El dilema de Merkel: salvar su coalición política o la zona euro

BERLÍN—La canciller alemana, Angela Merkel, afrontará en las próximas semanas una de las decisiones más difíciles de su carrera: arriesgarse a un desmoronamiento de la zona euro o de su gobierno.



Después de unas semanas más bien apagadas, Grecia se ha convertido nuevamente en el gran dolor de cabeza para Merkel. El gobierno heleno, que lucha contra condiciones propias de la depresión que han arrastrado a la economía hasta el borde del abismo, probablemente necesitará muchos miles de millones en ayuda adicional para evitar la bancarrota.

Si Atenas no recibe el dinero, podría verse obligada a abandonar el euro, un resultado que socavaría la ya frágil confianza de los mercados financieros en otros miembros vulnerables del sur de Europa, como España e Italia.

Una ampliación del paquete de rescate para Grecia de US$213,4 millones que fue aprobado hace meses enfrenta la categórica oposición de la coalición de centroderecha de Merkel en el Parlamento alemán, el Bundestag.

Sus aliados se oponen a prestarle a Grecia más dinero y amenazan con dejarla sin una mayoría para gobernar o sin una manera plausible para cerrar la brecha de financiamiento de Atenas.

"Se trata de uno de los dilemas más complejos que ha enfrentado la canciller", dijo uno de sus asesores. El jueves, Merkel se reunirá con el presidente francés, François Hollande, y el viernes con el primer ministro griego, Antonis Samaras. Según los asesores de la canciller, estas reuniones ayudarán a determinar el curso de acción de Berlín.

Desde que se desató la crisis en Grecia a finales de 2009, los detractores han acusado a Merkel de querer ganar tiempo, esperando hasta el último minuto para tomar las decisiones dificiles. Pero la debilidad de Grecia podría obligarla a apresurarse: Atenas podría quedarse sin dinero en octubre a menos que las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional concedan su siguiente entrega de ayuda internacional. Pero para el FMI especialmente, eso requiere que las cuentas del rescate cierren en los próximos años.

En compás de espera
No es probable que la canciller tome una decisión hasta dentro de varias semanas, apuntan funcionarios alemanes. En parte, aseguran, está a la espera de ver lo que pasa en dos frentes que podrían expandir o limitar sus opciones: la corte constitucional de Alemania fallará el 12 de septiembre sobre si la zona euro puede lanzar un fondo de rescate permanente, e inspectores de la Unión Europea y el FMI deben informar cuál es la cantidad de financiamiento extra que le hace falta a Grecia. Esto último podría demorarse hasta octubre, calculan algunos funcionarios.

Francia quiere mantener la zona euro intacta, pero asesores de Hollande han dicho que el destino de Grecia depende cada vez más de la política nacional alemana. Se anticipa que Samaras insista en las reformas que ha hecho Grecia, a la vez que trata de conseguir una prórroga para los recortes presupuestarios.

Proteger a España e Italia de la fuga de capitales se ha convertido en el mayor desafío, debido al tamaño de ambos países.

Pero si bien Grecia representa apenas 2% de la economía del bloque, su crisis soberana sigue siendo potencialmente desestabilizadora porque su salida de la moneda probaría que la membresía es reversible. Esto podría traducirse en una mayor ansiedad entre los inversionistas, que pueden seguir huyendo del atribulado sur de Europa.

Algunos funcionarios en Berlín y otras capitales clave de la zona euro esperan que los líderes sean capaces de encontrar respuestas para cuando convoquen su próxima cumbre el 18 de octubre.

El objetivo general, dijo una fuente cercana, será "eliminar la incertidumbre en los mercados sobre la supervivencia del euro".

Los intentos previos de Europa de crear un "paquete completo" de medidas para apuntalar la confianza en la unión monetaria, incluyendo el de marzo y el de octubre de 2011, sólo consiguieron calmar brevemente los mercados.

Merkel ha advertido con frecuencia que la crisis no puede resolverse de un golpe. Los desequilibrios en las finanzas de los diferentes miembros del bloque económico y la competitividad que ha crecido con los años dentro de la zona euro tardarán años en corregirse, argumenta.

Si bien es improbable que las autoridades europeas publiquen cuánto dinero necesita Grecia para seguir a flote antes de fines de septiembre, representantes de alto nivel de la zona euro apuntan que la brecha es tan grande que el país no puede cerrarla por su cuenta. Recortes aún más profundos sólo empeorarían la recesión en vez de balancear su presupuesto, sugirieron estas autoridades.

Eso deja a Europa ante un complicado dilema: prestarle más dinero a Grecia o dejar que se vaya a pique.

Si Grecia no puede pagar sus pensiones o los salarios de sus funcionarios, no tendría otra opción más que imprimir su propia moneda o afrontar las consecuencias de un levantamiento popular.

Además del Parlamento alemán, y gran parte de los círculos políticos de Holanda, Finlandia, Estonia, Eslovaquia y Austria también están en contra de concederle otro salvavidas a Grecia.

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