Merkel evidencia la presión que Grecia impone sobre la zona euro

BERLÍN—La canciller de Alemania, Angela Merkel, bajo una presión cada vez mayor dentro y fuera de su país para mostrar un liderazgo más fuerte para encarar la crisis de deuda fiscal de la zona euro, se apresuró a resolver diferencias con Francia respecto a un nuevo rescate para Grecia en las horas previas a una crucial cumbre que se celebrará hoy.


Al cierre de esta edición no estaba claro si se llegaría a una solución antes de la reunión de hoy en Bruselas de los 17 países que forman la zona euro, pero los funcionarios europeos confiaban en llegar a un acuerdo durante la cumbre.
El esperado paquete de rescate para Grecia creará nuevos riesgos financieros para los contribuyentes europeos —especialmente aquellos de Alemania— que ya están soportando la carga de los rescates para Grecia, Irlanda y Portugal.
Merkel está luchando para limitar el costo de esas ayudas, que están generando resentimiento entre muchos parlamentarios y votantes alemanes, pero también está bajo fuego por no haber dado pasos suficientemente decisivos para solucionar la crisis y restaurar la confianza de los inversionistas en la zona euro.
Muchos analistas creen que la persistente crisis obligará a Merkel y a los votantes alemanes a enfrentar una pregunta fundamental respecto al futuro de Europa: ¿debe el bloque profundizar su unión económica si quiere salvar la moneda común? ¿O genera el euro tantos problemas que no vale la pena?
Hasta ahora, la canciller ha evitado el debate, alimentando las críticas sobre su liderazgo.
"No está emocionalmente preparada para un asunto en el que uno tiene que definir un rumbo a oscuras y apostar sobre el futuro", opinó Josef Joffe, uno de los pricipales comentaristas políticos de Alemania.
Merkel fue reacia a aceptar la reunión de emergencia de hoy, que según funcionarios europeos fue convocada ante la insistencia de otros países preocupados por la caída en la confianza en la zona euro. Los bonos de Italia y España, que tienen economías y deudas soberanas mucho más grandes que las de Grecia, han estado bajo una fuerte presión este mes, alimentando el temor a un contagio incontenible.
Sin embargo, los mercados de bonos de la zona euro se han estabilizado en los últimos días por la expectativa de que hoy se alcance un rescate para Grecia y posiblemente un fortalecimiento de las herramientas de ayuda financiera de Europa.
Durante semanas, Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfang Schäuble, han irritado a la mayoría de los otros países del bloque al insistir que un nuevo paquete de préstamos para Grecia debería incluir una contribución de los bancos y de otros inversionistas privados en bonos griegos. El temor de esos países es que esa condición podría llevar a una fuga de capitales de otros miembros de la zona euro también endeudados.
Los países que comparten el euro ya han aceptado que de alguna forma tendrán que compartir las carga financiera del rescate con los inversionistas, o de lo contrario Merkel no aceptará que se otorguen nuevas ayudas a Grecia. Pero Francia y el sur de Europa son más cautelosos que Alemania y sus aliados del norte respecto a cuán grande debe ser la responsabilidad de los tenedores de bonos.
En la zona euro, los funcionarios del gobierno se quejan de que Merkel y Schäuble han exacerbado las turbulencias financieras asustando a los inversionistas con sus exigencias. Una crítica común: mientras líderes alemanes anteriores consideraban la unidad de Europa su prioridad, para Merkel la política nacional es más importante.
Según funcionarios alemanes, Merkel tiene razones para preocuparse por la opinión pública en su país. Una serie de parlamentarios en la coalición de centro-derecha de Merkel dice que votará contra la concesión de ayuda adicional a Grecia, mientras que otros están dispuestos a digerir otro rescate sólo si los bancos pagan una parte de la cuenta.
Las encuestas muestran que los alemanes están perdiendo crecientemente la confianza en el euro aunque no hay señales de ningún movimiento o partido político que pueda desafiar la membresía germana en el bloque económico.
Pero con la economía alemana en buena forma, un nivel de desempleo bajo y las próximas elecciones presidenciales a más de años, Merkel podría contar con un margen de maniobra mayor a nivel local que la mayoría de sus pares occidentales. El problema, dicen sus detractores, es que Merkel, que siente aversión por el riesgo, no lo está aprovechando.
La canciller no quiere poner a prueba los límites del compromiso alemán con el euro pero si la crisis continúa es posible que no le quede otra opción, apuntan los analistas.
—Charles Forelle y Costas Paris contribuyeron a este artículo.

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