Mercados anticipan la llegada de un nuevo "momento Lehman"
Al igual que un búmerang, la crisis que se inició con los fraudes bancarios y corrompió las finanzas públicas con los engañosos planes de rescate, vuelve ahora al sistema bancario con la diferencia de que esta vez no hay escapatoria dado que los gobiernos agotaron todas sus municiones. Tal como la quiebra de Lehman del año 2008, el mercado ya anticipa nuevas quiebras bancarias dando cuenta que un retorno del momento Lehman resulta inevitable. Esto lo
señalan los propios jerarcas del sistema, desde Josef Ackerman (jefe de Deutsche Bank) a Christine Lagarde (jefe del FMI), y Robert Zoellick (jefe del Banco Mundial), demostrando que los bancos son el gran problema europeo y tienen a todo un continente sobre un depósito de dinamita, agobiado con los traumas del endeudamiento masivo.
Las violentas caídas que sufrieron el lunes las bolsas europeas (con el Ibex deslizándose -4,69%, el Dax -5,28%, el Cac -4,78%, el FTSE -3,58, etc) tuvieron como principal protagonista a la banca. En Londres, el Royal Bank of Scotland (RBS) perdió 11,67%, Lloyds 7,62% y Barclays 7,17%; en Fráncfort, Deutsche Bank perdió 8,88%, mientras en París Société Générale bajó 9,09%, Crédit Agricole, 6,50% y BNP Paribas 7,27%. En España, BBVA perdió 6.04%. Ayer martes las caídas continuaron arrastrando a los índices europeos a sus menores niveles en dos años. El Ibex descendió a mínimos de marzo de 2009, y lo mismo para el Cac francés, el Dax alemán y los otros indicadores de la eurozona. Todo esto da cuenta de lo mal que lo ha hecho la banca y por qué el actual sistema financiero basado en deuda, corrupción, y en los rescates de los gobiernos, se desliza por el abismo y con ganas de arrastrar en su caída a todos los han creído en sus bondades.
La avalancha ha comenzado a rodar y será dificil de detener dado que en este proceso de largos cuatro años no ha habido ningún tipo de avances hacia la economía productiva y todo el apoyo ha sido hacia el desmedido e improductivo mundo financiero. La inexistencia de avances lo demuestra el alto desempleo, que se acrecentará en los próximos meses con los despidos masivos y el cierre de nuevas empresas. Esto es lo que tiene a la economía estancada, mientras otros temas son ocultados al ciudadano. Sólo cuando la situación se revierta y se asuma que lo relevante para la estabilidad económica es el nivel de empleo, podrá llegarse a un punto de inflexión que marque un cambio.
Por ahora no hay ninguna salida fácil y la confianza en la salud del sistema la ha perdido hasta el propio sistema financiero. Como muestro en la gráfica superior, los bancos europeos prefieren depositar su liquidez en la Reserva Federal de Estados Unidos antes de dejarlo en la custodia de otro banco europeo. Nótese que desde mediados de julio, cuando se inició la tensión contra España e Italia, la suma de depósitos de los bancos europeos en la Fed ha aumentado al doble (de 50 mil a 100 mil millones de dólares) en un prolegómeno de similares características al momento pre-Lehman de septiembre de 2008.
Lo bancos europeos también baten récords en sus depósitos nocturnos al BCE, dado que ni siquiera son capaces de mantener el efectivo durante la noche por temor a un asalto de otro banco (ver segunda gráfica). Esto demuestra la total desconfianza que tiene el sistema en sí mismo. Con el fin de ahorrarse la tasa Libor, los bancos europeos han batido récords depositando 167 mil milllones de euros en la caja fuerte del BCE, más del doble de lo que se acostumbra. Es el resultado de una desconfianza generada por el apalancamiento excesivo de una banca irresponsable que llegó a multiplicar por 100 y 150 veces cada dólar o euro de la economía real. De esta forma, con un millón de dólares en efectivo real podían hacer apuestas de hasta 150 millones de dólares. Así fue como los audaces banqueros hundieron al sistema que costará al mundo una década de estancamiento.
Si los problemas de Estados Unidos son el alto desempleo y un endeudamiento que supera al PIB (14,3 billones de dólares), situación que lo tendrá en una situación de estancamiento durante al menos una década, la crisis europea pasa más por los profundos desequilibrios monetarios de la eurozona. La existencia de estos desequilibrios permitió a la banca alemana hacer el gran juego mientras duró la fiesta del consumismo y el derroche (para algunos, está claro). Ahora viene el abandono de ese modelo de derroche para adaptarse a una situación de austeridad y de bajo crecimiento económico. Lo que impide que este tránsito sea ordenado y normal es la gran deuda que acumuló la banca y luego los gobiernos a ambos lados del Atlántico. Y con bancos que presionan con sus huestes de sicarios para la devolución de ese falso dinero que inventaron.
A estas alturas a nadie puede sorprender que una crisis que estalló en Estados Unidos lograra tan rápida propagación en Europa. Los sistemas financieros están estrechamente entrelazados dado que los bancos centrales así lo permiten y muchas veces son del mismo dueño. Si los principales bancos de Estados Unidos son los dueños de la Fed, así también los principales bancos europeos, como el Deutsche Bank, son dueños del BCE. De ahí la creciente tensión en la banca europea, y la urgencia de Jean-Claude Trichet para comprar con dinero de todos los contribuyentes, toda la basura tóxica de esos bancos.
En las actuales circunstancias, basta la quiebra de un solo banco importante para que todo el sistema financiero quede atrapado en una peligrosa espiral descendente y de difícil salida. Parte de este miedo lo muestra el elevado costo de los bonos de deuda soberana de Grecia que, a dos años, alcanzan el 50% de interés. También las presiones que se ejercen sobre Italia y el trámite de su deuda. Lo más insólito es la presión que ha comenzado a recaer sobre Francia, el siguiente en la lista de los países amenazados. De ahí la prisa de los millonarios franceses por apuntalar al gobierno e impedir la bancarrota gala. Es también la tesis a la que juegan los alemanes ricos, para evitar el bochorno germano. Y a decir verdad, es una opción respetable que debería tener seguidores en otros países de la zonaeuro. Los millonarios deben entender que es la hora de poner sobre la mesa gran parte del arsenal financiero para contrarrestrar la guerra del mercado. De lo contrario el sistema entrará en un estado de coma permanente. Para este nuevo momento Lehman, no habrá salida como la que se ofreció hace tres años. Será la quiebra del sistema.
nota original
La avalancha ha comenzado a rodar y será dificil de detener dado que en este proceso de largos cuatro años no ha habido ningún tipo de avances hacia la economía productiva y todo el apoyo ha sido hacia el desmedido e improductivo mundo financiero. La inexistencia de avances lo demuestra el alto desempleo, que se acrecentará en los próximos meses con los despidos masivos y el cierre de nuevas empresas. Esto es lo que tiene a la economía estancada, mientras otros temas son ocultados al ciudadano. Sólo cuando la situación se revierta y se asuma que lo relevante para la estabilidad económica es el nivel de empleo, podrá llegarse a un punto de inflexión que marque un cambio.
Por ahora no hay ninguna salida fácil y la confianza en la salud del sistema la ha perdido hasta el propio sistema financiero. Como muestro en la gráfica superior, los bancos europeos prefieren depositar su liquidez en la Reserva Federal de Estados Unidos antes de dejarlo en la custodia de otro banco europeo. Nótese que desde mediados de julio, cuando se inició la tensión contra España e Italia, la suma de depósitos de los bancos europeos en la Fed ha aumentado al doble (de 50 mil a 100 mil millones de dólares) en un prolegómeno de similares características al momento pre-Lehman de septiembre de 2008.
Lo bancos europeos también baten récords en sus depósitos nocturnos al BCE, dado que ni siquiera son capaces de mantener el efectivo durante la noche por temor a un asalto de otro banco (ver segunda gráfica). Esto demuestra la total desconfianza que tiene el sistema en sí mismo. Con el fin de ahorrarse la tasa Libor, los bancos europeos han batido récords depositando 167 mil milllones de euros en la caja fuerte del BCE, más del doble de lo que se acostumbra. Es el resultado de una desconfianza generada por el apalancamiento excesivo de una banca irresponsable que llegó a multiplicar por 100 y 150 veces cada dólar o euro de la economía real. De esta forma, con un millón de dólares en efectivo real podían hacer apuestas de hasta 150 millones de dólares. Así fue como los audaces banqueros hundieron al sistema que costará al mundo una década de estancamiento.
Si los problemas de Estados Unidos son el alto desempleo y un endeudamiento que supera al PIB (14,3 billones de dólares), situación que lo tendrá en una situación de estancamiento durante al menos una década, la crisis europea pasa más por los profundos desequilibrios monetarios de la eurozona. La existencia de estos desequilibrios permitió a la banca alemana hacer el gran juego mientras duró la fiesta del consumismo y el derroche (para algunos, está claro). Ahora viene el abandono de ese modelo de derroche para adaptarse a una situación de austeridad y de bajo crecimiento económico. Lo que impide que este tránsito sea ordenado y normal es la gran deuda que acumuló la banca y luego los gobiernos a ambos lados del Atlántico. Y con bancos que presionan con sus huestes de sicarios para la devolución de ese falso dinero que inventaron.
A estas alturas a nadie puede sorprender que una crisis que estalló en Estados Unidos lograra tan rápida propagación en Europa. Los sistemas financieros están estrechamente entrelazados dado que los bancos centrales así lo permiten y muchas veces son del mismo dueño. Si los principales bancos de Estados Unidos son los dueños de la Fed, así también los principales bancos europeos, como el Deutsche Bank, son dueños del BCE. De ahí la creciente tensión en la banca europea, y la urgencia de Jean-Claude Trichet para comprar con dinero de todos los contribuyentes, toda la basura tóxica de esos bancos.
En las actuales circunstancias, basta la quiebra de un solo banco importante para que todo el sistema financiero quede atrapado en una peligrosa espiral descendente y de difícil salida. Parte de este miedo lo muestra el elevado costo de los bonos de deuda soberana de Grecia que, a dos años, alcanzan el 50% de interés. También las presiones que se ejercen sobre Italia y el trámite de su deuda. Lo más insólito es la presión que ha comenzado a recaer sobre Francia, el siguiente en la lista de los países amenazados. De ahí la prisa de los millonarios franceses por apuntalar al gobierno e impedir la bancarrota gala. Es también la tesis a la que juegan los alemanes ricos, para evitar el bochorno germano. Y a decir verdad, es una opción respetable que debería tener seguidores en otros países de la zonaeuro. Los millonarios deben entender que es la hora de poner sobre la mesa gran parte del arsenal financiero para contrarrestrar la guerra del mercado. De lo contrario el sistema entrará en un estado de coma permanente. Para este nuevo momento Lehman, no habrá salida como la que se ofreció hace tres años. Será la quiebra del sistema.
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