El próximo centro del comercio mundial no será un centro

A principios del siglo XIV, Florencia, cuna del primer sistema bancario internacional, se convirtió en el centro del comercio de Europa. Dinastías como la Casa de los Medici debieron su éxito a una serie de innovaciones:


• Billetes resistentes a la falsificación.
• Un sistema fiable de contabilidad de doble entrada.
• Una cámara de compensación universal capaz de procesar pagos con rapidez.

Por primera vez en la historia, un sistema financiero había logrado una amplia aceptación, una estandarización confiable de la moneda en uso, y el establecimiento de una institución como garante para sus intermediarios.

Irónicamente, lo que convierte a las criptomonedas en una amenaza tan grande para el monopolio sobre la moneda es su capacidad para mejorar y/o reemplazar cada una de esas funciones por medio de un protocolo descentralizado.

La emergencia de la ciudad como un centro de formación y atracción de capital fue una importante encrucijada histórica, pero está lejos de ser la única; de hecho, cabe describirla como un eslabón más en una larga cadena.

Aunque no pudo explicar del todo por qué, Brooks Adams señaló que los centros de acumulación de capital – de riqueza en manos de unas pocas familias interrelacionadas – tienden a migrar a lo largo de la historia.

Durante miles de años, el capital se ha ido acumulando en centros y luego ha huido de ellos – casi siempre moviéndose hacia el oeste.

En orden cronológico:
Sumeria -> Egipto -> Grecia -> Italia -> Alemania -> Paris -> Londres -> Nueva York
Una de las últimas predicciones de Brooks, en el año 1900, fue que la ciudad de Nueva York iba a ser la siguiente, y que emergería como centro de comercio mundial a finales del siglo XX. No se equivocó.

La esencia de su teoría era que cada país e institución tiende a crear un número cada vez mayor de políticas, procedimientos y leyes. Estas medidas generan resistencia interna, y ahogan la competencia para mantener a los gobernantes y a los privilegiados de turno en el poder. Esto funciona hasta que la opresión hace casi imposible plantear un desafío al status quo.

Llegado ese punto, las restricciones incentivan la huida del capital y la mano de obra – en búsqueda de un camino de menor resistencia. Y como resultado de este éxodo nace un nuevo centro de acumulación de capital. Por lo general, su predecesor trata de mantener la posición dominante declarándole la guerra.

Ahora mira la lista de nuevo. ¿Puedes notar un patrón?

El próximo contendiente

Por supuesto, no hay ninguna razón para pensar que esta tendencia se acabará con Nueva York.

Una interpretación interesante fue presentada por Balaji Srinivasan en su muy recomendable discurso pronunciado en Startup School 2013.

En resumen:
Silicon Valley comenzó a emerger como un centro de innovación en los años ochenta, desafiando a los centros de poder existentes en las siguientes áreas:

• Finanzas y edición (Nueva York).
• Educación Superior (Boston).
• Entretenimiento (Los Angeles).
• Leyes y Regulaciones (Washington).

Al igual que otros monopolios históricos, estos centros de poder han tratado de contraatacar con medidas destinadas a aplastar a la competencia, lo que ha impulsado la innovación y el capital hacia afuera de sus dominios, como era de esperar.

¿Y si el próximo centro del comercio mundial no es en absoluto un centro?

Silicon Valley surge bajo un conjunto de circunstancias muy diferentes: la disponibilidad de comunicaciones de amplio alcance y bajo costo, y la colaboración a un costo cercano a cero, lo hace mucho más distribuido que sus predecesores.

Como resultado de su interacción con estas tecnologías, la cultura y la influencia de Silicon Valley existen mucho más allá de su ubicación física.

El modelo de Brooks – el viejo centro pelea con el nuevo para mantener su monopolio – ya no sería aplicable. Atacar a Internet en su totalidad no es una opción.

Es poco probable que el capital y la mano de obra que han migrado hacia una economía descentralizada y digital vuelvan por donde vinieron.

Este proceso sin duda se topará con serios obstáculos, pero el resultado final parece inevitable. Los cambios serán profundos, como tantos otros cambios de los que el mundo ha sido testigo, y los desafíos no serán pequeños.

Pero todo gran desafío entraña grandes oportunidades.

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