Crecen las dudas sobre la deuda de Italia y España
Los bonos soberanos y los mercados financieros en Italia y España continuaron su caída sin pausas el martes, intensificando la preocupación sobre la posible propagación de la crisis a dos de los países más vulnerables de la zona euro.
El gobierno italiano se puso en estado de alerta el martes, luego de que los rendimientos de los bonos soberanos subieran y los precios de las acciones de los bancos del país, que poseen muchos de estos valores, cayeran precipitadamente.
El ministro de Economía, Giulio Tremonti, llamó a una reunión de altas autoridades, que luego emitieron una declaración en la que recalcaron que Italia está siendo golpeada por "tensiones derivadas de la incertidumbre internacional". El documento añadió que "las finanzas de Italia y el sistema bancario son sólidos".
El primer ministro Silvio Berlusconi, planea dirigirse hoy al Parlamento en medio de los llamados a realizar mayores recortes fiscales. Tremonti, por su parte, viajará a Luxemburgo para sostener conversaciones con Jean- Claude Juncker, jefe del grupo de los 17 países que utilizan el euro.
El presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, postergó brevemente sus planeadas vacaciones en el sur de España "para seguir de cerca" la evolución de los indicadores económicos, dijo su oficina. Posteriormente, partió de vacaciones.
Los datos no son muy alentadores. En las primeras horas del martes, los inversionistas pedían una tasa de cuatro puntos porcentuales por sobre los bonos alemanes de referencia para prestarle a España a 10 años. En el caso de Italia, el diferencial por sobre los bonos alemanes llegó a ubicarse en 3,5%, más del doble del nivel de hace un mes.
El diferencial español se redujo levemente, pero la reacción de los mercados en España e Italia dejaron claro que el deterioro de los indicadores económicos en Estados Unidos y Europa, así como la crisis de la deuda, han mermado el apetito por los bonos de los países riesgosos del sur de la zona euro.
La situación podría causar serias perturbaciones. Tanto Italia como España tienen déficits fiscales y necesitan un acceso consistente a nuevo financiamiento para cubrir esas brechas y devolver los préstamos que vencen. La falta de acceso a los mercados de capital de cualquiera de los dos países constituiría un escenario catastrófico que las autoridades europeas ni siquiera quieren contemplar.
El intento de los líderes europeos en su cumbre del pasado 21 de julio para aislar a Grecia, Irlanda y Portugal del resto de la zona euro no surtió el efecto deseado. Los líderes prometieron públicamente nuevas medidas para ayudar a los países vulnerables, pero han acordado pocas acciones concretas y algunos políticos ya comenzaron a desdecirse.
Una de las mayores preocupaciones es el volumen del fondo de rescate de la zona euro: pese a los cambios prometidos que incrementarán su alcance y financiamiento, dista de ser suficiente para apoyar a Italia. Y las modificaciones —que le darían más capacidad para asistir a España— todavía no se han materializado.
Tampoco está claro por cuánto tiempo Italia y España podrán financiarse a tasas de largo plazo de en torno al 6%, que es aproximadamente el valor actual. Las perspectivas para su crecimiento a largo plazo se ubican muy por debajo de ese nivel, y es poco probable que los inversionistas presten hoy si piensan que hay una posibilidad de que no se les pagará.
Los gobiernos han recurrido a medidas de austeridad. Italia aprobó el mes pasado recortes presupuestarios del orden de los 40.000 millones de euros (US$57.000 millones) con el fin de calmar los nervios de los inversionistas. No dio resultado. El grueso de los recortes contenidos en las medidas entrará en vigor en 2013 y 2014, luego de las elecciones nacionales que podrían dar a un nuevo gobierno facultades para dejarlas sin efecto.
Los líderes empresariales, los sindicatos y los inversionistas ahora están pidiendo a Roma que elabore una nueva serie de medidas destinadas a enfrentar las profundas debilidades estructurales— desde un rígido mercado laboral hasta los altos impuestos— que han llevado al estancamiento de la economía en la última década.
El gobierno tiene poco margen de maniobra. La deuda pública italiana, que equivale a 120% del Producto Interno Bruto, es una de las más onerosas del mundo.
Los analistas también están preocupados por la posibilidad de que Italia pueda tener problemas para acceder a financiamiento en septiembre, cuando está previsto que subaste 61.700 millones de euros (US$88.502 millones) de bonos soberanos, más del doble de la cantidad habitual, aunque una pequeña fracción de la deuda total de 1,8 billones de euros (millones de millones).
El deterioro de las perspectivas de Italia y España ha ido de la mano de otras sombrías noticias económicas. La cadena minorista alemana Metro AG, por ejemplo, atribuyó el martes a la frágil demanda en Europa Occidental sus decepcionantes ganancias del segundo trimestre y las pérdidas en su división de electrónicos de consumo, haciéndose eco de las negativas perspectivas que brindaron recientemente Philips Electronics NV y otros fabricantes europeos de productos de consumo. Siemens AG, BASF AG y otros pesos pesados de la industria, advirtieron la pasada semana que hay señales de debilitamiento incluso en Alemania, que ha sido el motor de la recuperación de la zona euro.
nota original
El gobierno italiano se puso en estado de alerta el martes, luego de que los rendimientos de los bonos soberanos subieran y los precios de las acciones de los bancos del país, que poseen muchos de estos valores, cayeran precipitadamente.
El ministro de Economía, Giulio Tremonti, llamó a una reunión de altas autoridades, que luego emitieron una declaración en la que recalcaron que Italia está siendo golpeada por "tensiones derivadas de la incertidumbre internacional". El documento añadió que "las finanzas de Italia y el sistema bancario son sólidos".
El primer ministro Silvio Berlusconi, planea dirigirse hoy al Parlamento en medio de los llamados a realizar mayores recortes fiscales. Tremonti, por su parte, viajará a Luxemburgo para sostener conversaciones con Jean- Claude Juncker, jefe del grupo de los 17 países que utilizan el euro.
El presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, postergó brevemente sus planeadas vacaciones en el sur de España "para seguir de cerca" la evolución de los indicadores económicos, dijo su oficina. Posteriormente, partió de vacaciones.
Los datos no son muy alentadores. En las primeras horas del martes, los inversionistas pedían una tasa de cuatro puntos porcentuales por sobre los bonos alemanes de referencia para prestarle a España a 10 años. En el caso de Italia, el diferencial por sobre los bonos alemanes llegó a ubicarse en 3,5%, más del doble del nivel de hace un mes.
El diferencial español se redujo levemente, pero la reacción de los mercados en España e Italia dejaron claro que el deterioro de los indicadores económicos en Estados Unidos y Europa, así como la crisis de la deuda, han mermado el apetito por los bonos de los países riesgosos del sur de la zona euro.
La situación podría causar serias perturbaciones. Tanto Italia como España tienen déficits fiscales y necesitan un acceso consistente a nuevo financiamiento para cubrir esas brechas y devolver los préstamos que vencen. La falta de acceso a los mercados de capital de cualquiera de los dos países constituiría un escenario catastrófico que las autoridades europeas ni siquiera quieren contemplar.
El intento de los líderes europeos en su cumbre del pasado 21 de julio para aislar a Grecia, Irlanda y Portugal del resto de la zona euro no surtió el efecto deseado. Los líderes prometieron públicamente nuevas medidas para ayudar a los países vulnerables, pero han acordado pocas acciones concretas y algunos políticos ya comenzaron a desdecirse.
Una de las mayores preocupaciones es el volumen del fondo de rescate de la zona euro: pese a los cambios prometidos que incrementarán su alcance y financiamiento, dista de ser suficiente para apoyar a Italia. Y las modificaciones —que le darían más capacidad para asistir a España— todavía no se han materializado.
Tampoco está claro por cuánto tiempo Italia y España podrán financiarse a tasas de largo plazo de en torno al 6%, que es aproximadamente el valor actual. Las perspectivas para su crecimiento a largo plazo se ubican muy por debajo de ese nivel, y es poco probable que los inversionistas presten hoy si piensan que hay una posibilidad de que no se les pagará.
Los gobiernos han recurrido a medidas de austeridad. Italia aprobó el mes pasado recortes presupuestarios del orden de los 40.000 millones de euros (US$57.000 millones) con el fin de calmar los nervios de los inversionistas. No dio resultado. El grueso de los recortes contenidos en las medidas entrará en vigor en 2013 y 2014, luego de las elecciones nacionales que podrían dar a un nuevo gobierno facultades para dejarlas sin efecto.
Los líderes empresariales, los sindicatos y los inversionistas ahora están pidiendo a Roma que elabore una nueva serie de medidas destinadas a enfrentar las profundas debilidades estructurales— desde un rígido mercado laboral hasta los altos impuestos— que han llevado al estancamiento de la economía en la última década.
El gobierno tiene poco margen de maniobra. La deuda pública italiana, que equivale a 120% del Producto Interno Bruto, es una de las más onerosas del mundo.
Los analistas también están preocupados por la posibilidad de que Italia pueda tener problemas para acceder a financiamiento en septiembre, cuando está previsto que subaste 61.700 millones de euros (US$88.502 millones) de bonos soberanos, más del doble de la cantidad habitual, aunque una pequeña fracción de la deuda total de 1,8 billones de euros (millones de millones).
El deterioro de las perspectivas de Italia y España ha ido de la mano de otras sombrías noticias económicas. La cadena minorista alemana Metro AG, por ejemplo, atribuyó el martes a la frágil demanda en Europa Occidental sus decepcionantes ganancias del segundo trimestre y las pérdidas en su división de electrónicos de consumo, haciéndose eco de las negativas perspectivas que brindaron recientemente Philips Electronics NV y otros fabricantes europeos de productos de consumo. Siemens AG, BASF AG y otros pesos pesados de la industria, advirtieron la pasada semana que hay señales de debilitamiento incluso en Alemania, que ha sido el motor de la recuperación de la zona euro.
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