Secuestro fiscal, el macabro cuento de hadas de EE.UU. (esta economia tiene una inflacion 2% a base que, explotan a quien, cierto es la dueña del mundo y hace lo que se le canta)

El editor de BBC de América del Norte, Mark Madell, explica la situación fiscal del país como si fuera uno de esos cuentos para niños 'horribles e increíbles'.



El presidente de EE.UU., Barack Obama, dijo que 'la nación más grande de la Tierra no puede seguir resolviendo sus problemas saltando de una crisis a otra'.

Pero lo hace. ¿Cómo ha llegado a este punto?
Me hace pensar en esos cuentos de hadas horribles e increíbles.
Dos hermanos -de la clase de hermanos que se odian mucho- son dueños de una granja y un estado.
Están de acuerdo en que la hacienda ya no genera tanta leche y miel como antes, por lo que están de acuerdo en que deben hacer algo.

Pero pelean sobre cuál debe ser el método.
Uno quiere aumentar el alquiler a los inquilinos ricos y gastar el oro en nuevas granjas relucientes con preciado ganado. El otro hermano se queja de que todos estos proyectos de fantasía en primer lugar causaron la sequía de leche y miel, junto con los gansos gratis que se le dieron al creciente grupo de viudas, huérfanos y jubilados.

No se ponen de acuerdo. Pero tienen que estar de acuerdo. Así que hacen un pacto terrible. Si antes de la medianoche, en el plazo de un año, no han encontrado un terreno común, ambos harán un sacrificio horrible.

Le cortarán un brazo al pequeño hijo de uno de los hermanos, mientras que la hija del otro perderá una pierna. Para asegurarse de que esta terrible promesa se mantendrá, los niños son enviados a vivir con una bruja malvada en el bosque.

Patear la lata
Esto es, por supuesto, en donde esos cuentos de hadas resultan poco convincentes. Porque nadie, realmente, tomaría ese tipo de riesgo en la vida real. No, a menos que fueran políticos estadounidenses. En nuestra historia, a la media noche, los hermanos retrasaron el acuerdo durante ocho lunas más. Pero incluso concedieron otros dos meses de gracia, tras los cuales ahora se encuentran en la mesa de la cocina, de espaldas uno al otro, con los brazos cruzados, sólo girándose para gritar de vez en cuando un insulto, al parecer, no preocupados excesivamente por la suerte de sus hijos.

Ese pacto -en el mundo real- era la Ley de Control de Presupuesto 2011, votada por el Congreso.
Muchos republicanos dicen que la primera idea de 'secuestrar' el presupuesto fue del presidente Obama. La Casa Blanca lo rechaza.

Sin importar a quién se le ocurrió la idea, la ley de 2011 significó que la falta de acuerdo reduciría tanto el preciado programa de los demócratas que ayuda a los pobres como el amado por los republicanos para el gasto en defensa.

El acuerdo debería haber llegado a través del comité bipartidista Simpson-Bowles, que ciertamente llegó con un plan verdaderamente bipartidista.

Fue tan bipartidista que los miembros de los dos partidos políticos de la comisión -y el presidente- se negaron a respaldarlo.

Después de eso, le tocaba al Congreso llegar a un acuerdo. Pero eso no iba a suceder antes de las elecciones. Esos recortes fueron una parte del 'precipicio fiscal' que aconteció a finales del año pasado. El Congreso estableció un acuerdo de Año Nuevo que evitó aumentos automáticos a los impuestos, pero que le dio una patada para mandar adelante a esta lata en particular hasta el 1 de marzo. Este viernes llegamos a esa lata.

Gobierno por crisis
¿Podrían darle otra patada? Sí, pero los republicanos serían vistos como que sólo están poniendo de lado el problema y dándole al presidente una victoria limitada.

Algunos conservadores creen que al menos este plan hace recortes, incluso si no son los que a ellos más les gustan. Ahora es una cuestión de quién parpadea primero.

El presidente está poniendo de relieve las graves consecuencias -algunos le acusan de alarmismo- y está instando a la gente a presionar al Congreso para llegar a un trato.

Él sabe que el plan ya está causando divisiones entre los republicanos. Su estrategia a largo plazo debe ser definir a la marca republicana, ya de por sí dañada y derrotada, como la causa de un gobierno disfuncional.

Todavía hay más de esto por venir: el presupuesto que financia al gobierno expira a finales de marzo. Aparentemente no hay fin a este cuento tóxico de cruel desmembramiento.

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