La gran estafa - La energía nuclear: ¿una baza contra el calentamiento global?

En los últimos años parecía haber un renacimiento de la energía nuclear. Un motivo ha sido la adopción por sus promotores del tema del calentamiento global, y su afirmación de que la energía nuclear es energía limpia porque no produce emisiones de carbono. ¿Pero es realmente la solución de energía limpia que reivindican sus promotores?
Solo un tercio de la energía calórica producida en un reactor nuclear se transforma en electricidad. En Japón, los dos tercios restantes de la energía, que se queda en el vapor de agua –es decir, el doble de la energía contenida en la electricidad generada– se vierten al mar. En el sistema de enfriamiento, el agua de mar se utiliza para enfriar el vapor de agua, que se vuelve a condensar y vuelve a circular por el reactor. Esa agua de mar calentada se denomina “descarga termal”. ¿Cuánto calor lleva al mar esa descarga termal? La cantidad es asombrosa.

Antes del accidente de Fukushima, es decir, a finales de 2010, los 54 reactores nucleares de Japón producían un total de 49.112.000 kilovatios de electricidad. Por lo tanto arrojaban al mar el doble de esa cantidad, aproximadamente 100.000.000 de kilovatios de energía, en forma de calor.
Esto significa que cada día estaban bombeando al mar energía equivalente a 100 de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima. La bomba de Hiroshima destruyó la ciudad en un instante y terminó con las vidas de unas 140.000 personas, pero cuando una energía 100 veces más grande se "lanza" a diario al mar, ¿qué efecto tiene? Es inimaginable que no se destruya el ecosistema del océano. Antes de decir que “las plantas de energía nuclear suministran un tercio de la demanda de electricidad”, hay que decir “que el doble de esa energía que producen como electricidad se utiliza para calentar el mar”.
Quisiera preguntar: ¿qué tipo de debate sobre el calentamiento global es el que nunca discute este hecho? En Japón, el agente número uno del calentamiento global son las plantas de energía nuclear.
Después de que dejé la compañía para la que trabajaba, pasé mucho tiempo traduciendo libros de medicina. En los años setenta traducía libros que mostraban el sufrimiento de gente cuya salud fue dañada por la contaminación medioambiental, y al mismo tiempo, a través de un agente, aceptaba trabajo de la industria. Entonces recibí una solicitud de TEPCO para traducir un informe de los años setenta de la OCDE. Contenía el siguiente pasaje:
“Cuando la descarga termal de las plantas de energía nuclear se libera en el mar, el calor no se dispersa de inmediato. Más bien se concentra y sigue suspendido en lo que llamamos ‘zonas candentes’. Por este motivo tiene un efecto muy grande sobre la vida marina cerca de la costa. En las aguas poco profundas, incluso una diferencia de dos o tres grados puede matar huevos de peces o peces jóvenes”.
Traduje correctamente este texto en inglés y entregué el manuscrito a TEPCO. Al parecer el informe que lo contenía se ocultó en la compañía. Hasta hoy nunca ha aparecido.
Además, la afirmación de que la energía nuclear es una forma barata de energía también es falsa. Las plantas de energía nuclear están ubicadas lejos de los usuarios de la electricidad, por lo tanto requieren sistemas de transmisión extraordinariamente largos. (En 1964 la Comisión Japonesa de Energía Atómica -JAEC, por sus siglas en inglés- estipuló que “las plantas peligrosas de energía nuclear no deben ubicarse en áreas fuertemente pobladas”). Las plantas de energía nuclear que suministran electricidad a la capital son los reactores Fukushima Daiichi y Daini, el reactor Kashiwazaki-Kariwa en la Prefectura Niigata, y el reactor Tokai Daini en la Prefectura Ibaragi. Las 14 plantas de energía nuclear que envían electricidad al área Kansai (Kioto, Osaka, Kobe) están alineadas a lo largo de la lejana costa del Mar de Japón en la Bahía Wakasa, en la Prefectura Fukui. Si se toman en cuenta los sistemas de transmisión que conectan las centrales eléctricas con las áreas metropolitanas que sirven, no se puede hablar de una fuente de elctricidad económica.
¿Habrá apagones sin energía nuclear?
Después del accidente de Fukushima Daiichi, TEPCO realizó cortes de luz planificados y el gobierno Kan Naoto considera que “a fin de evitar un gran apagón debido a escasez de electricidad en los meses de verano” considera decretar medidas que imponen límites en el consumo de electricidad por primera vez desde el choque del petróleo de 1974. Este “temor al apagón” profundamente arraigado en tantas personas parece basarse en la idea de que debemos seguir manteniendo cautelosamente la industria de la energía nuclear, que se publicita como proveedora de un tercio de la electricidad del país. Lo que veo en los sondeos es la opinión de que “no me gusta vivir con plantas de energía nuclear, pero sin ellas no hay forma de conseguir la electricidad, por lo tanto no se puede hacer nada porque como ellos lo dicen, no puedes cambiar tu espalda por tu barriga”.
Es un inmenso malentendido que hay que corregir.
Un estudio anual de la capacidad de generación de las principales fuentes de energía eléctrica de Japón en comparación con la demanda total de energía nos cuenta una historia diferente. En ningún año ha excedido la demanda pico de electricidad –es decir, la demanda de electricidad en entre 2 y 3 de la tarde de los días más calurosos de verano– la que podría ser suministrada por la combinación de combustibles fósiles y generadores hidroeléctricos. Además, la demanda pico más elevada registrada hasta ahora fue en 2001, y no se ha sobrepasado nunca en los diez años transcurridos desde entonces. Más bien, con la desaceleración económica, la demanda de electricidad bajó en 2008 y 2009.
por lo tanto, ¿de donde procede el malentendido de que las centrales de energía nuclear suministran un tercio de la electricidad del país, y que sin ellas habría apagones? La respuesta suena como un chiste, pero es verdad: es que aunque Japón tiene una capacidad muy grande de generar electricidad de gas natural, se han mantenido intencionalmente esas instalaciones operando únicamente entre el 50 y 60% de su capacidad. Entre las principales fuentes de electricidad utilizadas en los países avanzados, el gas natural es la más limpia. Luego vienen las centrales alimentadas con petróleo; sorprendentemente operan solo entre el 10 y 20% de su capacidad. (Puede que esta cifra suene increíble, pero desde el Choque del Petróleo de los años setenta, la mayor parte de los países desarrollados tienen una política de reducir lo más posible el consumo de petróleo. Las plantas japonesas de combustible fósil utilizan sobre todo carbón y gas natural). La idea de que sin energía nuclear habría apagones no tiene sentido.
El motivo por el cual TEPCO realizó apagones intencionales después del terremoto es que los reactores de combustible fósil de la región también sufrieron daños temporales. Sin duda también hubo dificultades para entregar combustible. Pero la reparación de centrales eléctricas de combustible fósil no es de lejos tan difícil como la reparación de centrales de energía nuclear. Es solo cosa de reemplazar partes dañadas. Una vez que comienza el trabajo de reparación, no tarda mucho antes que la planta vuelva a operar. Y una vez que las plantas de combustible fósil vuelven a funcionar, la demanda de electricidad no constituye ningún problema.
Después que sus centrales nucleares sufrieron daños tan catastróficos, TEPCO debería haber puesto totalmente operativas sus plantas de gas natural y petróleo, pero no lo hizo. En vez de eso realizó apagones intencionales, produciendo confusión en las áreas metropolitanas y provocando pérdidas tanto a la industria como a los ciudadanos privados. Al hacerlo no cumplió su responsabilidad como proveedor de electricidad, y reveló un problema fundamental. Y ahora escuchamos por doquier un lenguaje que alimenta el temor de apagones durante el verano, pero sólo es un rumor falso propagado por gente que no sabe nada de la generación de energía eléctrica. (Traductores atención: En realidad en el verano desde que se escribieron estas líneas, no hubo cortes de electricidad en Japón.)
Una central eléctrica de gas natural se puede construir. Eso quedó en claro en un artículo que apareció en la edición del 6 de abril de 2011 de Gasu Energii Shinbun (Noticias de Energía de Gas), de Ishii Akira, jefe del Centro de Investigación de Energía y Medio Ambiente, titulado “Después de Fukushima, la Era del Gas Natural”. En este artículo Ishii explica la situación energética de Japón desde el punto de vista de un profesional. El accidente de la planta de energía nuclear de Fukushima tuvo lugar el 11 de marzo. ¿Por qué TEPCO no inició de inmediato una acción para asegurar que no habría escasez de electricidad? Si no podía hacerlo a tiempo, ¿por qué no solicitó de inmediato al mayor fabricante de plantas de energía de gas natural del mundo, General Electric (GE) de EE.UU. que lo hiciera para ellos? Una compañía eléctrica que no puede suministrar electricidad al público no tiene derecho a que la llamen compañía eléctrica.
Los partidarios de la energía nuclear argumentarán que el suministro de gas natural es limitado. Pero esa también es la opinión obsoleta de alguien que no conoce la industria de la energía. Como señaló Ishii Akira en un artículo del 2 de febrero de 2011 en Noticias de Energía de Gas, se descubren continuamente nuevas fuentes de gas natural en todo el mundo. En el Mar Mediterráneo, mar adentro desde Madagascar, bajo el mar al este de India, en la plataforma continental en el noroeste de Australia, en Brasil, en Turkmenistán, hasta 2009 el suministro conocido de depósitos subterráneos ha aumentado casi un 30%. Aparte de este suministro de gas natural, nuevos gases denominados no tradicionales, como metano de vetas de carbón, gas de arenas compactas, gas de esquisto e hidrato de metano se están desarrollando unos tras otros. Según la Corporación Nacional de Petróleo, Gas y Metales de Japón (que se dedica a localizar recursos naturales para Japón) las reservas subterráneas de esas nuevas formas de gas natural totalizan más de 922 billones (millones de millones) de metros cúbicos, más de cinco veces las reservas de gas natural tradicional. Sin duda habrá futuros descubrimientos, unos tras otros, por lo tanto diría que tenemos suficientes reservas solo de gas para que duren bastante más de 200 años.

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