El vivo vive del sonso y el sonso de su Trabajo

En países emergentes la idea de que todo trabajador pague “ganancias” tiene implícita la lógica de que "el pobre ayude al indigente".
Gravar la renta de todos los asalariados no es la respuesta para mejorar la distrubición del ingreso.
Perón hablaba del fifty-fifty, aludiendo a que la mitad del ingreso de la economía es de los trabajadores, mientras que la otra mitad es de los capitalistas.
La realidad: el 50% del ingreso se reparte entre el 80% de la población y el otro 50% del PBI se lo queda el 20% de la sociedad.
Bajo esta realidad, es simple darse cuenta quién tiene que tributar ganancias y quién no tiene que tener impuestos sobre sos ingresos, en su mayorira, cercano al salario de subsistencia como dice Marx.
Peor aún, Argentina tiene un alto nivel de empleo en negro en buena medida por los altos impuestos que recaen sobre el salario. Aumentar el impuesto a las ganancias sobre el salario empeoraría la precarización laboral, al igual que aumentar las contribuciones patronales, que de útima, también lo paga el asalariado con menor salario de bolsillo.
Argentina necesita menos impuestos sobre el salario, esa es una forma de combatir el empleo en negro. Muchas veces se pone como ejemplo el “impuesto a los ingresos” que tienen los países desarrollados para reflejar que todos tributan "ganancias". Falta recordar que mientras los ingresos anuales en Latinoamérica no superan los u$s12.000 (en el mejor de los casos), en Paises desarrollados superan los u$s40.000 de ingresos anuales (en el peor de los casos).
Que en Argentina paguen impuesto a las ganancias los salarios no ayuda a distribuir el ingreso. Es ir por la migas, cuando el pan sobre la mesa son dueños de los factores del capital y la tierra (ese 20% que se queda con el 50%, en números de Perón).
Justamente, en un país donde su mayor riqueza está en la fertilidad de la tierra, no hay impuesto a la tierra. Justamente, en un país que proclama por distribuír la riqueza, por bienes personales se recauda miseria. Francisco De Narváez, heredó una fortuna de 160 millones de dólares, y no obstante paga menos por bienes personales que el periodista Gerardo Rosin, o el mismo Fontevecchia, director del opositor Perfil.
Por favor, al factor trabajo déjenlo en paz, que bastante tiene levantándose callado a la 5:30 de la mañana todos los días, e igualmente ve pasar su vida con la impotencia de saber que su esfuerzo dificilmente ayude a cambiar su realidad.
No es casualidad que los mismos que piden subir el impuesto al salario, son los que proclaman bajar las retenciones.
Como todos los años, celebro la suba del mínimo no imponible.

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