarse", dijo Zoellick.
El problema es que poner dinero para rescatar a los desarrollados países europeos puede ser algo difícil de vender en un país con altos niveles de pobreza y donde la alta inflación está dificultando las condiciones de vida de gran parte de la población.
"Está en el interés intrínseco de largo plazo de China el ayudar a nuestro mayor socio comercial, pero la principal preocupación del gobierno es cómo explicar la decisión al pueblo", le dijo al diario británico Financial Times Li Daokui, de la comisión de Política Monetaria del Banco Central de China.
"Lo último que quiere China es tirar la riqueza del país y ser visto como una fuente de dinero fácil", dijo Li.
¿Por qué querría invertir China?
Pero una sólida entrada de Pekín en el FEEF, además de usarlo Europa para dar una señal de que empiezan a dejar atrás los problemas de deuda soberana que aquejan a la región, en China podrían hacerlo para tratar de conseguir sus propios objetivos.
El motivo más evidente es la rentabilidad que podría obtener. Pero también está el que sería una forma de proteger los US$600.000 millones que ya tiene invertidos en deuda soberana europea y sobre todo, una ayuda a la recuperación del mayor mercado de sus exportaciones.
Y es que los consumidores europeos, acuciados por su alto nivel de endeudamiento, están optando por la contención en el consumo, lo que se refleja en una caída de la demanda de productos chinos y esto en una desaceleración de la economía del gigante asiático. Los europeos también están convencidos de que deben tratar de reducir sus importaciones.
Eso afectaría al comercio mundial, y a los niveles de empleo, sobre todo los del mayor exportador, China.
Banquero del mundo
Por otra parte, una entrada en el FEEF fortalecería la posición del país como el "banquero del mundo", pues también es ya el mayor acreedor de Estados Unidos y Asia.
En ese sentido, puede servir para diversificar sus reservas internacionales adquiriendo más activos denominados en euros y en una fórmula distinta a la compra directa de deuda soberana.
Además, Pekín haría avanzar el yuan y debilitaría al dólar como la principal divisa empleada en los intercambios comerciales transnacionales. "Permitiría a China bajar la cantidad de dólares que tiene en sus reservas mientras previene un desastre en Europa, algo que también afectaría a su mercado estadounidense", opina Paul Markowski, presidente del centro de investigación MES Advisers, durante años asesor externo de las autoridades monetarias chinas.
Y de rebote, impulsaría el valor del euro, haría las exportaciones europeas menos competitivas en los mercados internacionales y las chinas más atractivas para el propio mercado europeo. Algo que difícilmente agradecerán la economía italiana y española, por ejemplo.
"Esta actitud de China asumiendo un rol tipo FMI es simplemente una especie de diplomacia blanda para proyectar influencia en el escenario económico mundial. Es la segunda mayor economía del mundo ayudando a evitar otro pánico como el desatado con la quiebra de Lehman Brothers", le dijo a la agencia Reuters Tim Condon, investigador económico jefe para Asia del banco ING.
Diplomacia blanda
Una intervención china en el FEEF también serviría para dar a Pekín cierta capacidad de influencia política sobre la Eurozona.
Entre otros aspectos, China lleva tiempo presionando para que Europa reconozca su condición de "economía de mercado", lo que tendría efectos respecto al nivel de aranceles, por ejemplo.
El vicecanciller chino, Fu Ying, habló de "profundizar la cooperación" con la Unión Europea y convertir la crisis en "una oportunidad para progresar". "Esperamos que podamos tratarnos con respeto y como iguales. Debería haber menos viejos prejuicios y limitarnos a los hechos y objetivos (...). Así que podemos superar las sombras del pasado para que los problemas de larga data puedan ser resueltos gradualmente". Desde Europa lo preguntó en público el líder socialista francés, François Hollande: "¿Realmente nos creemos que China vendrá a salvar el euro sin llevarse nada a cambio?".
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"Si los chinos, que tienen el 60% de las reservas mundiales, deciden invertir en el euro en vez de en el dólar, ¿por qué vamos a rechazarlo?", dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Los europeos tienen la esperanza de que Pekín invierta hasta US$100.000 millones. El principal responsable del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), Klaus Regling, viajó a China para tratar de persuadir a las autoridades comunistas de que inviertan en el esquema con que la Eurozona pretende dejar atrás desatada por los problemas de clic Grecia.
Regling dijo que los chinos se habían mostrado "interesados en encontrar oportunidades de inversión atractivas, sólidas y seguras". Sin embargo, aclaró que no se han iniciado negociaciones.
Los chinos recibieron al alto funcionario europeo con cautela, recordando que ya han invertido en el FEEF y hablando de la necesidad de estudiar detenidamente si ponen más dinero.
Sin embargo, las razones que tendrían los chinos para aumentar su posición en el fondo no son pocas. En lo puramente económico, están las más obvias: ayudar al principal mercado de sus exportaciones, evitar que la crisis se haga global y ralentice su alto ritmo de crecimiento.
Pero también están las políticas: una forma de intensificar su influencia política en una región a la que no ha tenido demasiado acceso.
Prudencia
El viceministro de Finanzas chino, Zhu Guangyao, adelantó que su país pedirá más detalles técnicos antes de comprometer inversiones en el fondo. "Necesitamos esperar a que se aclaren ciertas cuestiones técnicas y llevar adelante estudios serios antes de tomar una decisión", dijo Zhu y agregó que cualquier contribución futura deberá venir acompañada de fuertes garantías en cuanto a la seguridad de la inversión.
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo en entrevista con la BBC que se espera que no sea sólo China la que invierta en el FEEF. "A través del FMI, otras partes del mundo participarán en cualquier acción, no sólo China, también Japón, otros países asiáticos y también de América, tanto del norte como del sur, ese será el dispositivo primario".
"Siempre hay posibilidades de que los asiáticos puedan encontrar oportunidades de inversión, por ejemplo la necesidad de los bancos de recapitalizarse", dijo Zoellick.
El problema es que poner dinero para rescatar a los desarrollados países europeos puede ser algo difícil de vender en un país con altos niveles de pobreza y donde la alta inflación está dificultando las condiciones de vida de gran parte de la población.
"Está en el interés intrínseco de largo plazo de China el ayudar a nuestro mayor socio comercial, pero la principal preocupación del gobierno es cómo explicar la decisión al pueblo", le dijo al diario británico Financial Times Li Daokui, de la comisión de Política Monetaria del Banco Central de China.
"Lo último que quiere China es tirar la riqueza del país y ser visto como una fuente de dinero fácil", dijo Li.
¿Por qué querría invertir China?
Pero una sólida entrada de Pekín en el FEEF, además de usarlo Europa para dar una señal de que empiezan a dejar atrás los problemas de deuda soberana que aquejan a la región, en China podrían hacerlo para tratar de conseguir sus propios objetivos.
El motivo más evidente es la rentabilidad que podría obtener. Pero también está el que sería una forma de proteger los US$600.000 millones que ya tiene invertidos en deuda soberana europea y sobre todo, una ayuda a la recuperación del mayor mercado de sus exportaciones.
Y es que los consumidores europeos, acuciados por su alto nivel de endeudamiento, están optando por la contención en el consumo, lo que se refleja en una caída de la demanda de productos chinos y esto en una desaceleración de la economía del gigante asiático. Los europeos también están convencidos de que deben tratar de reducir sus importaciones.
Eso afectaría al comercio mundial, y a los niveles de empleo, sobre todo los del mayor exportador, China.
Banquero del mundo
Por otra parte, una entrada en el FEEF fortalecería la posición del país como el "banquero del mundo", pues también es ya el mayor acreedor de Estados Unidos y Asia.
En ese sentido, puede servir para diversificar sus reservas internacionales adquiriendo más activos denominados en euros y en una fórmula distinta a la compra directa de deuda soberana.
Además, Pekín haría avanzar el yuan y debilitaría al dólar como la principal divisa empleada en los intercambios comerciales transnacionales. "Permitiría a China bajar la cantidad de dólares que tiene en sus reservas mientras previene un desastre en Europa, algo que también afectaría a su mercado estadounidense", opina Paul Markowski, presidente del centro de investigación MES Advisers, durante años asesor externo de las autoridades monetarias chinas.
Y de rebote, impulsaría el valor del euro, haría las exportaciones europeas menos competitivas en los mercados internacionales y las chinas más atractivas para el propio mercado europeo. Algo que difícilmente agradecerán la economía italiana y española, por ejemplo.
"Esta actitud de China asumiendo un rol tipo FMI es simplemente una especie de diplomacia blanda para proyectar influencia en el escenario económico mundial. Es la segunda mayor economía del mundo ayudando a evitar otro pánico como el desatado con la quiebra de Lehman Brothers", le dijo a la agencia Reuters Tim Condon, investigador económico jefe para Asia del banco ING.
Diplomacia blanda
Una intervención china en el FEEF también serviría para dar a Pekín cierta capacidad de influencia política sobre la Eurozona.
Entre otros aspectos, China lleva tiempo presionando para que Europa reconozca su condición de "economía de mercado", lo que tendría efectos respecto al nivel de aranceles, por ejemplo.
El vicecanciller chino, Fu Ying, habló de "profundizar la cooperación" con la Unión Europea y convertir la crisis en "una oportunidad para progresar". "Esperamos que podamos tratarnos con respeto y como iguales. Debería haber menos viejos prejuicios y limitarnos a los hechos y objetivos (...). Así que podemos superar las sombras del pasado para que los problemas de larga data puedan ser resueltos gradualmente". Desde Europa lo preguntó en público el líder socialista francés, François Hollande: "¿Realmente nos creemos que China vendrá a salvar el euro sin llevarse nada a cambio?".
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