Los peligros de una posición de cesación pagos

El debate sobre la cesación de pagos ha ganado presencia en todo el mundo: en Estados Unidos y Europa, los mercados están enfrentando cuestionamientos sobre la santidad de la deuda del gobierno. Si estos interrogantes son mal manejados, se corre el riesgo de iniciar una nueva crisis financiera.
Los políticos y miembros de bancos centrales en Europa están en desacuerdo sobre si los acreedores privados de Grecia pueden aceptar cambios en sus términos sin detonar una cesación de pagos. En Estados Unidos hay rumores de una cesación de pagos "técnica" sobre los títulos del Tesoro si no se puede alcanzar en Washington un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento.
El problema es que, si algo luce como una cesación de pagos y huele como una cesación de pagos, probablemente lo sea. Si algunos bonos del Tesoro no son pagados a tiempo, usar la palabra "técnica" no cambia la realidad. Lo mismo se aplica para Europa. Incluso si los bancos renuevan "voluntariamente" su deuda, es difícil considerar eso como un verdadero acto de libre albedrío. La rebaja del lunes en la calificación de Grecia por parte de Standard & Poor's a "CCC" -que la transforma en la deuda soberana con menor calificación en el mundo- muestra específicamente a la propuesta más reciente de canje de deuda de Alemania como una cesación de pagos.
Los políticos europeos podrían terminar prestando a Grecia más dinero debido a que el Banco Central Europeo se opone claramente a cualquier cosa que se asemeje a una cesación de pagos. Los políticos estadounidenses podrían acordar elevar el límite de endeudamiento desde su nivel actual de US$14,3 billones antes del plazo del 2 de agosto. Incluso después de eso, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, puede dar prioridad a los gastos para cubrir los pagos de la deuda. Pero con un déficit presupuestario mensual de US$124.000 millones, según Fitch, el riesgo para el servicio de la deuda aumentará rápidamente. El 15 de agosto vencen US$52.000 millones en pagos.
¿Qué pasa si los políticos buscan frenar los pagos de los bonos?
Un riesgo clave que se deriva de Grecia es que una cesación de pagos de cualquier tipo aumente la presión sobre Irlanda y Portugal, donde las dinámicas de la deuda no son tan malas como para que le sigan los pasos. El riesgo final es que se produzca un contagio en España, cuya economía de 1,1 billones de euros (millones de millones) es demasiado grande para ser rescatada.
En Estados Unidos hay tres canales principales para que se extienda la turbulencia financiera. Primero, el financiamiento de corto plazo podría interrumpirse. Como argumenta el inversionista Stanley Druckenmiller, lo tenedores de bonos del Tesoro con plazos más largos podrían aceptar una corta demora en la realización de los pagos a cambio de que la confrontación política de Washington derive en un programa creíble de reparación de la situación fiscal. Pero es improbable que quienes tienen deuda que está a punto de vencer estén de acuerdo. Para los fondos del mercado de dinero la liquidez es todo: un incumplimiento de pagos corre el riesgo de ocasionar una nueva corrida similar a la de Lehman.
Segundo, más de US$4 billones en bonos del Tesoro son usados como garantía para acuerdos de recompra, futuros y derivados, destaca JP Morgan. Un recorte adicional sobre esta garantía debido al creciente riesgo crediticio podría provocar turbulencia.
Y tercero, aunque los inversionistas estadounidenses podrían permanecer fieles a los bonos del Tesoro, los prestamistas extranjeros podrían considerar esto como otra razón, además de la caída del dólar, para reducir su exposición.
Hay una diferencia clave entre las dos situaciones. El riesgo crediticio de Grecia es real, dada su carga de deuda estratosférica, la pérdida de acceso a los mercados, la contracción de la economía y la incapacidad del país para imprimir euros. El debate sobre una cesación de pagos es necesario, aunque ha sido manejado pobremente.
En contraste, la amenaza de cesación de pagos en Estados Unidos es innecesaria y amenaza con introducir riesgo crediticio a lo que ha sido considerado el activo más seguro del mundo, lo que sería un acontecimiento peligroso. Con un sistema financiero mundial aún sumamente frágil, este no es el momento para que los políticos redoblen sus apuestas.

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