Cosas que le ocurren a España… - Sobre la la nacionalización de Repsol (interesante punto de vista saludos)

Así que Argentina ha nacionalizado la sociedad petrolífera Repsol. Son cosas que pasan. No estoy en el asunto, no entiendo de derecho internacional, no puedo atribuir razones y agravios, pero mi afectuoso pensamiento va en este momento hacia el premier Mariano Rajoy .

Sabes, querido, tu país ha tenido dos períodos de esplendor. Uno en el siglo XVI, cuando importaba, con métodos que hoy no se considerarían admisibles (quizá por demasiado artesanales) oro de América Latina. Y uno en el primer decenio de este siglo, cuando importó el euro desde Alemania.

Ahora, veamos las analogías: llega financiación del exterior, los consumos florecen, la capacidad productiva del país no basta para satisfacerlos, se importa, y por fin se desindustrializa también un buen pedazo. Piensa, se había dado cuenta también aquel compatriota mío, sabes, Guicciardini, que decía en su Relación de España:

La pobreza es grande, y creo que procede, no tanto de la calidad del país, cuanto de su naturaleza que no quieren ejercer trabajos; y aunque vayan fuera de España, mandan más bien a otras naciones la materia que nace en su reino para comprarla después por otros formada como se ve en la lana y seda que venden a otros para comprar después sus paños y telas.

Sabes, este blog se llama Goofynomics para recordar que toda medalla tiene su reverso y que todo fenómeno económico puede ser visto desde dos perspectivas distintas. Y de hecho es conocido que Alfonso Nuñez de Castro lo veía de otra manera:

Dejemos a Londres producir estos paños tan queridos a su corazón; dejamos a Holanda producir su estofa, Florencia sus telas, Milán sus brocados… Nosotros estamos en disposición de comprar estos productos, lo que prueba que todas estas naciones trabajan para Madrid y que Madrid es la gran reina porque todo el mundo sirve a Madrid, mientras Madrid no sirve a nadie.

Cierto. Pero no todos en España pensaban así. Alguno, menos corto de miras, se daba cuenta del hecho que:
Este oro que de las Indias viene, hace el mismo efecto que la lluvia sobre los techos de las casas, la cual si bien les cae encima, desciende después toda hasta abajo sin que aquellos que primero la reciben tengan beneficio alguno. (Era en 1595, y lo cuenta el embajador Vendramin… y a vosotros que sois europeos, no debo ciertamente recordaros de donde venía: no de Palermo).

Cierto, el oro de los indios no es como el euro de los alemanes. La restitución era más fácil. Pero el problema no es siquiera el de la restitución. El problema son los desequilibrios estructurales determinados por el crecimiento financiado con dinero de otros.

Un siglo de prosperidad artificiosa había inducido a muchos a abandonar los campos para engrosar el proletariado urbano; las escuelas se habían multiplicado, pero habían servido sobre todo para producir individuos que rechazaban el trabajo manual; la administración gubernativa se había agrandado, pero había servido sobre todo para alimentar una vasta subocupación con el disfraz de una burocracia elefantíaca . (Carlo Maria Cipolla, 1974, Storia economica dell'Europa preindustriale, Bologna, il Mulino, nuova edizione 2002, p. 363).

Así que, al final ¿quién tenía razón? ¿El florentino o el español? Sabes, no querría decírtelo… pero, verdaderamente… ¡no hay partido!

El problema, querido amigo, es que, como no comprendía tu predecesor de “izquierda”, que tanto gustaba a las almas bellas de nuestra “izquierda” respetable, sensata y pidina, como no comprendía el compañero Zapatero, no hay que exagerar en el contraer deudas con el extranjero.

Pero tres siglos después de haber contraído con América Latina una deuda (importaciones de capital) que os ha masacrado, no obstante la hayais restituido apaleando a los acreedores, habéis tenido la buena idea de endeudaros nuevamente hasta el cuello, ¡ y esta vez con el núcleo de la Eurozona!

Y ahora Argentina nacionaliza. El prof. Santarelli diría, risueño: ¡ Mandádles la acorazada Merkel! ¿Sabes cuál es el problema? Que mientras vosotros pasábais del 24% al 85% de la relación deuda externa neta/Pib, Argentina, con métodos tal vez un poco desenvueltos, pero sustancialmente eficaces, de los que habla Roberto Frenkel, pasaba de una deuda neta como la vuestra (26%) a un crédito neto externo del 5% ( los datos se refieren al intervalo 1999-2007 y proceden del acostumbrado data base EWN). Y nacionalizar las empresas extranjeras significa desembarazarse de otro pedazo de deuda externa, las inversiones directas en entrada, que, como hemos dicho muchas veces, son, entre otras cosas, el pedazo más costoso, como prueba por un lado el crack de Irlanda y por otro el aguante de US y UK ( y Francia, mientras dure…).

Y ahora, Argentina evidentemente se quiere desembarazar de esta deuda externa particularmente costosa, porque se paga con un río de beneficios que se expatrian.

¡Qué horror! ¡La autarquía! ¡La nación! Pero entonces… ¡los argentinos son fascistas!
He aquí lo que pensaran los diletantes del “Sbilifesto”, nuestros simpáticos trotsquistas domingueros, los que todavía no han comprendido que la recuperación de un espacio mínimo de democracia pasa por la recuperación del concepto de soberanía nacional.

Dejémosles que lo piensen. La Historia trabaja también para ellos, que no se lo merecen, porque cargan la responsabilidad moral de no haber querido llevar a cabo, no digo una propuesta política, sino al menos un debate equilibrado sobre un tema tan importante. Dios no paga cada sábado.

Y tú, sin embargo, Mariano, ¿qué piensas?
¿Entiendes que con la bola que arrastras en los pies no tienes nada que enseñar, ni mucho menos amenazar, a un país que crece al 8% anual? ¿Quieres comprender que sólo te queda una esperanza: la de denunciar el pacto criminal que ha reducido a tu país a las condiciones en que se encuentra, y de cooperar con los países mediterráneos para que juntos propongan e impongan, si es necesario, una estrategia de salida de esta trampa insensata, de la cual incluso el Economist sostiene hace tiempo que será necesario salir, de todas formas?

Ya, Pero tú sabes quién te ha puesto ahí y para qué. Has sido colocado ahí para facilitar la razzia de tu país, mientras dure. Me recuerda algo. No durará mucho, ¿sabes?. Yo de mí no me fío, pero del Economist… Pero tú, entre tanto, echas una mano…

Presta atención, sin embargo. Así como los alemanes, y los italianos, y los uigures, tampoco los españoles son todos iguales. Los hay del tipo “de Castro”, pero hay muchos también que comprenden hoy, como comprendían en el siglo XVI lo que está sucediendo, y lo comprenden, ¡ay!, mejor que muchos italianos. ¿Estás seguro de que es una buena idea no escucharlos?

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