Una nueva intervención del yen parece poco probable

Pese a que el yen sigue cerca de niveles frente al dólar que detonan especulaciones sobre más intervenciones para limitar su alza, Japón parece que no abriría fuego.
El 18 de marzo, cuando la atención y compasión del mundo se enfocaban en el país afectado por el terremoto, el gobierno japonés, respaldado por los bancos centrales del Grupo de los Siete países industrializados, vendió yenes y compró dólares en una apuesta por revertir el dañino ascenso de la moneda japonesa.
Sin embargo, esta vez la decisión es menos clara. Más importante aún, el dólar ha caído en las últimas semanas ante la mayoría de las monedas debido a que las tasas de interés de Estados Unidos siguen bajas ante temores de que el impulso de la economía está desacelerándose. Si Japón decide limitar los avances del yen, sería una acción solitaria, por lo que es menos probable que la intervención sea exitosa.
"No la descartaría completamente, pero las circunstancias han cambiado", dijo Gareth Berry, estratega cambiario de UBS en Singapur. "Se podría argumentar que este es un problema distinto. Esto es más acerca de la debilidad del dólar que de la fortaleza del yen".
El lunes, el dólar registró pocos cambios frente al yen, y cerró en 80,25 yenes, comparado con los 80,57 yenes del viernes en Nueva York. A fines de la semana pasada, el dólar descendió bajo los 80 yenes, un nivel que según los operadores podría alertar a Japón para iniciar otra ronda de intervención. Este nivel es considerado importante dado que muchos de los principales empleadores del país, que incluyen exportadores de autos y productos electrónicos, diseñan sus planes de negocios en base a la suposición de que el dólar no caerá por debajo de ese nivel.
Otros factores han cambiado en las siete semanas desde que el Grupo de los Siete países industrializados se uniera para debilitar a la moneda japonesa.
Al tiempo que el dólar apenas vuelve a superar los 80 yenes, el yen sigue debilitado frente a la mayoría de las otras divisas, incluyendo las de sus principales socios comerciales, tales como la eurozona, China, Corea del Sur y Taiwán. Frente a una canasta de divisas de sus socios comerciales, el yen ha caído casi 5% en comparación con el nivel en que se encontraba antes de la intervención del 18 de marzo. Una moneda debilitada puede hacer a los bienes de un país más competitivos a nivel mundial y local.
Otro factor es el precio del petróleo, que, aún tras el desplome de la semana pasada, sigue estando sustancialmente por sobre el precio que registraba hace seis meses. Un yen fortalecido beneficia a Japón al darle mayor poder adquisitivo para comprar petróleo, cuyo precio está fijado en dólares. Japón importa la gran mayoría de sus necesidades energéticas.
Las autoridades de gobierno parecen haber sugerido que la intervención no es inminente. El jueves, el ministro de Finanzas, Yoshihiko Noda, indicó que "las condiciones de mercado son diferentes que las de marzo". El viernes, dijo que el gobierno "observará de cerca" la situación. También el viernes, el ministro de Economía, Koru Yosano, describió la situación como "no de la fortaleza desigual del yen sino de la debilidad del dólar".
"Los comentarios dijeron en lenguaje codificado 'Hasta ahora estamos bien con el desplazamiento del dólar'", dijo Adarsh Sinha, estratega de moneda extranjera en Bank of America Merrill Lynch en Hong Kong, quien agregó que estaba sorprendido por lo explícito de los comentarios.
Si Japón decide volver a entrar a los mercados, es probable que deba hacerlo solo, en vez de contar con los otros miembros del G7. Las intervenciones unilaterales suelen ser vistas por los economistas como de menos éxito a largo plazo. Y requerirán que Japón use más municiones monetarias para mover a los mercados que si se hubiera asociado con el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos.
Otro elemento disuasivo: es que las intervenciones suelen tener mejores resultados cuando las fuerzas macroeconómicas ya están apuntando en la dirección de la intervención. En las semanas posteriores a la intervención de marzo, el dólar se estaba apreciando debido a esperanzadoras proyecciones económicas en Estados Unidos y mayores rendimientos de los bonos estadounidenses. Y el mundo estaba en su punto máximo de incertidumbre y pesimismo respecto a Japón durante lo peor de los ambos desastres, el natural y el nuclear. El dólar se elevó hasta los 85,52 yenes a principios de abril.
Luego las cosas cambiaron y los rendimientos de los bonos de Estados Unidos comenzaron a caer en medio de los temores de una desaceleración en la recuperación de Estados Unidos. Mientras menor la diferencia, menor el incentivo que los inversionistas, especialmente aquellos en Japón, tienen para comprar dólares.
"Será difícil combatir un desplazamiento generalizado del dólar que ha estado ocurriendo por muchas razones que no son específicas al yen. Si los rendimientos estadounidenses siguen cayendo, será muy difícil luchar contra esa tendencia", dijo Sinha de Bank of America Merrill Lynch.
Hasta el momento, los inversionistas en suficientes cantidades no se han lanzado para impulsar al yen aún más al alza frente al dólar. Algunos aún temen que, pese al lenguaje suave del gobierno, una intervención podría surgir y borrar sus apuestas. Sinha apuntó a los inversionistas minoristas locales que han estado comprando dólares en los últimos días y que podrían haber visto el nivel de 80 yenes como una oportunidad de compra.
Muchos inversionistas tienen la visión de que el yen se debilitará nuevamente, con o sin intervención. El dólar "podría repuntar a los 85 yenes sin intervención y creemos que los actuales niveles proveen una buena oportunidad para comprar", dijeron el viernes analistas de divisas de Nomura en una nota a sus clientes.

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