Se pudrió la paella - VALENCIA, UNA DE LAS REGIONES QUE PIDIERON RESCATE

En una calle no muy lejana de la Lonja de la Seda, corazón del pujante comercio de la seda en la Valencia del siglo XVI, en 300 metros hay 17 locales abandonados.



Si algo impresiona a simple vista en Valencia es la infinidad de locales comerciales vacíos, con cortinas de metal cerrando el ingreso y carteles que dicen “Se alquila”. En una calle no muy lejana de la Lonja de la Seda, edificio que fue el corazón del pujante comercio de la seda en la Valencia del siglo XVI, en poco más de 300 metros hay 17 locales abandonados. Uno de ellos causa especial impresión: un restaurante argentino, cerrado con una pesada persiana metálica pero cuya vidriera polvorienta y sin cortinas deja ver en el interior todavía las sillas tapizadas con lo que parece cuero de vaca blanco y negro y las mesas puestas, con platos y copas.

Estas no son las únicas muestras de la crisis económica en la comunidad valenciana, la primera en pedir una ayuda de emergencia el viernes pasado al Estado español. Ayer, en efecto, hasta los dishábiles hicieron su propia manifestación en pleno centro, frente al edificio de la Dirección General de Personas Discapacitadas de la Generalitat Valenciana. Casi dos centenares de personas ocuparon la calle con carteles y cornetas mientras algunos policías protegían las puertas cerradas del edificio. Numerosos jóvenes Down asistían a la manifestación, levantando carteles que decían “Discapacitados en lucha”. “En al menos nueve institutos que se dedican a los discapacitados no se han recibido este año las contribuciones asignadas normalmente por el gobierno de Valencia y el personal hace siete meses que no cobra el sueldo”, contó a Página/12 María, trabajadora de una de esas instituciones. El lunes habían manifestado ruidosamente por el centro de Valencia contra los recortes del gobierno, policías, guardias civiles, brigadas de emergencia y bomberos, levantando carteles que decían “Rescatamos personas, no bancos”, “Vuestra avaricia es nuestra ruina. Sobran los políticos” y “Cuando la injusticia se vuelve ley, la rebelión se vuelve deber”.

Otro hecho desgarrador en la sociedad valenciana son los desalojos, 4562 en el primer trimestre de 2012 según datos del Poder Judicial, que la colocan en el primer lugar en España, ya que esa cifra prácticamente representa un cuarto de los 18.424 desalojos realizados en todo el país en el mismo período. Se trata de gente que no puede seguir pagando los créditos que le habían sido concedidos por los bancos para comprar una casa y se ven obligados a entregarla a la entidad financiera, quedando prácticamente en la calle. Si el número de desalojos continúa al ritmo actual, se supone que a fines de 2012 Valencia ostentará la macabra cifra de 18.000 desalojos en un año.

La caída a pique de la economía de Valencia se mide también en el nivel del comercio. “En los últimos dos años las entradas han bajado entre el 30 y el 40 por ciento –contó Julián, empleado de un negocio de venta de artículos para el hogar–. Y ahora trabajamos jornada completa, es decir de 8 de la mañana a 20. Y en primavera y otoño, también los domingos. Todo por el mismo sueldo. Qué vamos a hacer... Hay que llevar dinero a casa.”

Del otro lado del mercado principal de Valencia, Antonio, dueño de un pequeño bar de tapas, coincide en que el volumen de sus negocios bajó al menos un 40 por ciento en los últimos tiempos. “Durante 10 años hemos vivido como si fuéramos millonarios. Nuestros gobernantes han hecho muy mal las cosas”, dijo, explicando que parte de los males de su restaurante se deben al cierre del Instituto Valenciano de la Juventud y del Instituto Valenciano de la Vivienda, cuyos empleados iban a comer a su local. “Fueron todos despedidos”, agregó.

El viernes, Valencia pidió ayuda económica al gobierno, disparando al alza el riesgo país y haciendo caer la Bolsa. “Los inversores advirtieron que España es un país ingobernable”, escribieron algunos diarios. No se sabe con exactitud cuánto dinero necesitará la comunidad valenciana, pero se habla de unos 3500 millones de euros. El sábado pidió ayuda Murcia y el martes lo hizo Cataluña, que tiene una deuda de 42.000 millones de euros –la más importante entre las comunidades de España– y vencimientos para el próximo semestre que superan los 5700 millones de euros. Valencia, Murcia y Barcelona han pedido la ayuda del Fondo de Liquidez Autonómico creado hace algunos meses. Pero este fondo cuenta sólo con 18.000 millones de euros y la ayuda, según ha pedido la Unión Europea a España, se prestará a determinadas condiciones y bajo estricto control.

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